Esta semana, un grupo internacional de científicos publicó un nuevo estudio que muestra las tendencias de la vacunación en el mundo y los retos que quedan para cumplir con las metas establecidas por la Organización Mundial para la Salud (OMS) para el 2030.
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Durante los últimos años, un número crecientes de cifras demuestran el impacto que las vacunas han tenido en la salud pública a la hora reducir ciertas enfermedades. Datos de un estudio publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet —la misma en la que se publica la nueva investigación— indican, por ejemplo, que en los últimos 50 años, los programas ampliados de vacunación (EPI, por sus siglas en inglés), que han llegado más de 4.000 millones de niños, han evitado la muerte de unos 154 millones de personas en todo el mundo; proporcionando un total de 10.200 millones de años de plena salud.
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En Colombia, la importancia de la vacunación como estrategia de salud pública se reflejó recientemente con el brote de la fiebre amarilla y la subsecuente declaratoria de emergencia sanitaria en el país, donde la inoculación masiva, en particular, es el eje central de las acciones preventivas.
En contraste, el reciente brote de sarampión en los Estados Unidos, donde se han detectado 1.227 casos de sarampión hasta este martes 24 de junio por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) que han afectado, en particular, a personas no vacunadas. Un ejemplo de esto ocurre en el estado de Texas, en el que este virus se propagó en varios condados, dejando 750 personas en Texas contagiadas, incluyendo 707 niños y adultos no vacunados.
Además de esto, en Pakistán y Afganistán se ha notificado un número creciente de casos de polio de “tipo salvaje”, y en Papúa Nueva Guinea, donde menos de la mitad de la población está inmunizada, en este momento persiste un brote de polio.
¿Qué encontró, entonces, el estudio? La investigación analizó los datos de 204 países y territorios del mundo entre 1980 y 2023. En este periodo de tiempo se encontró que se duplicó la cobertura vacunación mundial contra enfermedades como la difteria, el tétano, la tos ferina, el sarampión, la poliomielitis y la tuberculosis, que hacen parte del EPI.
Además de esto, se registró un descenso del 75 % del número de niñas y niños que nunca han recibido una vacuna entre 1980 y 2019, justo antes de la pandemia del covid-19.
En contraste, advierten los investigadores, la vacunación ha estancado o revertido en muchos países. En el caso de la inmunización contra el sarampión, esta ha disminuido en 100 de 204 países entre 2010 y 2019, mientras que 21 de 36 países de ingresos altos reportaron descensos en la cobertura de al menos una dosis de vacuna contra la difteria, el tétano, la tos ferina, el sarampión, la poliomielitis o la tuberculosis.
“A pesar de los monumentales esfuerzos de los últimos 50 años, los avances distan mucho de ser universales. Un gran número de niños siguen sin vacunarse o no lo hacen suficientemente”, afirmó el autor principal del estudio, Jonathan Mosser, del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington (EE. UU.). “La vacunación infantil sistemática es una de las intervenciones de salud pública más rentables que existen, pero la persistencia de las desigualdades a escala mundial, los problemas derivados de la pandemia de covid y el aumento de la desinformación y las dudas sobre las vacunas han contribuido a que los progresos en materia de inmunización sean más lentos”
¿Cómo ha evolucionado Colombia y América Latina?
La investigación de The Lancet ofrece una base de datos completa con la evolución de los porcentajes de cobertura de vacunas en diferentes países. En la gráfica a continuación se puede ver cómo ha evolucionado en Colombia y en algunos países vecinos.
Colombia, como indican los datos del estudio, ha perdido de manera sostenida su cobertura de vacunación desde 2020 (0,04 puntos porcentuales), en una tendencia que se observa en toda la región.
Esta situación es particularmente notoria en el caso de la vacuna del sarampión, pues la proporción de niños que la reciben disminuyó en 100 de 204 países, con la mayor disminución observada en América Latina y el Caribe, donde la cobertura cayó de alrededor del 90 % en 2010 al 87 % en 2019. Esto significa casi un millón de niños menos vacunados contra el sarampión.
En general, estas cifras muestran los retos recientes que enfrentan los procesos vacunación en el mundo.
”Entre 2010 y 2019, el aumento de la cobertura se ralentizó y, en algunas zonas del mundo, se disminuyó. Por ejemplo, 21 de los 36 países de ingresos altos experimentaron descensos en la cobertura de al menos una de las dosis de vacunas originales recomendadas por el EPI, incluido un descenso del 12 % en la primera dosis de vacunación contra el sarampión en Argentina y descensos del 8 % y el 6 % en la tercera dosis de vacunación contra la difteria, el tétano y la tos ferina en Finlandia y Austria, respectivamente.
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Por su parte, para 2023, más de la mitad de los 15,7 millones de niños no vacunados del mundo vivían en solo ocho países, ubicados principalmente en África subsahariana (53%) y Asia meridional (13%): Nigeria (2,48 millones), India (1,44 millones), República Democrática del Congo (RDC, 882.000), Etiopía (782.000), Somalia (710.000), Sudán (627.000), Indonesia (538.000) y Brasil (452.000)“, explican los autores del estudio.
El efecto persistente de la pandemia
Una de las explicaciones para este retroceso, según los autores del estudio, es la pandemia del covid-19. Desde 2020, los datos muestran un alto descenso en las tasas de cobertura de inmunización de un grupo importante de vacunas.
En total, se calcula que 15,6 millones de niños no recibieron las tres dosis completas de la vacuna contra la difteria, el tétano y la tos ferina o la vacuna contra el sarampión entre 2020 y 2023, así como 15,9 millones de niños no recibieron ninguna vacuna contra la poliomielitis, y 9,18 millones la vacuna contra la tuberculosis.
Una de las regiones más afectadas por la pandemia ha sido África subsahariana, con una estimación de 6,96 millones de niños menos vacunados contra el rotavirus entre 2020 y 2023, 5,31 millones sin inmunización contra la enfermedad neumocócica y 4,94 millones sin inmunización contra la poliomielitis.
“La diversidad de retos y obstáculos a la inmunización varía mucho entre países y dentro de las comunidades, con un número creciente de desplazados y disparidades cada vez mayores debidas a los conflictos armados, la volatilidad política, la incertidumbre económica, las crisis climáticas y la desinformación y las dudas sobre las vacunas, lo que subraya la necesidad de soluciones nuevas y adaptadas”, afirmó, a través un comunicado, Emily Haeuser, autora principal del estudio.
¿Qué implicaciones tiene este leve retroceso?
Una de las principales conclusiones del estudio es que se necesitan un “progreso acelerado” para cumplir con las metas de la OMS para 2030. Uno de los objetivos centrales vale señalar, es la cobertura del 90 % o superior para cada una de las vacunas del ciclo vital: las tres dosis completas de la vacuna contra la difteria, el tétano y la tos ferina, la segunda dosis de la vacuna que contiene sarampión y la vacuna contra la enfermedad neumocócica.
Por el momento, solo 18 de los 204 países analizados han cumplido con estas metas, mientras que el 66 % de los niños sin ninguna vacuna se encuentran en África y Asia.
“Las presiones demográficas añadirán una doble carga a unos sistemas sanitarios ya sobrecargados y mal equipados para gestionar el crecimiento sustancial de las poblaciones diana de las vacunas. En Nigeria, Etiopía y la RDC, donde en 2023 vivía el 27% de todos los niños no vacunados con dosis cero, se espera que las cohortes de nacimiento aumenten un 16%, un 11% y un 6% respectivamente para 2030″, explican los autores del estudio.
“El éxito de los programas de vacunación se basa en comprender y responder a las creencias, preocupaciones y expectativas de las personas. Los servicios de vacunación deben dar prioridad a la creación de confianza, implicar a los líderes de la comunidad y adaptar las intervenciones con estrategias locales culturalmente más apropiadas para mejorar la confianza en la vacuna y su aceptación”, concluye Mosser, de la Universidad de Washington (EE. UU.)
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