El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo que al asumir el lunes suspenderá la ley que prohibe TikTok y propuso que la plataforma sea controlada en un 50% por accionistas estadounidenses.
Una ley votada por el Congreso en 2024 entró en vigor el domingo y TikTok suspendió su aplicación en Estados Unidos, por lo que la plataforma de videos cortos no está accesible para más de 170 millones de usuarios.
“Me gustaría que Estados Unidos tuviera la propiedad de 50% de una empresa conjunta”, dijo el magnate republicano en su red Truth Social.
Indicó además que el decreto que emitirá el lunes extenderá el tiempo para una prohibición. “De ese modo podemos alcanzar un acuerdo”, explicó.
Trump señaló que su “idea inicial” es crear “una joint venture entre los actuales propietarios” de TikTok “y/o nuevos propietarios, por medio de la cual Estados Unidos obtendría 50% de la propiedad de la empresa conjunta”.
En su red social, Truth Social, Trump solicitó a compañías estadounidenses que no permitan que TikTok “permanezca en la oscuridad”.
TikTok dejó de funcionar este sábado en la noche en Estados Unidos después de que el Tribunal Supremo avalara el viernes una ley aprobada el año pasado por el Congreso que obligaba a la plataforma a desvincularse de su empresa matriz, la china ByteDance, o enfrentarse al cierre.
Las implicaciones de la decisión sobre TikTok
La decisión de la Corte Suprema de EE.UU. despertó críticas significativas por parte de organizaciones defensoras de los derechos digitales, como la Electronic Frontier Foundation (EFF). Fundada en 1990, es una organización sin fines de lucro dedicada a la defensa de las libertades civiles en el entorno digital. Su labor se centra en proteger la libertad de expresión, la privacidad, la transparencia gubernamental y la innovación tecnológica.
En este caso, la EFF expresó su “profunda decepción” ante la decisión del Tribunal por no aplicar el escrutinio estricto de la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresión. Según la fundación, la ley que busca restringir o forzar la venta de TikTok responde a un control directo sobre el contenido que los usuarios estadounidenses consumen y comparten, lo cual constituye una violación directa de derechos constitucionales. La EFF argumenta que las preocupaciones del Gobierno sobre la privacidad de los datos son inestables, ya que actores extranjeros podrían acceder a información de los ciudadanos estadounidenses a través de otros medios, como el robo o la compra de datos en mercados secundarios.
Además, la organización sostiene que la prohibición de TikTok no resolverá los problemas de seguridad de datos y que solo una legislación integral de privacidad puede ofrecer soluciones efectivas. Para la EFF, cerrar plataformas o imponer su venta forzosa bajo el argumento de prevenir propaganda extranjera es una medida antidemocrática que contradice los valores que Estados Unidos defiende globalmente.
El abogado de TikTok, Noel Francisco, quien estuvo a cargo de la representación de la plataforma de videos cortos antes el Tribunal Supremo, presionó en la audiencia del 9 de enero para que suspenda la ley. Comentó que si realmente el gobierno estuviese preocupado por la seguridad de los datos, también tendrían como objetivo a Shein y Temu, insinuando que el Congreso está realmente preocupado por ir específicamente contra TikTok.
Juan Diego Castañeda, director de la Fundación Karisma, una organización de la sociedad civil colombiana que protegen los derechos digitales y de tecnología, se adhiere a las dudas sobre la consistencia de la medida contra TikTok, especialmente cuando existen otras aplicaciones, de gran popularidad y de origen chino que podrían estar igualmente expuestas a medidas similares, aunque hasta ahora no han sido objeto del mismo nivel de escrutinio.
“Otras aplicaciones chinas y otras empresas chinas también están bajo el mismo riesgo. Entonces la pregunta es si eventualmente eso podría suceder en otras aplicaciones. Puede ser que sí, puede ser que no”, señaló. Esta incertidumbre pone en evidencia una posible selectividad en la aplicación de medidas regulatorias, dado que plataformas como Temu o Shein también operan en Estados Unidos, pero no han enfrentado restricciones similares.
La diferencia clave, según Castañeda, radica en el tipo de contenido que manejan estas plataformas. “La diferencia también es que si yo uso Temu, por ejemplo, esas aplicaciones normalmente no llevan contenido. Mientras que una aplicación como TikTok sí lo lleva”, explicó. El enfoque del gobierno estadounidense no solo se centra en la recolección de datos, sino también en el potencial de manipulación de contenidos que podría influir en la opinión pública.
Sin embargo, es cuestionable por qué TikTok ha sido señalada de manera tan específica, considerando que otras redes sociales han sido piezas claves para campañas de desinformación. “Cuando tú ves los ataques que ha hecho Rusia o China a redes de Estados Unidos a través de Facebook, Instagram o Twitter para manipular contenidos, realmente no parece ser tan especial. Es difícil de entender por qué TikTok es el foco”, argumentó.
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