El pasado 10 de abril, Lady Noriega despidió a uno de los pilares más importantes de su vida: su padre. Conmovida, la actriz y cantante habló con Vea sobre el proceso doloroso que vivió junto a él desde que fue diagnosticado con cáncer de próstata hace ocho años, hasta sus últimos días, marcados por la fortaleza, el amor y la fe en Dios.
“A mí me pegó durísimo porque yo había estado acompañándolo en la cirugía y supuestamente todo había salido bien. Al parecer, cuando ya hay pequeños rasgos o brotes o un pequeño indicador de antígeno en los hombres con el tema del cáncer de próstata, es importante que, además de la cirugía que se les practica, también se les mande a radiación. A él no lo mandaron a radiación, a él solamente le hicieron la cirugía, nunca lo radiaron y al parecer ese paso que omitieron fue lo que permitió que el cáncer en vez de controlarse, se alborotara y se regara”.
Con el paso del tiempo, la enfermedad fue avanzando: “en el covid mi papá venía presentando unos cuadros de antígeno muy altos, se los venían tratando, pero bajaban, volvían y subían, bajaban, volvían y subían y un momento en que subió tanto que yo dije, ‘mi papá se nos va a ir’”, aseguró Lady.
Los mejores recuerdos de Lady Noriega con su papá
En medio del encierro y la incertidumbre de la pandemia, la cantante canalizó su dolor a través de la música y le hizo un homenaje con Padre Amado, una canción que nació desde lo profundo de su corazón: “es hecha la medida, la hice pensando en darle a él una dedicatoria y decirle que desde niña había impactado mi vida. Yo tuve un papá protector, amoroso, que nos defendía, que me alcahueteaba, me enseñaba, me corregía. La canción también hacía referencia a esa época de nuestra vida en la que habíamos tenido diferencias porque yo no estaba de acuerdo con su manera de actuar o con las decisiones que estaba tomando".
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Con esto, la actriz se refiere a la separación de sus padres, un momento que marcó su vida. “lo que más duro me dio con respecto a mi papá fue cuando éramos una familia súper unida, siempre lo tuvimos ahí, como como el dios de nosotros, como el héroe de nosotros, como lo más importante y empezaron unas diferencias entre él y mi mamá que los llevaron a separarse y ese divorcio no fue solamente un divorcio con ella, fue un divorcio con nosotros y eso fue para mí una puñalada en el corazón, para mí fue muy difícil entender esa circunstancia, yo me demoré años para poder asimilarlo.
Mi papá a los 45 se enloqueció y empezó a tener relaciones con una, con otra y eso no fue algo que le hizo daño no solo a mi mamá, yo me lo tomé como que me estaba traicionando a mí también. Eso a mí me generó un dolor y un no entender ni confiar en las relaciones, eso me marcó de tal manera que tal vez por eso yo me demoré tanto para tomar una decisión con mi vida sentimental. Ahí empezaron las diferencias de los dos, los roces”, contó en exclusiva.
Pese a que hubo diferencias entre los dos, Lady pudo sanar sus heridas. Ahora guarda en su corazón los mejores recuerdos con Álvaro Darío Noriega, su padre. Además, tiene la satisfacción de haberle hecho un homenaje en vida:
“Yo recuerdo mucho su alcahuetería. Él era muy alegre, muy extrovertido, muy carismático. Y yo creo que de alguna manera eso lo heredé de él, en mi vida siempre ha habido como una marca de descomplique y de alegría, que creo que la heredé de él directamente”.
Fotografía por: Cortesía de la artista - Cortesía de la artista
Lady Noriega y su papá.
Así fueron los últimos días del papá de Lady Noriega
La actriz aseguró que el fallecimiento de su padre fue una experiencia marcada por el dolor físico de la enfermedad, pero también por la fe, la esperanza y la gratitud.
“Al principio estaba muy aporreada porque ver a las personas que amamos en ese deterioro físico tan impactante, en cuestión de meses, el cáncer ya había saltado a los huesos, entonces, cuando eso pasa no encuentras cómo acomodarte, todo te duele”, dijo sobre lo que sufrió su papá en sus últimos meses de vida.
En medio de ese sufrimiento, la artista decidió quedarse a su lado, acompañándolo en silencio, hablándole, aunque él ya no pudiera responder.
“Perdió mucha masa muscular, casi 20 kg en cuestión de 5 meses. Entonces ver a mi papá en estos últimos días fue muy duro porque estaba sin masa muscular. Era huesitos, piel y dolor. Ver a una persona que tú amas sufriendo, ver cómo se consume, sentir esa impotencia hace que tú lo único que le pidas a Dios todos los días es ‘ten misericordia de él, déjalo descansar, llévatelo a tu presencia’. Fue un tiempo duro, verlo cómo se deterioró, cómo estaba sufriendo, ver que ya ni siquiera la morfina le hacía efecto. Pero me encantó su actitud, nunca se quejó, fue muy fuerte. Estuvo lúcido hasta el último segundo, tuvo una muerte y una despedida muy bonita. Dios tuvo mucha misericordia de él, que le dio tiempo para despedirse, para arrepentirse, para pedir perdón, para que los que lo amábamos estuviéramos ahí con él, acompañándolo hasta el último segundo", aseguró.
Estar junto a él en ese último suspiro fue un acto de amor que quedará grabado en su memoria. “Cuando llegó su momento y partió, yo era la que estaba con él en la en la habitación de la clínica, acompañándolo, lo vi en paz, lo vi tranquilo. Entonces en este momento, nosotros celebramos esa partida, celebramos esa vida, celebramos lo que nos dejó, celebramos todo lo que nos regaló, le damos gracias a Dios por ese tiempo que lo tuvimos, que fueron 80 años. Cuando uno tiene esta fe y esta fortaleza en Dios, uno puede ver la muerte de una manera muy diferente. Yo creo que papá está en el mejor momento de su existencia. Fue una muerte de libreto, fue una cosa súper bonita, súper especial, Dios como que dio todo para que fuera un momento de recordar con alegría, con paz y no con dolor y con tristeza".

