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El presidente Gustavo Petro compartió en sus redes sociales un par de capturas del acta levantada por la Superintendencia Nacional de Salud tras una auditoría en una bodega de Audifarma. Según el Gobierno Nacional, el documento evidenciaría que este gestor farmacéutico tenía medicamentos “escondidos”, una afirmación que ha sido cuestionada por expertos, como explicamos en esta nota.
La primera inconsistencia radica en la fecha del acta. En uno de los apartes visibles, se indica que el documento fue firmado y aprobado el 21 de febrero de 2025, es decir, un mes antes de que la auditoría fuera revelada públicamente. Sin embargo, la Supersalud aclaró a los periodistas, a través de un grupo de chat, que se trató de un error humano. La inspección se llevó a cabo el 21 de marzo de 2025, como consta en otros apartes del acta, pero en una sección del documento se consignó erróneamente la fecha de febrero debido a un error de tipeo.
En un comunicado posterior, la Supersalud aclaró que su objetivo era realizar una auditoría tipo espejo, un método que consiste en llevar a cabo inspecciones simultáneas en diferentes sedes de una misma entidad para comparar la información en tiempo real. En este caso, la entidad supervisó de manera simultánea un establecimiento farmacéutico de Audifarma, ubicado en la Av. Boyacá #49-29 en Bogotá D.C., y su centro de distribución, localizado en el Parque Industrial Interpark, lote 28-29 Aurora, Funza, Cundinamarca (KM 7.5 vía Rosal-Bogotá). Esta estrategia permitió contrastar los registros de inventario y verificar si había inconsistencias en el almacenamiento y distribución de los medicamentos.
Antes de llevar a cabo la auditoría, el equipo auditor de la Supersalud definió una metodología específica para la evaluación. Su enfoque consistió en verificar si existían diferencias entre los medicamentos pendientes por dispensar en el punto de Audifarma ubicado en la Av. Boyacá #49-29 y las unidades almacenadas en su centro de distribución. Para ello, se tomó como referencia un listado de pendientes con corte al 21 de marzo de 2025, el cual contenía los medicamentos que aún no habían sido entregados a los pacientes. Básicamente, y en palabras mas sencillas, los funcionarios buscaban determinar si los medicamentos que aparecían como pendientes en el punto de dispensación estaban disponibles en el centro de distribución, o si existía alguna inconsistencia en su almacenamiento y distribución
Según dice la Supersalud, se encontraron existencias de medicamentos en el centro de distribución, que se encontraban como “pendientes” en el punto de dispensación. Entre ellos, se identificaron fármacos de uso común para el tratamiento de diversas condiciones de salud, como la atorvastatina 20 mg, utilizada para el control del colesterol, con 980 unidades pendientes para 34 registros. Con “registros”, la Superintendencia de Salud hace alusión a la cantidad de solicitudes o pedidos individuales de un medicamento en el punto de dispensación. Es decir, cada vez que un paciente requiere un medicamento y este no está disponible en el momento, se genera un registro de “pendiente”.
Por ejemplo, en el caso de la atorvastatina 20 mg, hay 34 registros, lo que significa que 34 pacientes están esperando recibir el medicamento. La cantidad total pendiente para cubrir esas solicitudes es de 980 unidades, lo que sugiere que algunos pacientes requieren más de una unidad para completar su tratamiento.
También se hallaron pendientes de levotiroxina sódica en sus presentaciones de 50 mcg (170 unidades, 7 registros), 75 mcg (410 unidades, 15 registros) y 100 mcg (125 unidades, 4 registros), medicamento para pacientes con trastornos tiroideos.
Otros medicamentos en la lista revelada por la Supersalud incluyen el carvedilol 6.25 mg, un fármaco para la insuficiencia cardíaca e hipertensión, con 2.910 unidades pendientes en 59 registros; pregabalina 75 mg, utilizada para el tratamiento del dolor neuropático y trastornos de ansiedad, con 2.850 unidades en 78 registros; y empagliflozina/metformina 12.5+1000 mg, empleada en el control de la diabetes tipo 2, con 9.390 unidades en 293 registros.
Aunque no se conoce el acta completa, los apartes publicados por Petro señalan que la Supersalud encontró existencias de varios de estos medicamentos en el centro de distribución de Audifarma. Entre los medicamentos identificados se encuentra la capecitabina de 500 mg, con una existencia de 5.880 unidades en la bodega. También se hallaron 3.720 unidades de valproato. Además, en la bodega había 133.839 unidades de insulina glargina de 100 ml y 32.313 unidades de insulina glulisina recombinante de 300 ml, a pesar de que el equipo auditor de la Supersalud no estaba buscando insulinas en la bodega de Audifarma.
Ninguna de esas insulinas enfrenta problemas de escasez o desabastecimiento en Colombia. Según el Listado de Abastecimiento del Ministerio de Salud publicado en febrero de 2025, solo un tipo de insulina está desabastecida: la insulina humana de Novo Nordisk. Tanto la insulina isofana (Novolin® N) como la insulina regular (Novolin® R) se encuentran oficialmente reportadas como desabastecidas en el mercado debido a un aumento en la demanda y a la falta de capacidad en las plantas de producción, se lee en el reporte oficial del Invima.
Los reportes indican que, en los canales comercial e institucional, no hay unidades disponibles para comercialización desde enero hasta abril de 2025.
Las insulinas glulisina y glargina, halladas por la Supersalud en la bodega de Audifarma, son fabricadas por la farmacéutica Sanofi y pertenecen al grupo de análogos de insulina utilizados para el control de la diabetes. De hecho, la insulina Lantus, que aparece en la fotografía publicada por el presidente Petro, contó con una disponibilidad de 1.337 unidades en octubre, 1.000 en noviembre, 2.375 en diciembre y 3.566 en enero de 2025 en el canal comercial. En el canal institucional, las cifras fueron mayores, con 12.036 unidades en octubre, 9.000 en noviembre, 21.371 en diciembre y 32.092 en enero de 2025. Según el titular del registro sanitario, el medicamento no está desabastecido en el mercado.
Fenalco ha defendido que “lo que se ha mostrado como una prueba de acaparamiento es la operación normal de una bodega donde se almacenan medicamentos para su distribución”, dijo su presidente Jaime Alberto Cabal. Según el gremio, estas bodegas manejan grandes volúmenes de inventario para garantizar el abastecimiento de medicamentos en distintos puntos de dispensación. Además, enfatizan que la existencia de insumos en un centro de distribución no significa que haya una intención de retenerlos indebidamente, sino que forman parte del flujo logístico necesario para atender la demanda del sistema de salud.
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