Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Apple es una empresa célebre por sus diseños atrevidos y sus grandes campañas de mercadotecnia, y disfruta de su estatus de fuerza dominante en el mundo corporativo. Así que llamó mucho la atención cuando uno de sus ejecutivos, Eddy Cue, dio una muestra de humildad durante una discusión suscitada en la conferencia South by Southwest en Austin, Texas, que se celebró a inicios de marzo.
“No tenemos idea de cómo hacer televisión”, mencionó Cue, vicepresidente sénior de la empresa que supervisa el equipo a cargo de la iniciativa de programación original. “Entonces, ¿qué aportaría Apple al sector? La respuesta es… muy poco. Nosotros aportamos otras cosas. Sabemos crear aplicaciones, sabemos distribuir, sabemos cómo vender. Pero en realidad no sabemos cómo crear programas de televisión”.
Las palabras de Cue sugirieron que la nueva operación de Apple ha alejado a la empresa de su zona de confort en Silicon Valley y la ha llevado a un territorio desconocido: Hollywood.
O, para ser más precisos, a Culver City, California, la ciudad que vio nacer los estudios Metro-Goldwyn-Mayer, donde Apple está construyendo un edificio de 12.000 metros cuadrados que albergará las oficinas centrales de la división de entretenimiento.
Ahora se están esclareciendo los planes que tiene Apple de convertirse en protagonista de la industria del entretenimiento. En meses recientes, la empresa ha gastado más que Facebook y YouTube —dos empresas tecnológicas que también han ingresado en el mundo de la programación original—, y que los estudios tradicionales de televisión. En algunos casos, también ha vencido a Netflix en guerras de licitaciones.
Desde octubre, Apple ha firmado acuerdos para doce proyectos, nueve de los cuales son órdenes “directas para crear series”: un método agresivo con el fin de crear nueva programación sin pasar por la etapa del episodio piloto. El año pasado, cuando Apple comenzó a coquetear con los productores, mencionó que tenía un presupuesto de 1000 millones de dólares. Ahora queda más claro que la empresa superará por mucho esa cifra.
Sin embargo, tal vez lo más significativo sea que la fuerza de la marca Apple y su disposición para firmar grandes cheques la han vuelto un imán para los creadores y a las estrellas de los programas.
Cue mejoró de manera importante el lugar que ocupaba la empresa dentro de la industria del entretenimiento al convencer a los ejecutivos de televisión Zack van Amburg y Jamie Erlicht para que dejaran Sony Pictures Television, el estudio de Breaking Bad y The Crown, e ingresaran a sus filas.
Los dos ejecutivos se apresuraron para crear desde cero Apple Worldwide Video: expandieron su personal a cerca de cuarenta personas y abrieron divisiones encargadas de dramas para adultos, programas para niños y programación para América Latina y Europa. Para desarrollar una selección de doce proyectos (que siguen creciendo),
Van Amburg y Erlicht llegaron a acuerdos con estrellas de renombre como Reese Witherspoon y Jennifer Aniston, Steven Spielberg, Damien Chazelle, M. Night Shyamalan, Octavia Spencer y Kristen Wiig.
Aún queda por ver si las maniobras del gigante de la tecnología lo llevarán a tener éxito en una industria en la que, como alguna vez dijo el guionista William Goldman, “nadie sabe nada”.
Con planes de invertir hasta 8000 millones de dólares en contenido para 2018, Netflix se ha comprometido a seguir una estrategia para ofrecer algo para cada gusto, y otras empresas han sentido la tentación de probar suerte en un campo que cada vez se llena más.
El año pasado se estrenaron 487 programas originales, una cantidad que aumentará a más de 500 en 2018. Para mantener el paso de Netflix, Amazon y Hulu han inyectado dinero a nuevos proyectos, mientras que los estelares de la televisión por cable como HBO y FX se están concentrando en mantener su lugar en el mercado.
Apple tiene dos ventajas sobre sus rivales potenciales: dinero en efectivo —la empresa tiene más de 285.000 millones de dólares a la mano— y la promesa de trabajar con una de las empresas más exitosas sobre la faz de la tierra.
“Apple simplemente nos entiende”, comentó Witherspoon en una entrevista que se celebró a inicios de este año. “Entienden nuestra visión, han redoblado esfuerzos y en verdad quieren hacer grandes negocios”.
Los productores y los ejecutivos del entretenimiento que hace poco se reunieron con los representantes de Apple dijeron que la empresa se está inclinando por programación televisiva que vaya de acuerdo con la identidad positiva y optimista de la marca.
En otras palabras, es probable que Apple se aleje de proyectos que sean innecesariamente oscuros o que traten sobre problemas sociales graves. Agregaron que la compañía tenía en la mira una fecha entre marzo de 2019 y el verano del mismo año para dar a conocer la lista de sus nuevos programas.
Aunque la empresa ha comprado proyectos a un paso veloz, señaló que no seguiría la estrategia de Netflix a favor de un gran volumen. Cue, quien lleva en Apple casi tres décadas, citó a Pixar como un modelo a seguir cuando lo entrevistaron en South by Southwest.
Y aunque es verdad que la empresa de animación propiedad de Disney tiene un historial soberbio, también se da el lujo de hacer una o dos películas por año; incluso los estudios más exitosos de televisión acaban con más errores que aciertos.
Apple no ha compartido más detalles con sus nuevos socios comerciales sobre la manera en que va a distribuir los programas, pero tal vez estén disponibles en su aplicación de televisión.
La empresa tampoco ha anunciado si sus proyectos quedarán sujetos a algún tipo de pago, pero lo más probable es que las audiencias tengan que adquirir una suscripción para tener acceso a los programas.