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La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una nueva directriz sobre la prevención de la mutilación genital y el tratamiento clínico de sus complicaciones. El documento, publicado este lunes, señala que es necesario adoptar medidas urgentes para frenar la creciente medicalización de la mutilación genital femenina e involucrar al personal de salud en la prevención de esta práctica.
De acuerdo con la organización, aunque el sector de la salud desempeña un papel clave en su erradicación y en el apoyo a las supervivientes, hay registros de que en varias partes del mundo hay cada vez más trabajadores de la salud que practican esta intervención. En 2020, por ejemplo, se estimaba que 52 millones de niñas y mujeres habían sido sometidas a la mutilación a manos de personal de salud, que es equivalente a uno de cada cuatro casos.
“Los trabajadores de la salud deben ser agentes del cambio, en lugar de perpetradores de esta práctica nociva, y también deben proporcionar atención médica de alta calidad a quienes sufren sus efectos”, ha declarado Pascale Allotey, directora de Salud Sexual y Reproductiva e Investigaciones Conexas en la OMS.
En ese sentido, la nueva directriz recomienda introducir códigos de conducta profesional que prohíban que el personal de salud practique la mutilación genital femenina. Además, “reconociendo el respeto que se les profesa en las comunidades”, el documento subraya la necesidad de involucrar a estos trabajadores en la prevención y la formación al respecto.
La OMS plantea que aplicar enfoques de comunicación sensible podría contribuir a que los trabajadores de salud rechacen, de manera eficaz, las solicitudes de mutilación genital femenina, así como informar a las personas sobre los graves riesgos inmediatos y a largo plazo que puede traer.
“Las investigaciones demuestran que los trabajadores de la salud pueden ser líderes de opinión influyentes en el cambio de actitudes sobre la mutilación genital femenina y desempeñar un papel crucial en su prevención”, ha explicado Christina Pallitto, científica de la OMS, autora de la nueva directriz.
La organización agrega que esta práctica, que es la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos y se realiza en niñas desde los 17 días de nacidas hasta los 12 años, puede ser mucho más peligrosa si la realizan los profesionales de salud, pues pueden hacerse cortes más profundos y graves. En suma, al medicalizar a las niñas y mujeres, se puede dar una “legitimación involuntaria” de la práctica.
La directriz también define que, además de contar con leyes y políticas eficaces, se debe educar e informar a las comunidades. A pesar de que desde 1990 la probabilidad de que una niña sea sometida a mutilación genital se ha reducido en más del 30%, sigue siendo una práctica común que pone en riesgo a cuatro millones de niñas al año y se presenta en alrededor de 30 países de todo el mundo, incluyendo Colombia. ¿Cuál es el panorama en el país? El Espectador realizó un especial web, que incluye historias tanto de sobrevivientes como de profesionales en salud, además de un contexto legislativo. Visítelo aquí.
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