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Los motivos por los que mueren los más viejos en Colombia

Un nuevo estudio, publicado en la revista Scientific Reports, muestra cuáles son las enfermedades por las que están falleciendo los adultos mayores en Colombia, y cuáles son las que más le cuestan al estado. Aún hay preguntas claves que inquietan a los investigadores como Oscar Espinosa y Juan Manuel Anaya.

Fernán Fortich
14 de enero de 2025 - 11:01 a. m.
En Colombia hay 19.000 centenarios.
En Colombia hay 19.000 centenarios.
Foto: Getty Images
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Uno de los logros más destacados de la humanidad en el último siglo, al menos en el campo de la salud, es el aumento de la longevidad. Entre 1950 y 2021, se estima que la expectativa de vida al nacer incrementó en el mundo en 22,7 años; pasó de 49 a 71,1 años, en promedio.

Se trata de un avance que ha hecho que las pirámides poblacionales cambien, con una parte superior más ancha que puede hacer que esta figura empiece a parecerse más a un rectángulo. Colombia no es la excepción con cada vez más personas que pasan los 80, 90 e incluso los 100 años. Para ponerlo en perspectiva, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), mientras que en 1953 había 529 personas centenarias en Colombia, en 2023 se calculaba que había alrededor de 19.400, es decir, un aumento del 3567 %

La vejez también implica el aumento de las probabilidades de enfermedades crónicas, así como de morbilidades extendidas, es decir, el tiempo que se vive con ciertas patologías; lo que tiene un impacto en el sistema de salud y en la calidad de vida de las personas.

Para el investigador Óscar Espinosa, Director del Grupo de Investigación en Modelos Económicos y Métodos Cuantitativos (IMEMC) de la Universidad Nacional de Colombia, este panorama amerita conocer a detalle las enfermedades que están afectando a las personas mayores de 80 años, los costos que mplican para el sistema y qué puede hacer el Estado para mejorar la calidad de vida de ciudadanos cada vez mayores.

Con este objetivo, Espinosa y un equipo de investigadores de Colombia, Estados Unidos y Reino Unido realizaron uno de los primeros estudios que detalla las causas de la muerte de personas mayores en Colombia y sus gastos asociados en el sistema de salud colombiano. Acaba de ser publicado en la revista Scientific Reports. Para hacerlo, estudiaron los registros sobre la muerte de más de 75.000 personas entre 2008 y 2022, a través de certificados de defunción y proyecciones del DANE, y analizaron los costos vinculados con la atención de esta población mayor de 80 años, de acuerdo con la Unidad de Pago por Capitación (UPC), que representa el monto que el Gobierno debe girar a las EPS por cada afiliado para cubrir los costos de servicios médicos, medicamentos y tratamientos.

Con este análisis, los autores encontraron que las principales causas de muerte en esta población, como puede ver en el gráfico que acompaña estas páginas, son enfermedades cardiovasculares (como infartos del miocardio), enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, cáncer y el covid-19, este último como un evento episódico en el sistema de salud, pero que dejó una gran marca en las estadísticas de mortalidad nacionales.

Encontraron, además, que la mortalidad de personas mayores de 80, 90 y 100 años por estas causas fueron más prevalentes en zonas urbanas (38 muertes por cada 10.000 habitantes) que en rurales (26 por cada 10.000 habitantes).

Un ejemplo que ilustra estas disparidades de ciudades y zonas en el campo, es que, en Bogotá y en la región central, se registró una mayor tasa de muertes de personas mayores de 90 años en comparación con otras zonas del país. En contraste, en 2015, hombres de más de 100 años en la Amazonia registraron una tasa de mortalidad (769 muertes por cada 10.000 personas) por encima de la tasa nacional.

“La prestación de servicios de salud de un cierto nivel de complejidad es difícil en regiones remotas debido a la falta de infraestructura hospitalaria y la escasez de profesionales de la salud especializados. Esto conduce a una baja frecuencia de uso de los servicios de salud y mayores costos, particularmente para servicios médicos complejos, que pueden superar el promedio nacional (como se observa en la región Amazonia-Orinoquia)”, indica Óscar Espinosa, autor principal del estudio. “Aun así, hay que entender que es una población bastante heterogénea y existen múltiples elementos y contextos que pueden incidir”.

Uno de los elementos que sorprendió a los investigadores tiene que ver con el covid-19, pues los centenarios sobrevivieron más a esta enfermedad que los octogenarios y nonagenarios. El grupo de investigadores tienen varias hipótesis que atribuyen esto a sus perfiles inmunológicos.

“Esto va en línea con una investigación reciente que tuvo los mismos resultados, y muestra la importancia de estudiar a las personas de 100 años. Entre las hipótesis que se manejan está que el contacto con la gripe H1N1, que causó la pandemia en 1918, pudo influir en su sistema inmune”, explica Juan Manuel Anaya, investigador de la longevidad en Colombia y doctor en biología.

Además de esto, la mortalidad, asociada con las caídas, que pueden ser devastadoras para personas mayores, tienen una mortalidad relativamente baja en el país.

¿Más edad, mayor costo para el sistema de salud?

En el sector salud, se suele manejar la idea de que los extremos de la vida, es decir, aquellos en sus primeros diez años de vida y las personas mayores, concentran gran parte de los gastos en el sistema de salud, al representar los pacientes que más requieren intervenciones de alto costo.

Para corroborar esta situación, los autores del estudio compararon los valores reportados por la UPC entre 2013 y 2021, y los transformaron a dólares estadounidenses (USD) de paridad de poder adquisitivo (PPP) a precios de 2017, utilizando el índice calculado por el Banco Mundial.

Con estos datos, se encontró que el mayor gasto en salud en este periodo para las personas entre los 80 y 90 años, tanto para mujeres como para hombres, estuvo relacionado con enfermedades cerebrovasculares, con 1.836 dólares PPP por persona. Para los hombres, las enfermedades cardiacas (955 PPP USD) y el VIH (667 PPP USD), representaron el mayor costo, mientras que para las mujeres fue el alzhéimer (926 PPP USD).

“En nuestra población, las enfermedades cerebrovasculares, oncológicas y respiratorias generaron el mayor gasto en salud, lo que va en línea con lo registrado en los países de la OCDE”, explican los autores del estudio.

Lo cierto es que la inversión en el sistema de salud parece ser uno de los factores que apalancan la longevidad en los países. Por ejemplo, mientras que, según datos de la ONU, Colombia invierte 1.272 dólares PPP en salud de cada ciudadano y tiene una expectativa de vida de 76 años, en Suiza, la inversión es de casi 7.000 dólares PPP y tienen una expectativa de vida de 83 años.

Por su parte, el estudio llama la atención sobre el costo que están teniendo desórdenes mentales, como el alzhéimer, en las zonas rurales. Entre las principales causas, los investigadores apuntan a estudios que muestran que la asociación de un bajo nivel educativo y socioeconómico puede aumentar el riesgo de contraer esta enfermedad. “Además, los adultos mayores de las zonas rurales de Colombia tienen un alto riesgo de haber enfrentado eventos estresantes debido al conflicto armado y al desplazamiento forzado a lo largo de su vida, por ejemplo, en la región Oriental”, explican los autores del estudio.

Los autores del estudio, en general, apuntan a que una mayor edad, no necesariamente significa un mayor gasto para el sistema de salud en Colombia. En estos factores pueden incidir otros aspectos como las condiciones de salud, el entorno, la discapacidad y un concepto que denominan la proximidad a la muerte, que representa los últimos doce meses de vida de una persona enferma.

En este sentido, la investigación del grupo de la Universidad Nacional subraya la importancia de indagar por los factores alternativos relacionados con el gasto en salud, como las capacidades funcionales de los pacientes, la capacidad de comprender sus objetivos de atención y sus deseos, para una gestión más eficiente de los recursos en el futuro, en lugar de centrarse únicamente en el envejecimiento de la población.

En este punto, los autores del estudio señalan algunas limitaciones, en particular debido a la información entregada por el Ministerio de Salud, relacionada con la UPC, que tiene buena calidad en el regimen contribuitivo, pero no en el régimen subsidiado. Por esta razón, el estudio solo tuvo en cuenta los registros de pacientes del régimen contributivo, que representa el 45 % de la población.

“Respecto a la información del gasto en el régimen subsidiado, lamentablemente no existe nada. Esto nos parece increíble, ya que allí se gestionan más de $30 billones anuales de la UPC, y estos recursos de la seguridad social nunca han contado con registros de información de calidad y completitud. Allí el Ministerio de Salud y Protección Social, la Superintendencia Nacional de Salud, las Entidades Promotoras de Salud de ese régimen y los prestadores de servicios de salud, tiene un trabajo importante por ejecutar”, reclama Espinosa.

Para Anaya, investigador asociado a la Academia de Medicina de Colombia y quien no participó en la investigación, estos datos sobre la mortalidad de personas en Colombia son muy útiles para entender cómo distribuir el gasto de atención y prevención en este tipo de población.

“En Colombia existe toda una normativa y política pública sobre la longevidad, pero la ejecución de la misma es muy variable en el país. Hay buenos ejemplos de lo que se está haciendo, por ejemplo, en Antioquia, pero en departamentos como Atlántico y La Guajira, la situación es diferente”, explica Anaya, investigador de la longevidad en Colombia.

Por otra parte, en el país aún queda por estudiarse cuáles son los factores que llevan a cada vez más personas a vivir más de cien años. “Hay muchos factores que entran en la ecuación en estos procesos. Por ejemplo, en Colombia pasa algo singular y es que una gran parte de las personas que sobrepasan los 100 años son de estratos socioeconómicos bajos, en los que factores como la resiliencia o el estrés de vida pueden incidir en ese aumento de la expectativa de vida”, explica Juan Manuel Anaya, investigador de la longevidad en Colombia. “Aún es mucho lo queda por saber sobre esto”.

Por su parte, para la investigadora Patricia Bernal, doctora en Filosofía que lidera un centro de investigación sobre la vejez en Colombia, esta situación es un llamado para reconceptualizar la vejez como sociedad. “Asistimos a la emergencia de una sociedad juvenilizada, una sociedad que cada vez más se piensa joven, que le teme a envejecer. Nadie quiere verse ni sentirse viejo. Este es el problema de esta sociedad que se niega a envejecer, invisibilizando socialmente a aquellos que si lo hacen.”.

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Fernán Fortich

Por Fernán Fortich

Periodista con enfoque en temas ambientales, posthumanistas y sociales.@fernanfortichrffortich@elespectador.com

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