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Daño a los nervios en la córnea: una posible secuela del coronavirus

Un nuevo estudio publicado en el British Journal of Ophthalmology sugiere que las personas que desarrollan síntomas neurológicos después de haber padecido COVID-19 muestran una pérdida significativa de nervios en las fibras pequeñas en la córnea.

28 de julio de 2021 - 05:08 p. m.
El grado de daño de las fibras nerviosas se correlacionó con la gravedad de los síntomas de los participantes.
El grado de daño de las fibras nerviosas se correlacionó con la gravedad de los síntomas de los participantes.

Los científicos siguen reuniendo las pruebas para determinar cuáles son las secuelas que deja el coronavirus, o long covid como también se le conoce. Hasta el momento, han estudiado el daño en el cerebro y en los pulmones o los posibles problemas neurológicos. Ahora, buscan establecer si también puede provocar lesiones en los nervios de la córnea. (Lea: Fatiga, principal secuela en colombianos que se contagiaron de coronavirus: Dane)

Para ello, un grupo de científicos buscó establecer si algunos síntomas del COVID-19 prolongado surgen por el daño de los nervios periféricos. Entre los síntomas estudiados están problemas neurológicos, dolores de cabeza, entumecimiento en el cuerpo, pérdida del olfato y problemas para pensar y concentrarse.

Según explicaron los expertos, todas estas secuelas del coronavirus podrían generarse en parte por el daño que se generan en las células nerviosas del cuerpo. Además, las fibras nerviosas pequeñas también podrían estar involucradas. Estas son las encargadas de transmitir la información sensorial y ayudan a controlar las funciones corporales involuntarias.

Desde hace algún tiempo el euipo dirigido por Rayaz Malik, profesor de medicina, estaba estudiando la pérdida de nervios de fibras pequeñas en personas con diabetes y enfermedades neurodegenerativas. En varios de los casos lograron encontrar que las personas con COVID prolongado parecen compartir síntomas similares con estos pacientes. En ese momento comenzaron a analizar si podría existir o no un vínculo.

Con el objetivo de establecer un vínculo, el equipo utilizó la microscopía confocal corneal (CCM), una técnica que consiste en tomar varias fotos instantáneas de células nerviosas en la córnea. Con este procedimiento pudieron contar el número total de células nerviosas de fibras pequeñas en la córnea y evaluar la longitud y el grado de ramificación de esas fibras. (Puede leer: La mayoría de sobrevivientes de COVID-19 grave padecen síntomas prolongados)

“Cuando se encuentra daño en los nervios de fibras pequeñas de la córnea, eso a menudo indica que hay un daño similar en otras partes del cuerpo. Es como un muy buen barómetro, casi, de daño a los nervios en otros lugares”, explicó el equipo en el trabajo publicado en el British Journal of Ophthalmology.

El equipo sugiere que las personas que desarrollan síntomas neurológicos después de haber padecido COVID-19 muestran una pérdida significativa de nervios en las fibras pequeñas en la córnea. También señalaron que “el grado de daño de las fibras nerviosas se correlacionó con la gravedad de los síntomas de los participantes, lo que significa que un mayor daño nervioso se relacionó con síntomas más pronunciados”.

Para este estudio se tuvo en cuenta a 40 personas que ya se habían recuperado del COVID-19, el rango del tiempo de superación del contagio osciló entre uno y seis meses. De los participantes, 22 alegaron tener síntomas neurológicos persistentes, incluidos dolor de cabeza, mareos y entumecimiento, cuatro semanas después de recuperarse. Otros 13 informaron tener síntomas neurológicos en la semana 12 después de la infección. (Le puede interesar: Esto es lo que hasta ahora sabemos y no sabemos del “long COVID”)

Los expertos advierten que los resultados hasta ahora son preliminares y que es necesario ampliar el campo de estudio para lograr probar que una respuesta inmune haya causado el daño nervioso observado. Pero, estos primeros hallazgos corroboran los resultados de otros estudios, en los que se sugiere que la mayor parte del daño neurológico del COVID-19 es causado por la inflamación y no por el virus que infecta las células nerviosas directamente.

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