El caso del hombre que ve el mundo en miniatura tras sufrir un accidente cerebrovascular

Tras padecer un infarto en una parte de su cerebro, el paciente, de 64 años, sufrió una extraña condición llamada micropsia que lo hacía ver los objetos 70% más pequeños de lo que eran en realidad.

- Redacción salud
29 de octubre de 2019 - 06:00 p. m.
Imágenes de la resonancia practicada por los médicos al paciente holandés.  / Tomada de Journal Neurocase
Imágenes de la resonancia practicada por los médicos al paciente holandés. / Tomada de Journal Neurocase
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En la última edición de la revista especializada Neurocase hay un artículo que resume un extraño caso médico que parece sacado de la ficción. Publicado por doctores de la Universidad Ámsterdam y de la Universidad de Groninga resume  la historia de un paciente que empezó a ver el mundo mucho más pequeño de lo que es en realidad. (Lea Las preguntas que deja el primer medicamento fabricado para una sola persona)

Así como Gulliver, el popular personaje de la novela de Jonathan Swift, veía diminutos a los liliputienses, este hombre de 64 años empezó a observar que todo a su alrededor era tan solo el 70% del tamaño que solían percibir sus ojos. (Lea Una médica de 67 años da a luz en China tras quedar embarazada de forma natural)

La distorsión, detectada luego de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico, inquietó al grupo médico que lo trataba. Su diagnóstico fue certero: el paciente sufría de micropsia, un trastorno que distorsiona el volumen de los objetos. Incluso, señalan los investigadores, veía su figura reducida en el espejo.

Pero para llegar a ese diagnóstico este hombre holandés tuvo que superar varios obstáculos. Al ver su cuerpo mucho más pequeño que lo habitual, comenzó a comprar ropa mucho más grande. Pasó de adquirir camisas talla M a comprarlas talla XL. Además, al asomarse a algunos pasillos, llegó a pensar que no cabría por ellos.

De hecho, su experiencia al ver televisión cambió de manera rotunda. Al variar su tamaño, pensó que estaba teniendo dificultades para distinguir los colores. Sin embargo, parecía llevar una vida normal. Montaba en bicicleta y caminaba por las calles con tranquilidad.

Los síntomas habían aparecido justo después del 28 de diciembre de 2017. Ese día había ingresado al hospital luego de presentar dolores en su brazo izquierdo. Días antes había tenido dificultades con su visión. El parte médico fue preciso: había sufrido un infarto en el lóbulo occipital y parietal derecho.

Luego de examinarlo nuevamente y hacerle una serie de pruebas computarizadas que evaluaban sus respuestas a estímulos visuales, los especialistas concluyeron que había sufrido daños en la parte del cerebro que se encarga del procesamiento visual. Y en un intento por reparar el daño causado, el sistema visual, extrañamente, creó ese efecto. El paciente siempre creyó que los objetos a su lado izquierdo eran más pequeños que los que estaban a su lado derecho.

En términos técnicos, apuntaron los médicos, el “infarto en nuestro paciente ha causado deficiencias sensoriales visuales contralesiones, por lo que un proceso inconsciente de orden superior intenta compensar el precio de crear un mundo ‘encogido’”.

Por - Redacción salud

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