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Este miércoles, Twitter anunció la introducción de un nuevo servicio que presentará una selección de los mejores tuits al principio de la línea de tiempo de cada usuario. Esta selección será hecha por un algoritmo y su extensión dependerá de una serie de características de cada persona.
Este es quizá uno de los cambios más drásticos que, hasta el momento, se le ha hecho a la línea de tiempo y, en últimas, ejemplifica el dilema de Twitter: su ventaja es ser un río inacabable de información ordenada cronológicamente (empezando por lo más reciente) y su gran desventaja es ser exactamente esto.
La encrucijada en la que se encuentra la compañía es ser un servicio relevante para los usuarios que de verdad lo entienden, pero que no logra atraer a nuevas audiencias de forma masiva, cosa que, por cierto, sí han logrado varias otras plataformas en la red.
Para septiembre del año pasado, la compañía reportó tener una base de usuarios mensuales de 320 millones de personas, pero su crecimiento anual fue de menos de 100 millones de nuevos suscriptores.
En este escenario, la comparación más inmediata en términos de crecimiento se hace con Facebook (que suma más de 1.400 millones de usuarios activos mensuales), pero la cosa es que Facebook es un animal bien diferente.
El asunto está relacionado con la concepción misma de cada compañía: Twitter es una plataforma cuya estructura permite que el usuario mismo cure enteramente la forma como consume el contenido que el mundo tiene para ofrecerle. Claro, cada persona elige qué perfiles seguir de acuerdo a sus gustos e intereses, pero esas elecciones, multiplicadas a lo largo y ancho del servicio, terminan por exponer al usuario inicial a una variedad más abierta de información. Esto se ve reforzado por la interfaz misma del sitio, en la que se privilegian los eventos más recientes: la inmediatez acá lo es todo y es el usuario quien ejerce como filtro.
Pero esta curación requiere interés constante y, sobre todo, tiempo. El enfoque Facebook pone a jugar un algoritmo que, al menos en parte, se encarga de esta curación del contenido, basándose en los gustos y amigos de cada persona, entre otras variables.
El cambio en Twitter, tal vez, es parecerse un poco más a Facebook. La selección de los mejores tuits entra a reforzar una serie de modificaciones que apuntan a mejorar la experiencia de un usuario casual de la red, alguien que no pasa sus días frente a su línea de tiempo: o sea, alguien a quien se le puede escapar buena parte del valor informativo que ofrece la plataforma. El algoritmo, entonces, trata de rescatar parte de los tuits que pasan derecho por el perfil de una persona con más cosas para hacer que sólo revisar Twitter.
La semejanza con Facebook no es un asunto nuevo y la repulsión que crea entre muchos usuarios de Twitter tampoco lo es. Esta es una resistencia interna, si se quiere, que es bien conocida por los ejecutivos de la compañía. “Estamos honrados de tener una base de usuarios a quienes les importa de verdad el producto y que puedan usar la misma plataforma para darnos retroalimentación sobre el servicio”, dijo en declaraciones a medios Jeff Siebert, director de producto de la empresa. Siebert aseguró que experimentaron algo similar con la introducción de los corazones (un botón que funciona como una especie de “me gusta”, pero en Twitter): “En principio, a la gente no le gustó, pero ha sido un éxito masivo y millones de personas que jamás habían usado la función de favorito ahora usan los corazones”.
El cambio en la línea de tiempo será un asunto gradual, en un primer momento, y se verá reflejado tanto en la versión web, como en las de iOS y Android. La función, sin embargo, puede apagarse desde los ajustes de cuenta del usuario, pues estará activa por defecto.