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Colombia, entre los países con mayor consumo de bebidas azucaradas del mundo

Una investigación revela que el consumo de estas bebidas en Colombia es de hasta 17,4 porciones de 248 g semanales por adulto, mientras que el promedio mundial es de apenas 2,6 porciones. El país reporta una de las mayores cifras de casos de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares asociadas con ese consumo.

Juan Diego Quiceno
13 de enero de 2025 - 02:00 a. m.
La nueva investigación estimó las cargas de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares atribuibles a las bebidas azucaradas en 184 países entre 1990 y 2020.
La nueva investigación estimó las cargas de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares atribuibles a las bebidas azucaradas en 184 países entre 1990 y 2020.
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Uno de los argumentos más frecuentes en las discusiones sobre la regulación del consumo de bebidas azucaradas en el ámbito de las políticas públicas es la supuesta carencia de evidencia científica suficiente para vincular directamente su ingesta con problemas de salud como la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. Aunque la comunidad científica y organizaciones como la OMS han demostrado una serie de asociaciones muy sólidas, establecer causalidad directa (es decir, demostrar que el consumo de bebidas azucaradas por sí solo causa una enfermedad) puede ser más difícil.

Esto último requeriría no solo controlar todas las variables externas (por ejemplo, hábitos alimenticios generales, nivel de actividad física, predisposición genética y factores socioeconómicos), sino también realizar estudios que sigan a las personas durante largos periodos de tiempo. “Para ello, se necesitaría una inversión de recursos importante, con la que a veces no se cuenta en países como los nuestros, en América Latina” explica Laura Lara-Castor. Por eso, no es de extrañar, agrega, que los estudios en los que se ha podido establecer esta relación causal, son principalmente desarrollados en países de alto ingreso.

Lara es doctora en epidemiología nutricional e investigadora en el Instituto Food Is Medicine, adscrito a la Facultad Friedman de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Universidad Tufts, en Boston, Massachusetts, (Estados Unidos). Durante toda su vida académica, desde sus comienzos, en México, se ha dedicado a estudiar la relación entre la dieta y las enfermedades crónicas, con un enfoque particular en los impactos del consumo de alimentos ultraprocesados y de bebidas azucaradas en la salud pública.

El pasado 6 de enero, Lara y un equipo de científicos publicó en la revista Nature Medicine un estudio que estima los nuevos casos, muertes y años de vida perdidos por discapacidad relacionados con la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares causadas por bebidas azucaradas.

En la investigación, las bebidas azucaradas se definieron como cualquier bebida con azúcares añadidos y con más de 50 calorías por cada porción de 8 onzas (es decir, alrededor de 240 ml), como refrescos, bebidas energéticas, jugos artificiales, ponches, limonada y aguas frescas. Una lata de Coca-Cola tiene, por ejemplo, aproximadamente 140 calorías por 330 ml. En la investigación no se incluyeron en esta categoría los jugos 100% naturales, las bebidas sin calorías endulzadas con edulcorantes artificiales ni la leche endulzada.

“Ha sido el análisis y manuscrito más desafiante que he dirigido”, reconoce la autora. En la nueva investigación, América Latina, y particularmente Colombia, muestran datos preocupantes.

Más y más casos

La nueva investigación estimó las cargas de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares atribuibles a las bebidas azucaradas en 184 países entre 1990 y 2020. Lara y sus colegas concluyeron que solo durante el 2020, el consumo de bebidas azucaradas estuvo relacionado con alrededor de 2,2 millones de nuevos casos de diabetes tipo 2 y 1,2 millones de nuevos casos de enfermedades cardiovasculares en todo el mundo. Esto significa que aproximadamente el 10 % de los nuevos casos de diabetes tipo 2 y el 3 % de los nuevos casos de enfermedades cardiovasculares se atribuyeron a estas bebidas.

Hay que recordar que, a diferencia de la diabetes tipo 1, en la cual el sistema inmunitario ataca las células del páncreas que producen insulina y cuya causa tiene un componente genético, la diabetes tipo 2 se caracteriza por la incapacidad del cuerpo para usar la insulina de manera eficiente o producir suficiente cantidad de ella. Esta última forma de diabetes está más relacionada con factores modificables como el sobrepeso, la falta de actividad física y una mala alimentación, y suele desarrollarse gradualmente con el tiempo. La OMS estima que más del 95% de las personas con diabetes en el mundo, tienen diabetes tipo 2.

¿Por qué las bebidas azucaradas pueden tener este efecto? Como sucede con cualquier alimento o bebida que entra a nuestro cuerpo, las bebidas azucaradas son absorbidas. “El exceso de azúcar en sangre pasa por el hígado, que reacciona liberando insulina para regularla”, resume Lara. En términos más descriptivos, sabemos que nuestro cuerpo usa el azúcar para obtener energía, pero cuando consumimos bebidas azucaradas, el azúcar se libera rápidamente en el torrente sanguíneo, generando picos altos de glucosa.

Estos picos son una señal para el páncreas, que comienza a producir insulina, una hormona clave para permitir que el azúcar entre en las células y se use como energía. Cuando estos picos ocurren repetidamente, el páncreas puede empezar a “cansarse” de producir insulina o a generar insulina de baja calidad, lo que da lugar a una resistencia a la insulina, es decir, las células del cuerpo se vuelven menos sensibles a la insulina. Como resultado, el exceso azúcar que consumimos no entra de manera eficiente en las células y se acumula en la sangre, lo que genera los problemas de salud como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares e incluso daños en órganos vitales, como los riñones y los ojos.

El estudio de Lara encontró, entonces, que las bebidas azucaradas contribuyeron a la pérdida de 12,5 millones de años de vida saludables debido a discapacidad o muerte prematura por enfermedades cardiometabólicas. Es decir, se perdió esa cantidad de años de vida en buena salud, ya sea porque las personas fallecieron antes de tiempo o porque vivieron con limitaciones significativas causadas por estas enfermedades. De esos 12,5 millones de años, 5 millones de años se perdieron por diabetes tipo 2 (alrededor del 7 % de todos los años perdidos por esta enfermedad) y 7,6 millones por enfermedades cardiovasculares (alrededor del 3 % de todos los años perdidos por estas enfermedades).

En términos de muertes, la investigación estimó que las bebidas azucaradas causaron 80,278 muertes por diabetes tipo 2 (alrededor del 5 % de todas las muertes por esta causa) y 257,962 muertes por enfermedades cardiovasculares (aproximadamente el 2 % de todas las muertes por estas enfermedades). “De los resultados, me sorprendió la diferencia entre las regiones”, dice Lara. En 2020, América Latina y el Caribe tuvieron la mayor cantidad de casos nuevos de diabetes tipo 2 relacionados con las bebidas azucaradas, con una estimación de 1263 casos por cada millón de personas, el 24,4% de los casos totales.

Por otro lado, el Sudeste y Este de Asia tuvieron los números más bajos, con solo 119 casos por millón, lo que equivale al 3,1%. Si vamos más al detalle, el panorama muestra datos aún más inquietantes. Entre los 30 países más poblados, los mayores números de nuevos casos de diabetes tipo 2 relacionados con las bebidas azucaradas se encontraron en México, Colombia y Sudáfrica. Específicamente, México tuvo 2007 casos por cada millón de adultos, Colombia tuvo 1971 y Sudáfrica 1258. En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, Colombia registró la mayor cantidad de casos (1084 por millón de habitantes), seguida nuevamente de Sudáfrica (828 casos) y México (721 casos por cada millón de adultos mayores 18 de años):

En datos más específicos, Colombia tuvo la mayor carga de diabetes tipo 2 debido a las bebidas azucaradas, con el 48,1% de los casos nuevos que reportó, seguida de México con un 30% y Sudáfrica con un 27,6%. Para las enfermedades cardiovasculares, las cifras más altas también fueron en Colombia (23% de los casos), Sudáfrica (14,6%) y México (13,5%). “Es interesante porque países como Chile, Colombia, México o Ecuador, han implementado políticas para mejorar la nutrición de las poblaciones. Pero, aun así, los casos atribuibles son muy altos, porque las ingestas de estas bebidas siguen siendo muy altas”, explica Lara.

Para calcular el consumo de bebidas azucaradas, la investigación usó datos de 450 encuestas, que incluyeron a 2,9 millones de personas de 118 países, representando el 87% de la población mundial. En promedio, estima Lara y su equipo, en 2020, los adultos consumieron 2,6 porciones de estas bebidas por semana. Sin embargo, el consumo varió según la región, siendo más bajo en Asia del Sur (0,7 porciones) y más alto en América Latina y el Caribe (7,3 porciones). Pero ojo, en países Colombia, el consumo fue especialmente alto (de hasta 17,4 porciones por semana, señala el estudio), mientras que en naciones como India, China y Bangladesh, el consumo fue muy bajo (0,2 porciones).

“Las modestas disminuciones en las cargas cardiometabólicas relacionadas con las bebidas azucaradas identificadas en América Latina y el Caribe son consistentes con la lenta disminución del consumo de bebidas azucaradas en esta región”, se puede leer en el estudio. Es clave señalar que cuando se presentan estas estimaciones, también se deben considerar los márgenes de error, ya que son solo aproximaciones.

Por ejemplo, en Colombia, las estimaciones del estudio indican que las bebidas azucaradas son responsables del 48,1% de los casos nuevos de diabetes tipo 2 y del 23% de las enfermedades cardiovasculares. Pero también hay un margen de error que varía, y los valores más bajos dentro de ese margen (39,3% para diabetes y 18% para enfermedades cardiovasculares) también podrían ser razonables. A pesar de eso, es bastante probable que los daños por bebidas azucaradas en Colombia sean tan altos como en países con altos índices de consumo de bebidas azucaradas, como México (30%) o Sudáfrica (27,6%).

¿Qué hacer frente a esto?

Con esta evidencia, ¿qué hacemos?, se pregunta Lara. “Uno de nuestros objetivos es que estos estudios sirvan para que se le siga dando apoyo a las políticas de nutrición. Hay muchísima gente en Latinoamérica que está luchando en este tema. Y se encuentran tantas barreras. Ojalá este estudio apoye a ese tipo de investigaciones, les dé más fortaleza y urgencia a estos temas”. En la investigación, se reportan los esfuerzos (y también los obstáculos) que han tenido las políticas públicas para frenar el consumo de estas bebidas.

“México enfrenta la oposición de la industria a su impuesto a las gaseosas, incluidos informes respaldados por la industria que cuestionan la eficacia del impuesto para reducir el consumo y sugieren daños a los empleos y a la economía nacional, así como una comercialización amplificada a través de publicidad, reducciones de precios y productos de bonificación. Los esfuerzos de Colombia en 2016 para aprobar un impuesto fueron bloqueados por la oposición de la industria, aunque los esfuerzos renovados tuvieron éxito en 2022″, recapitulan. Además, el acceso a agua limpia sigue siendo un problema en muchos de estos países. “Sabemos que hay regiones muy pobres en países como los nuestros en las que no tienen agua potable y a veces lo único que llega son estas bebidas embotelladas. Eso es increíble”, dice Lara.

Actualmente, no obstante, una importante proporción de personas en países de ingresos bajos y medianos bajos está expuesta a impuestos sobre las bebidas azucaradas en comparación con las que viven en países de ingresos medianos altos y altos. Sin embargo, agrega el estudio, “estos impuestos son generalmente nuevos (muchos implementados después de 2018) y a menudo autorizados a niveles bajos para aumentar los ingresos, en lugar de los niveles más altos necesarios para reducir el consumo”.

Estas políticas de impuestos, sin embargo, agrega el estudio, han mostrado resultados prometedores en dos vías: no solo en la reducción de consumo de las personas, sino también en la reformulación de la industria para reducir el contenido de azúcar. Los impuestos basados en la densidad del azúcar también influyen en la reformulación del producto, promoviendo la disponibilidad de opciones con menor contenido de azúcar.

En Europa, Coca-Cola y PepsiCo han reducido el contenido de azúcar en un 30-50% en algunos productos, incluidos Sprite y 7-Up, recuerda Lara. A menudo, no obstante, el azúcar se reemplaza con edulcorantes no nutritivos, algo que no es menos problemático. Cada vez más investigaciones sugieren que dichos compuestos no son inocuos y pueden tener efectos dañinos en el microbioma y la tolerancia a la glucosa.

“Nuestros hallazgos sugieren la necesidad de un diseño, implementación y evaluación nacional y multilateral de políticas para reducir las bebidas azucaradas, pero no solo en términos de impuestos”, concluye el estudio. Se necesita una lucha a varias bandas: “etiquetado frontal de paquetes, regulaciones de comercialización, regulaciones de alimentos escolares y esfuerzos de saneamiento del agua, con especial enfoque en las naciones y subgrupos con las mayores cargas cardiometabólicas atribuibles a las bebidas azucaradas”.

*NOTA DEL EDITOR: En la versión inicial de este artículo se mencionó que "una botella de Postobón Manzana contiene alrededor de 160 calorías por 250 ml". Sin embargo, dicha referencia fue eliminada pues, como explicó la empresa, el contenido calórico de esta bebida para la presentación de 250 ml. es de 48 calorías, por lo que no clasifica para la definición de bebidas azucaradas que se utilizó en la investigación mencionada.

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Carlos(92784)13 de enero de 2025 - 01:26 p. m.
Duque senador reconoció doscientos millones de pesos donados a su campaña por la industria azucarera para hacer lobby en contra del impuesto a las bebidas azucaradas. Así o más cinico e ignorante.
Mar(60274)13 de enero de 2025 - 06:21 a. m.
Lo que se debería hacer es rebajar de precio la comida saludable, no solo encarecer las gaseosas porque si no, la gente no tendrá para comer. Porque si todo es bien caro, las personas qué comen?
  • Antonio(45414)13 de enero de 2025 - 02:40 p. m.
    La comida chatarra tampoco es barata además enferma. Qué hacer entonces, que se llenen con comida mala y se enfermen?
Javier(46612)13 de enero de 2025 - 03:11 a. m.
Gracias Juan Diego, importante que la industria pueda a través de impuestos aportarle al sistema de salud para el tratamiento de la población con diabetes. Muchas externalidades deben indexarse a los precios de las bebidas azucaradas y otros productos.
Lalo(70277)13 de enero de 2025 - 02:59 a. m.
Estas son las noticias de las que debería ocuparse preferencialmente la prensa, en lugar de estar reciclando la basura antivenezolana de estos días.
Francisco(bz384)13 de enero de 2025 - 02:38 a. m.
Obvio. Adictos asquerosos.
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