El 15 de noviembre de 2001, en un Toys ‘R’ Us (juguetería estadounidense) de Times Square en Nueva York, Bill Gates, el hombre más rico del mundo en ese momento y dueño de Microsoft, vendió la primera Xbox de la historia. En ese mismo evento de lanzamiento Gates invitó a Dwayne Johnson -La Roca- a probar un nuevo juego que se estrenó el mismo día que la consola.
Se trataba de un título de disparos en primera persona ambientado en el espacio exterior que fue desarrollado por Bungie Studios y publicado por Microsoft Game Studios como el videojuego insignia de la nueva plataforma verde. La entrega presentó una nueva manera de jugar este género y un par de personajes que quedarían en la historia de la industria.
Lo nombraron Halo: Combat Evolved, pero el mundo lo conoce hoy como Halo 1, pues sus cinco millones de copias vendidas generó la franquicia más importante en la historia de Xbox y 65 millones más de copias comercializadas. Alentó el éxito comercial de la primera Xbox y fue el videojuego que mejor aprovechó su arquitectura x86, muy similar a los PC’s más potentes de la época.
Al cabo de dos años de su estreno, una de cada dos Xbox en el mundo se vendía junto a este juego y la crítica de la época le dio 97 puntos de 100 posibles en las reseñas. Sin lugar a dudas, se trató de un fenómeno que posicionó a Xbox como un digno competidor de la PlayStation 2 y la Nintendo GameCube. Además, propició casi 20 títulos más de la saga.
Por eso, en esta tercera historieta de videojuegos de El Espectador queremos rendirle un homenaje a Halo y su manera de mantener vivo a Xbox en el mercado de las consolas. Una entrega que marcó la pauta para los shooters en primera persona y puso el estándar en un punto de calidad mucho más alto a lo que estaba acostumbrada la industria antes de Halo: Combat Evolved. Aquí está su historia.