Wearables, la tendencia tecnológica que crece en los adultos mayores

Las funciones de salud con las que vienen equipados estos dispositivos, al parecer, son los principales atractivos que encuentran las personas de más de 55 años. ¿Tiene esta tecnología el mismo impacto en otras generaciones?

Diego Ojeda / @diegoojeda95.
17 de febrero de 2019 - 11:17 p. m.
Pixabay
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La palabra ‘wearable’ podría traducirse al español como usable o vestible, un concepto en el que se apalanca una creciente tendencia tecnológica en la que muchos encuentran utilidad.

Ejemplares de dispositivos ‘wearebles’ se encuentran en pulseras que miden, entre otros aspectos, las calorías quemadas y los kilómetros recorridos por un deportista, así como también relojes y ropa inteligente. En suma, tecnología que se puede vestir.

Con el fin de medir el impacto que tienen estos artefactos en las diferentes generaciones norteamericanas, la consultora e-Marketer adelantó un estudio en el que encontró, por ejemplo, que los dispositivos wearables están teniendo una creciente acogida en los adultos mayores, es decir, la población de más de 55 años de edad.

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En concreto, se estima que, en el transcurso de 2019, 8,2 millones de estadounidenses pertenecientes a esta población usarán un dispositivo wearable. Lo anterior significa un crecimiento del 15% a comparación con el tiempo inmediatamente anterior; el más alto al mirar las otras generaciones.

Para la analista de pronósticos de dicha consultora, Cindy Liu, “los wearables, como los actuales relojes inteligentes, están equipados con funciones de salud adicionales que son especialmente atractivas para los adultos mayores”.

Probablemente uno de los más grandes referentes en esta materia es el Apple Watch Series 4, reloj que fue presentado en septiembre de 2018. En su momento, la empresa de la marca de la manzana destacó del dispositivo su capacidad de seguir el ritmo cardíaco de los usuarios y elaborar un informe que, eventualmente, puede ser presentado a un médico con el fin de anticipar enfermedades.

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De igual forma, gracias a su giroscopio y acelerómetro integrado, este reloj es capaz de detectar si la persona que lo usa tuvo un accidente que lo inconsciente para, posteriormente, llamar a los servicios de emergencia.

Aunque esta tecnología registra sus mejores porcentajes de crecimiento en los adultos mayores, los millennials se consolidan como la generación que más usa este tipo de dispositivos.

El 23,4% de los nacidos a inicios de los 80 y mediados de los 90 en 2015, según la consultora, usaron por lo menos una vez un artefacto wearable. En concreto, 23.8 millones de personas; se estima que, en 2019, la cifra ascienda a los 24,9 millones.

Según Liu, lo que buscan los millennials en estos dispositivos es el seguimiento de los datos de sí mismos que generan estos artefactos, algo a lo que denomina como el “yo cuantificado”. La experta asegura que este comportamiento se ve especialmente reflejado en lo concerniente al seguimiento del estado físico.

“¿Cuántas calorías quemé?”; “¿Cuántos pasos realicé?”; “¿Qué distancia recorrí?”, son algunas de las preguntas que permiten responder estos dispositivos.

Por otra parte, 15.4 millones de quienes pertenecen a la generación X, es decir los nacidos entre los 60’s e inicios de los 80’s, reconocieron haber usado uno de estos artefactos en 2018, esto es el 23,4% de esa población.

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Según e-Marketer, la apropiación de dicha generación por los wearables obedece a su poder adquisitivo, es decir, muchos los adquieren sencillamente porque los pueden comprar, mientras que otros lo hacen por cuestiones de salud y el bienestar a medida que envejecen. Sin embargo, son lo suficientemente jóvenes para no sentirse intimidados por la tecnología.

La analista cree que esta población es la más propensa a adquirir los relojes y ropa inteligente más sofisticados del mercado.

Finalmente se encuentran los adolescentes, aquellos que perfectamente pueden encajar en la definición sociológica de ‘Nativos digitales’.

En Estados Unidos se estima que 9.8 millones de quienes pertenecen a esta población han usado uno de estos dispositivos, esto podría traducirse en uno de cada diez.

Las razones son varias, pero principalmente se concentra en el hecho de que para muchos el tener un dispositivo wearable compite con disponer de un teléfono inteligente; los padres solo pueden comprar uno de los dos.

De igual manera, según la consultora, muchos padres se sienten más cómodos que su hijo o hija use uno de estos artefactos a comparación de un smartphone, ya que lo ven como una estrategia para que los menores pasen menos tiempo en pantalla.

Por Diego Ojeda / @diegoojeda95.

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