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Un nuevo análisis de Así Vamos en Salud, con base en los reportes financieros de la Superintendencia Nacional de Salud, confirma que las Entidades Promotoras de Salud (EPS) atraviesan una crisis estructural: menos entidades en operación, activos en descenso, pasivos en aumento y un patrimonio consolidado en números rojos. El informe recoge datos del primer semestre de 2019 a 2025, con especial énfasis en el corte más reciente.
En 2019 existían 40 EPS. Para 2025 el número se redujo a 23, lo que refleja procesos de liquidación y retiros por dificultades financieras y quejas de los usuarios. Hoy, solo siete concentran el 80 % de los activos del sistema, lo que incrementa el riesgo de que la quiebra de una de ellas tenga efectos en cadena sobre millones de afiliados.
Según cifras del Ministerio de Salud, de los cerca de 50 millones de afiliados que tiene el país, la Nueva EPS concentra el 24 %, seguida de Sanitas (12 %), Sura (11 %), Salud Total (10 %), Coosalud (7 %), Famisanar (5 %), Compensar (4 %) y Asmet Salud (3 %). Estas ocho entidades agrupan 37,7 millones de usuarios.
Activos en descenso, pasivos en aumento
El documento muestra que los activos consolidados de las EPS cayeron de 23,2 billones de pesos en 2020 a 18,1 billones en 2025. Una de las razones principales es que la Nueva EPS, que hasta 2023 reportaba cerca de 6 billones en activos, dejó de entregar información desde 2024.
Por el contrario, los pasivos se mantienen en niveles elevados y crecientes: en el primer semestre de 2025 alcanzaron 29,6 billones, una de las cifras más altas registradas. La relación pasivo-activo fue de 164 %, lo que significa que las deudas superan con creces los recursos disponibles, una señal de insolvencia técnica en el sistema.
Cuentas por cobrar y por pagar
Las cuentas por cobrar sumaron 7,6 billones de pesos en 2025, lo que equivale al 42 % de los activos. Sin embargo, las cuentas por pagar duplican esa cifra, con 13,6 billones, lo que refleja un desbalance estructural: incluso si las EPS lograran recuperar toda su cartera, no cubrirían sus obligaciones.
En el caso de las EPS intervenidas, la situación es más crítica. Tras un leve respiro en 2023, desde 2024 la brecha volvió a ampliarse en sentido negativo. En 2025, los pasivos llegaron a 9 billones frente a 5 billones en cuentas por cobrar.
El patrimonio consolidado de las EPS pasó de –550.000 millones en 2022 a –11,4 billones en 2025. Aunque diez entidades mantienen un patrimonio positivo cercano a 1 billón, trece acumulan un déficit de –12,5 billones.
La siniestralidad (que mide si los ingresos alcanzan para cubrir los costos médicos) superó el 100 % en todos los años, llegando al 104 % en 2025. Esto significa que por cada 100 pesos recibidos, las EPS gastaron entre 101 y 104 pesos.
El informe concluye que el modelo de aseguramiento enfrenta un desequilibrio persistente entre ingresos y costos médicos, lo que deteriora la solvencia y liquidez de las EPS. Advierte, además, que la falta de reporte financiero de la Nueva EPS, la mayor del país en número de afiliados, impide dimensionar la magnitud real del problema y aumenta la incertidumbre para prestadores y usuarios.
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