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Dexametasona, no olvide leer la letra pequeña

Por muchos años los médicos han usado este medicamento para tratar pacientes con síndromes respiratorios similares al COVID-19. No es una cura contra el SARS-CoV-2 como lo insinuaron muchos titulares.

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Juliana Jaimes - Pablo Correa
17 de junio de 2020 - 10:52 p. m.
Un total de 2.104 pacientes con Covid-19 fueron asignados, al azar, para recibir 6 miligramos de dexametasona una vez al día y durante diez días.
Un total de 2.104 pacientes con Covid-19 fueron asignados, al azar, para recibir 6 miligramos de dexametasona una vez al día y durante diez días.
Foto: Agencia AFP
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El 7 de febrero de 2020, cuando el coronavirus SARS-CoV-2 apenas se asomaba por España, el anestesiólogo del Hospital Clínic de Barcelona Carlos Ferrando en compañía de 20 colegas vinculados a otros hospitales españoles publicó en la revista The Lancet Respiratory Medicine un artículo que recopilaba los principales resultados de una larga investigación que se remontaba al 2013. Con ella pretendían dilucidar si la dexametasona resultaba útil para atender pacientes afectados por el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). 

Este largo nombre es la etiqueta que cuelgan  los médicos a los pacientes en los que se desata un proceso inflamatorio intenso de los pulmones por distintas causas, entre ellas por virus respiratorios. Técnicamente es el mismo cuadro clínico que padecen los pacientes que hoy entran en estados críticos al infectarse con el coronavirus SARS-Co-V-2. Por años, el uso de corticoides, la familia de medicamentos a la que pertenece la ahora famosa dexametasona, ha sido motivo de disputa entre los médicos para tratar a este tipo de pacientes.

Ferrando y sus colegas se habían propuesto aclarar esas dudas. Para ello diseñaron un experimento con 277 pacientes que fueron reclutando desde marzo de 2013 hasta 2018. Un grupo de pacientes (139) recibió una dosis del medicamento mientras otro grupo  (138) fue tratado con protocolos convencionales. Todos estos pacientes, como hoy ocurre con los millares de infectados con coronavirus que progresan a los peores estados de la enfermedad, requerían también ventilación mecánica. Al evaluar qué pasó con unos y otros encontraron que los que recibieron dexametasona morían en menor proporción que los otros. Apenas 21% de los primeros versus 36% de los segundos

Cuando el coronavirus comenzó a asomarse por los pasillos de su hospital en febrero, justo después de publicar la investigación de más de cinco años, Ferrando no dudó en echar mano de la dexametasona para ayudar a sus pacientes más críticos como lo explicó en algunos medios de comunicación. Como también lo hicieron otros médicos intensivistas acostumbrados a tratar a pacientes con síndromes respiratorios en otros lugares del mundo. Después de todo es lo mismo que habían hecho por años. Cuatro meses más tarde un grupo de la U. de Oxford parece haber confirmado sus sospechas: la dexametasona podría también ayudar a salvar algunas vidas entre los pacientes más graves del coronavirus.  

Lea: La polémica que desató el remdesivir, un posible tratamiento contra el COVID-19

El grupo de Oxford que esta semana atrajo la atención mundial reclutó desde el comienzo de la pandemia a cerca de 11,500 pacientes de más de 175 hospitales en el Reino Unido. Un total de 2104 pacientes fueron asignados, al azar, para recibir 6 miligramos de dexametasona una vez al día y durante diez días. Estos pacientes fueron comparados con otros 4.321 infectados que recibieron la atención estándar para coronavirus.

Peter Horby, profesor de Enfermedades infecciosas emergentes en el Departamento de Medicina de Nuffield, Universidad de Oxford, y uno de los principales investigadores del ensayo, dijo que los beneficios que, hasta el momento, ha otorgado este medicamento son claros, “la dexametasona es el primer fármaco que se ha demostrado que mejora la supervivencia en COVID-19. Este es un resultado extremadamente bienvenido. El beneficio de supervivencia es claro y grande en aquellos pacientes que están lo suficientemente enfermos como para requerir tratamiento con oxígeno, por lo que la dexametasona ahora debería convertirse en el estándar de atención en estos pacientes. La dexametasona es económica, está disponible en el estante y se puede usar de inmediato para salvar vidas en todo el mundo ‘‘, señaló en el comunicado de la universidad de Oxford. 

Desafortunadamente tan pronto se hizo el anuncio una vez más durante esta pandemia se desató la bola de nieve de la desinformación. Lo primero que muchos olvidaron advertir es que el artículo con los resultados no ha sido publicado. Como si la lección de lo que ocurrió con la hidroxicloroquina y el remdesivir en estos meses no hubiera sido suficiente para aprender a tomarse este tipo de anuncios con más prudencia.

Tampoco parece haber quedado del todo claro, según los propios científicos del Reino Unido, que la dexametasona no sirve para formas leves o moderadas de la enfermedad porque su acción no es contra el virus propiamente dicho, sino para detener los procesos inflamatorios en aquellos pacientes en estado crítico. 

Derek Lowe, especialista en farmacología, comentó en su blog asociado a la revista  Science que “como ha sido el caso con demasiada frecuencia en los últimos meses, todavía no tenemos los datos reales sobre esto. Lo que tenemos es básicamente un comunicado de prensa, con los números de más impresionantes en las primeras líneas, y eso hace que la interpretación y el contexto sean mucho más difíciles. Vimos esto mismo con los números iniciales de remdesivir iniciales, con los datos de Moderna sobre su vacuna, y por todas partes durante la historia de la hidroxicloroquina. En condiciones normales, esto no sería aceptable, y esta nueva normalidad no debería ser diferente”.

Esto no significa que Lowe y otros analistas no valoren lo que anunció la U. de Oxford. Simplemente han intentando explicar que no se trata de una cura contra el virus, que los resultados tienen matices y sólo resultaría útil bajo ciertas circunstancias, que no significa el fin de la pandemia ni de las medidas no farmacológicas hoy implementadas alrededor del mundo

Lo que sí significa, en caso de resultar cierto, y eso sólo podrá ser corroborado por otros estudios y tras la publicación de toda la información, es que entre los pacientes que recibieron una dosis de dexametasona y estaban con ventilación mecánica se redujeron las muertes en un tercio mientras que entre aquellos con oxígeno suplementario el fármaco contribuyó a reducir en un quinto las muertes. 

Como los investigadores fueron enfáticos en que “no encontraron ningún beneficio en pacientes que no recibieron soporte respiratorio”, el mal uso de la dexametasona, como ya ocurrió con la hidroxicloroquina, podría desatar otro problema. El tratamiento a largo plazo con fármacos corticosteroides tiene muchos efectos secundarios que pueden incluir el desarrollo de diabetes y otros síndromes del sistema endocrino. 

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Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), los resultados preliminares se convierten en una buena noticia. “Este es el primer tratamiento que se ha demostrado que reduce la mortalidad en pacientes con COVID-19 que requieren oxígeno o apoyo de un ventilador”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en un comunicado enviado el pasado 16 de junio. Y reiteraron su apoyo a la investigación. “La OMS coordinará un metaanálisis para aumentar nuestra comprensión general de esta intervención. La orientación clínica de la OMS se actualizará para reflejar cómo y cuándo se debe utilizar esta droga en la COVID-19”, añadió. 

Por Juliana Jaimes - Pablo Correa

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