Todas las personas que suelen trotar o montar en bicicleta en Bogotá saben lo agobiante que resulta moverse en medio de la polución. A cada paso hay que esquivar el humo que arrojan los carros, motos y buses. Con algo de suerte, se puede contener la respiración para no tragar una buena bocanada de esmog. (Lea El aspartamo, un edulcorante, es “posiblemente” cancerígeno, según la OMS)
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La peor parte la tienen quienes transitan por la Autopista Sur con Avenida Boyacá. Ahí, la estación que mide la calidad del aire (Carvajal - Sevillana) siempre muestra números muy inquietantes. En el momento en que se escribe este artículo (medio día del viernes 14 de julio), registra una calidad “moderada”, parecida a la de la estación de Kennedy. En la tarde y en la noche, con seguridad, tendrán cifras que nadie quisiera respirar. Ambas se pueden consultar en este enlace.
En los últimos años, hablar sobre la calidad del aire que respiramos se ha convertido en un asunto cada vez más frecuente. Las alarmas sobre las consecuencias de este problema han prendido las alertas del mundo de la salud. Esta investigación, publicada hace unos meses en Nature Communications, por ejemplo, atribuyó un millón de muertes prenatales cada año por la contaminación del aire. Anualmente, ha señalado la Organización Mundial de la Salud, unos 7 millones de personas mueren a causa de la contaminación del aire (3,8 millones de ellas fallecen a causa de la contaminación del aire interior). (Lea Tomar esta sustancia para las náuseas durante el embarazo podría afectar el feto)
De hecho, la contaminación del aire hoy es uno de los principales factores de riesgo de muerte a nivel mundial. Según el Global Burden of Disease, solo es superado por la Hipertensión arterial y el tabaquismo.
Quienes estudian este problema, han identificado un elemento diminuto que es el que está causando tantos problemas: el material particulado. Lo sintetizan con las siglas PM. Hay de 10 micrómetros (PM10) o de 2,5 (PM2,5). Las últimas son tan finas que, además de ingresar en los pulmones de las personas, pueden penetrarlo y terminar en la sangre.
Sulfato, nitratos, amoníaco, cloruro de sodio, carbón negro o polvo mineral son algunas de las sustancias que conforman el popular material particulado y que suelen provenir de fuentes como la quema de combustibles fósiles, de incendios, de la quema de leña para cocinar o de la puesta en marcha de centrales eléctricas de carbón, por solo mencionar algunas. También puede provenir del material que transporta el viento cuando remueve la arena de algunos desiertos.
Puede ser un poco engorroso procesar todas estas cifras e información, pero algunos gráficos pueden ayudar a dimensionar el tamaño del problema. Este, por ejemplo, muestra que en muchos países, este es un asunto que se salió de control. La situación del Sudeste Asiático y de algunos países de Oriente Medio es muy preocupante. En Mongolia, hubo en 2019 106,7 muertes por cada 100 mil habitantes. En Arabia Saudita 109,8 y en Iraq 121,6. La tasa de Colombia fue 24,34 (por cada 100 mil habitantes).
Este otro mapa global, construido por Our World in Data, con base a los análisis del Global Burden of Disease, ayuda a aterrizar un poco mejor de cuántas muertes, en total, estamos hablando cuando se trata la calidad del aire. En nuestro país hubo 15.711 muertes asociadas a la mala calidad del aire, casi la mitad de las personas que fueron a ver la final entre Millonarios y Nacional en El Campín en Bogotá.
Claro, es una situación que no se compara con lo que está viviendo India o China. En el primero, hubo 1,67 millones de muertes asociadas a la mala calidad del aire en 2019. En el segundo, 1,85 millones.
Quienes estudian la calidad del aire suelen hacer una diferenciación entre dos tipos de contaminación: la contaminación en el exterior y en el interior. La primera de ellas es la responsable de miles de muertes, como lo demuestra este mapa:
A la contaminación del aire en interiores, por otra parte, se le atribuye el 4,1% de muertes en el mundo. Entre los elementos que la causan está el tabaco y el humo que se causa la cocina con leña. Las tasas de mortalidad, señala Our World in Data, son más altas en los países de bajos ingresos, particularmente en África subsahariana y Asia. Aunque no están muy lejos de algunos países de América Latina. Bolivia y Paraguay son las dos naciones que tienen los registros más altos.
Sin embargo, no todo son malas noticias. En las últimas dos décadas, el número de muertes por contaminación del aire en espacios interiores ha disminuido. El Sudeste Asiático y África son las regiones donde más se presentan fallecimientos, aunque también han mejorado paulatinamente.
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