El jueves 21 de agosto a Erik Menéndez le fue negada la libertad condicional por una Junta que analizó su caso. El viernes era el turno para su hermano, pero después del primer resultado parecía improbable que a Lyle Menéndez le fuera aceptado ese beneficio.
Al final de la jornada, y luego de más de diez horas de escuchar argumentos de la parte defensora, la fiscalía, los familiares y el mismo acusado, la conclusión fue la misma. Lyle no saldrá de prisión, sino que seguirá tras las rejas.
Los Menéndez, que en mayo pasado fueron resentenciados y pasaron de tener una condena de cadena perpetua sin libertad condicional a una de 50 años cada uno, se convirtieron de inmediato, en elegibles para solicitar ser liberados bajo palabra, siempre y cuando una junta o comité evaluador considerara que no representaban un riesgo para la sociedad.
Las audiencias se dieron cuando los crímenes cumplieron 36 años de perpretados. Fue el 20 de agosto de 1989 cuando Erik y Lyle, de 18 y 21 años entonces, mataron a sus padres a tiros en su casa de Beverly Hills.
Junta consideró que Lyle Menéndez aún tiene rasgos antisociales
En el caso de Lyle, Julie Garland, quien encabezaba el comité, reconoció su buen comportamiento tras las rejas, así como su empeño en estudiar y ayudar a otros prisioneros con su salud mental, pero mencionó que aún presenta “rasgos antisociales” que impiden su liberación inmediata.
Aunque según la hija adoptiva de Erik, solo podrán pedir nuevamente la condicional en tres años, los medios locales aseguraron que en realidad, los hermanos parricidas podrán solicitar revisión del caso dentro de un año y lograr en 18 meses, una nueva audiencia.
Volviendo a lo que pudo afectar el caso de Lyle y derivar en la negativa de libertad condicional. NBC revisó algunos de los archivos que se tuvieron en cuenta para evaluar y revelaron que hubo varias faltas, consideradas graves en el sistema penitenciario de Estados Unidos.
Los pecados de Lyle Menéndez en prisión
Por ejemplo, poco después de ser condenado en 1996, Lyle violó las órdenes directas de los guardias, según quedó consignado en los registros compartidos por la Fiscalía del Condado de Los Ángeles.
Además, el 28 de agosto y el 13 de septiembre de 1996, el mayor de los parricidas fue amonestado por “negarse” a salir de su celda. “Sus acciones se consideran una amenaza para la seguridad de la institución, así como para la de otros reclusos”, dictaminó luego el sistema penitenciario. Menéndez recibió 40 horas de trabajo extra.
De momento, se sabe que con el resultado que obtuvieron Erik y Lyle, que contaron con comités de evaluación de libertad distintos y sus casos son estudiados individualmente, aún tienen esperanzas en que en un lapso no mayor a 120 días, el gobernador de California Gavin Newsom tiene la facultad de confirmar la evaluación, modificarla o revocarla.
Adicionalmente, Gavin tiene en su escritorio la solicitud de indulto de los hermanos, cuyo caso volvió a tomar relevancia luego del estreno de la serie Monstruos, de Netflix.
No obstante, hay pesimismo al respecto. Liberar a los Menéndez podría ser un acto poco popular que puede afectar las aspiraciones presidenciales del gobernador, que a lo mejor puede preferir no entrar en conflicto con la fiscalía o los comités evaluadores.

