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Hay que pensar en la satisfacción sexual la próxima vez que hablemos sobre anticonceptivos

Un nuevo estudio global revela que 1 de cada 20 personas que interrumpe la anticoncepción lo hace por preocupaciones sobre su vida sexual. Los autores del estudio señalan la importancia de considerar la satisfacción sexual al asesorar sobre métodos anticonceptivos y diseñar programas de salud reproductiva.

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26 de septiembre de 2025 - 06:05 p. m.
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Un nuevo estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Especial de las Naciones Unidas en Reproducción Humana (HRP) y The Pleasure Project arroja que aproximadamente 1 de cada 20 personas que interrumpen la anticoncepción cuando todavía la necesitan (ya sea para prevenir el embarazo o para tener sexo más seguro), lo hacen porque perciben impactos negativos en su vida sexual.

Los investigadores realizaron la que, según ellos, es la primera revisión sistemática y meta-análisis sobre este tema, revisando 64 estudios realizados entre 2004 y 2023, que incluyeron a más de 125.000 personas de entre 12 y 54 años en diversos contextos clínicos y de salud pública alrededor de todo el mundo. Su objetivo fue uno: determinar qué tan frecuente es que las preocupaciones relacionadas con la vida sexual lleven a la interrupción o cambio de anticonceptivos modernos (excluyendo los condones).

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Los resultados de la investigación muestran que aproximadamente un 5 % de los usuarios interrumpen su método anticonceptivo por motivos relacionados con la vida sexual. Sin embargo, medir estas preocupaciones no es sencillo. La mayoría de los estudios agrupa motivos en categorías como “efectos secundarios” o “otras razones”, lo que oculta las razones sexuales específicas detrás de la interrupción. Solo unos pocos estudios preguntaron directamente sobre libido o satisfacción sexual, dejando un vacío de información sobre cómo los anticonceptivos afectan la vida sexual de manera concreta.

Además, el análisis mostró que no hay diferencias claras entre los tipos de métodos anticonceptivos, ya sean hormonales o no hormonales, en relación con las interrupciones por motivos sexuales, aunque los datos sobre métodos no hormonales son escasos. Esto sugiere, se lee, que las preocupaciones sexuales pueden presentarse de manera generalizada entre los distintos métodos, y que futuros estudios deberían incluir una gama más amplia de opciones anticonceptivas para entender mejor estas diferencias.

Otro hallazgo importante es que los motivos de interrupción relacionados con la vida sexual suelen considerarse solo como un motivo entre muchos, cuando en realidad pueden interactuar con otros factores, como efectos secundarios físicos, comodidad de uso, y presiones sociales o culturales. Muchos estudios piden a los participantes seleccionar una sola razón para la interrupción, lo que probablemente subestima la prevalencia de las preocupaciones sexuales. Además, en algunos contextos, los usuarios pueden sentir que no es “apropiado” mencionar motivos sexuales, y prefieren reportar razones más socialmente aceptables. Esto refuerza la necesidad de permitir que los usuarios expresen múltiples motivos y describan sus experiencias de manera más abierta y detallada.

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En cuanto a la práctica clínica y la investigación futura, las autoras recomiendan una mayor inclusión de evaluaciones de aceptabilidad sexual y de impacto en la vida sexual como parte del asesoramiento anticonceptivo. Esto implica preguntar directamente sobre cómo los métodos afectan su vida sexual, permitir que den más de un motivo para interrumpir o cambiar métodos, y reportar los hallazgos de manera clara y desagregada. Una medición más precisa y completa no solo mejoraría la comprensión científica, sino que también podría ayudar a guiar a las usuarias hacia métodos que se ajusten mejor a sus necesidades y preferencias, incrementando la eficacia y satisfacción en el uso de anticonceptivos.

“La capacidad de disfrutar del sexo sin temor a un embarazo no deseado es una de las principales razones por las que las personas usan anticonceptivos”, afirmó Pascale Allotey, Directora de Salud Sexual, Reproductiva, Materna, Infantil y Adolescente, y Envejecimiento de la OMS y el HRP. “Estos hallazgos subrayan la importancia de considerar la satisfacción sexual para apoyar el uso eficaz de anticonceptivos y ponen de relieve una clara falta de solución para mejorar los programas de salud sexual y planificación familiar en el mundo”.

La OMS recuerda que si se satisficieran las necesidades mundiales de anticonceptivos, se estima que la mortalidad materna podría disminuir entre un 25 % y un 35 %, y los embarazos no deseados podrían disminuir de 80 millones a 26 millones al año. También se ha demostrado que reduce los embarazos y partos de alto riesgo hasta en un 40 %. El uso de métodos anticonceptivos de barrera, como el preservativo, también previene muchas infecciones de transmisión sexual, como el VIH, la gonorrea, la clamidia y la sífilis.

Para mejorar la experiencia de las personas en relación con la salud sexual y el uso de anticonceptivos, el estudio plantea varias recomendaciones clave. Primero, se sugiere normalizar las conversaciones sobre sexo durante el asesoramiento anticonceptivo, de modo que los usuarios se sientan cómodos compartiendo sus experiencias y preocupaciones. Además, se recomienda integrar la aceptabilidad sexual dentro de las orientaciones de planificación familiar y las políticas clínicas, asegurando que la satisfacción y el bienestar sexual sean considerados factores importantes en la elección y el uso de métodos anticonceptivos, y no simplemente algo accesorio.

También se propone capacitar a los proveedores de salud para que reconozcan y aborden los efectos secundarios sexuales, ofreciendo soluciones prácticas como lubricantes para métodos que puedan causar sequedad o incomodidad. Por último, el estudio enfatiza la importancia de incluir el bienestar sexual en todas las fases de investigación, planificación y desarrollo de nuevos productos anticonceptivos, garantizando que los métodos disponibles respondan de manera integral a las necesidades y preferencias de los usuarios.

“Garantizar que la anticoncepción favorezca una vida sexual satisfactoria y segura es importante para mejorar la salud sexual de las personas y, por lo tanto, su salud en general”, afirmó la Dra. Lianne Gonsalves, científica de la OMS para la salud sexual y autora principal del estudio. “Muchos usuarios verán reflejada su experiencia en estos resultados”.

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