Para 2021, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 57 millones de personas en todo el mundo vivían con demencia, siendo el Alzheimer la forma más común de estas enfermedades que afectan la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas.
Mientras científicos en varias partes del mundo trabajan para desarrollar pruebas que permitan la detección temprana del Alzheimer —que represente entre el 60 y 70 % de los casos de demencia—, un grupo de investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés), investigó la relación que puede tener la curiosidad con la protección a padecer esta enfermedad.
Antes de abordar los resultados, es importante entender qué entienden los psicólogos por curiosidad. Como explicó la universidad a través de un comunicado, hay dos tipos de curiosidad. La primera, denominada como curiosidad de estado, es el sentimiento momentáneo de curiosidad que experimentan las personas cuando se les pregunta por algo concreto. La segunda, conocida como curiosidad de rasgo, hace parte de la personalidad de las personas.
Para diferenciar los dos tipos de curiosidad, los investigadores reclutaron a cerca de 2.000 personas entre los 20 y los 84 años para que completaran un cuestionario que evaluaría el grado de su curiosidad rasgo.
Saltándonos algunos detalles técnicos de la prueba que aplicaron, el primer hallazgo que realizó el equipo fue que los dos tipos de curiosidad están correlacionados: las personas con más curiosidad de estado también experimentaban mayor curiosidad de rasgo.
Lo segundo que identificaron tiene que ver con la curiosidad a lo largo de la vida: si bien la curiosidad de rasgo disminuyo a lo largo de la vida adulta, la curiosidad de estado aumentó a partir de la mediana edad y siguió haciéndolo hasta bien entrada la vejez.
Además, como explicaron en el artículo publicado en la revista académica PLOS One, sus resultados sugieren que los adultos mayores que mantienen la curiosidad pueden contrarrestar e incluso prevenir el Alzheimer. Del otro lado, quienes manifiestan mayor desinterés, pueden correr un riesgo más alto de padecer demencia.
“Eso encaja con algunas de las investigaciones que demuestran que las personas que se encuentran en las primeras fases de la demencia pueden mostrar desinterés por cosas que antes disfrutaban”, concluyó Alan Castel, autor principal del estudio.
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