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La guerra en Colombia muchas veces parece un tema de no acabarse. Cuando más cerca nos sentimos de vivir en paz aparece un evento, un grupo o cualquier otra cosa que, otra vez, resquebraja el país. Y aunque esta historia ha sido contada en innumerables ocasiones y de muchas maneras, una institución educativa y otra gubernamental encontraron otra forma muy innovadora.
Pese a su importancia geoestratégica y ecológica, el Amazonas ha sido históricamente excluido de las políticas de desarrollo, seguridad y memoria. De acuerdo con la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), entre 2016 y 2023 se registraron casi 60.000 víctimas de desplazamientos, amenazas, confinamientos y asesinatos solo en esta región.
Al mismo tiempo, el 95% de este territorio sigue cubierto de selva virgen, lo que dificulta el acceso de instituciones del Estado, lo que a su vez facilita la operación de grupos armados ilegales dedicados al narcotráfico, la minería ilegal y la explotación de recursos. Todo esto sin contar el reclutamiento forzado (especialmente de menores de edad), el cobro de extorsiones y la instalación de rutas clandestinas para el mercado y comercio ilegal.
Una investigación entre la Universidad de San Buenaventura y la Armada Nacional dio como resultado un proyecto sin precedentes en Colombia. La creación de un videojuego móvil, una experiencia de realidad virtual, un libro interactivo, una serie de mini documentales y una plataforma web para contar la historia del conflicto armado en el Amazonas.
Las principales consecuencias de la violencia en esa región del país ahora tienen visibilidad gracias a esta propuesta llevada a la realidad. La pobreza estructural y la expansión de economías ilegales son solo algunos ejemplos de las problemáticas que han aquejado a los pobladores de la Amazonía colombiana. Documentó con la rigurosidad académica que ameritan, pero también la modernidad de un videojuego y una experiencia de realidad virtual.
“Corrientes de Memoria: narrativas transmedia del Amazonas”, es el nombre de este proyecto que mediante cuatro expediciones al Amazonas y más de 70 entrevistas, recoge las voces y vivencias de víctimas civiles e integrantes de la Fuerza Pública que les ha tocado lidiar con el conflicto. La investigación fue liderada por los programas de Ingeniería Multimedia, Ciencia Política y Psicología de la Universidad San Buenaventura y la Armada Nacional.
La idea, según sus creadores, era acercar el relato a jóvenes, comunidades locales, docentes, estudiantes y organizaciones de derechos humanos, sin perder la profundidad investigativa ni la sensibilidad narrativa. El Espectador habló con Andrés Leonardo Durán, docente e investigador principal del proyecto, sobre sus reflexiones de contar el conflicto armado colombiano a través de un juego.
¿De dónde sale la idea de contar la violencia de Colombia a través de un videojuego?
Es un reto que la Armada Nacional le propone a la universidad para ayudar a construir y conservar la memoria histórica de las víctimas. Usualmente, el camino que hubiéramos tomado habría sido el de escribir libros porque es la forma tradicional de almacenar este tipo de información.
Sin embargo, es una plataforma de consumo que tiene poca recurrencia de parte de la población en general. Así que quisimos hacer un proyecto transmedia que separa por relatos esa gran historia contada por las víctimas, sean civiles o militares, del conflicto armado.
En el caso puntual del videojuego, quisimos relatar la ayuda humanitaria que la Armada Nacional le presta a la población del Amazonas a través de este medio interactivo. Por eso mismo, está pensada para personas jóvenes con acceso a un celular básico con sistema operativo Android y por eso el juego tampoco exige características técnicas elevadas.
¿De qué se trata el videojuego?
El jugador se pone en los zapatos y las botas de la Armada Nacional de Colombia para a través de misiones, por ejemplo, evacuar a una mujer indígena en estado de embarazo, prevenir el derrame de petróleo en el río Amazonas y hasta evitar la tala de árboles.
Estas situaciones, aunque parecen sencillas en otras partes del país, realmente en el Amazonas son problemáticas del día a día. Así que creemos que el juego, por medio de su carácter interactivo, tiene la capacidad de hacerle entender a las personas cómo viven los pobladores del Amazonas y cómo la Armada Nacional ayuda a mitigar algunos problemas.
La verdad, la recepción del juego fue muy buena, especialmente entre los jóvenes que lo acogieron con mucho entusiasmo. Esto también fundamentado en un sistema de logros que se convertían en medallas dentro del juego a medida que los jugadores completaban misiones.
¿Qué fue lo más difícil de trabajar en este proyecto?
Lo primero que hay que decir es que la Armada Nacional es la primera Fuerza Armada del país que cree en este tipo de proyectos de construcción de memoria. Y a partir de ahí creo que romper los paradigmas de lo establecido también fue muy difícil, especialmente en la universidad.
Al principio había profesores y militares que se resistieron al proyecto, pues es contar un tema acartonado por medio de tendencias actuales. No obstante, todo resultó en un cambio de imaginarios tanto dentro de la academia como en las fuerzas militares que este tipo de relatos son posibles, necesarios y muy eficaces para nuestro objetivo final.
Socialmente, ¿Qué buscan con este proyecto?
Es una forma de restaurar la memoria histórica de la población y del país en general. Cuando evitamos olvidar estamos reconociendo a las víctimas, sus problemáticas y el papel que tiene todo eso dentro de la historia de Colombia. Todo con la intención de reparar y no repetir.
Es también un llamado a la resiliencia y a la construcción de paz desde el individuo. El simple hecho de que niños en un colegio en Bogotá puedan entender o al menos conocer esta historia de una manera distinta a la guerra y jugando es motivo suficiente para seguir creyendo que este tipo de proyecto construyen país.
Principalmente, porque permiten que no olvidemos a las víctimas que debemos honrar, restaurar y de construirles país. No solo para su presente, sino también para su futuro, especialmente en regiones como el Amazonas.
