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El encanto de San Miguel de Allende

Esta ciudad del estado de Guanajuato es ideal para recorrer a pie y vivir una experiencia relajante en medio de sus calles empedradas, su arquitectura, cafés y restaurantes.

Verónica Téllez Oliveros / Invitación de Marca México *
19 de noviembre de 2014 - 03:20 a. m.
esde una de las bodegas del viñedo Cuna de Tierra, en Dolores Hidalgo, se  aprecia el  paisaje de la región. /  Cortesía Cuna de Tierra
esde una de las bodegas del viñedo Cuna de Tierra, en Dolores Hidalgo, se aprecia el paisaje de la región. / Cortesía Cuna de Tierra
Foto: Yuki Navarro Guerrero

No sólo es sol y playa. Si algo se ha empeñado en demostrar México en los últimos años es que tiene una imponente riqueza cultural capaz de atraer incluso viajeros que se inclinan por los tradicionales destinos turísticos. El estado de Guanajuato es uno de los más llamativos por su arquitectura, gastronomía, artesanías y lugares emblemáticos de la Independencia mexicana. Una parada obligada es el encantador San Miguel de Allende, a unas tres horas y media de Ciudad de México.

Las calles empedradas, los colores terracota de las fachadas, las galerías de arte y los cafés hacen de San Miguel de Allende una ciudad perfecta para disfrutar a pie y perder la noción del tiempo, dejándose llevar por una experiencia relajante. Esa sensación de tranquilidad que transmite cada uno de sus callejones ha hecho que la ciudad atraiga extranjeros, especialmente de Estados Unidos y Canadá, artistas y escritores que decidieron pasar allí el resto de sus vidas.

Obviamente, en este municipio también se puede degustar la deliciosa gastronomía mexicana. El pollo con mole, la sopa azteca o de tortilla, los sopes, el pescado a la veracruzana, las aguas de Jamaica, horchata o chile, el tequila y el mezcal son platos y bebidas que no hay que perderse. Hay distintos restaurantes que abrieron sus puertas en grandes casonas de la época del virreinato de San Miguel. Son espacios espléndidos y muchos de ellos están justo en los patios de estas casas, en medio de jardines e inmensos árboles. En la calle también hay distintos puestos de comidas con los tradicionales tacos, enchiladas y esquiles (preparados con granos de mazorca, queso, mayonesa y los chiles y picantes que imagine para acompañar). Una opción económica para disfrutar como el resto de manjares.

Patrimonio fascinante

San Miguel fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008 por conservar aún los rastros de los estilos barroco y neogótico en su arquitectura y sus paisajes, que representan esa mezcla de influencia de indígenas, españoles y criollos. Es un lugar excepcional que guardó del paso de los años los edificios de los siglos XVI y XVII. Las iglesias, de hecho, se han vuelto las preferidas para bodas, incluso de extranjeros.

Uno de los atractivos más fotografiados es la parroquia San Miguel Arcángel, que llama la atención desde que se entra a la ciudad. Juan Antonio Salvador Gómez Hernández, un guía local, cuenta que se construyó a finales del siglo XVII, pero tuvo una transformación drástica cuando el cura encargado le encomendó a un obrero llamado Zeferino Gutiérrez la tarea de cambiar la fachada. “Él lo hizo sólo mirando postales de Colonia, Alemania, y es la única iglesia así en todo México”, dice. El resultado fue una impresionante fachada de estilo neogótico que resalta en el centro de San Miguel, junto a su plaza principal.

Parte del encanto de San Miguel también está en su historia. Fue el lugar que los españoles convirtieron en una fortaleza para proteger el camino real previsto para continuar la evangelización. Y en sus callejones fue donde Ignacio Allende y el cura Miguel Hidalgo y Costilla planearon la Independencia mexicana. Después de esta gesta la ciudad estuvo olvidada y sólo hasta el siglo XX tuvo un renacer con la llegada de artistas que impulsaron escuelas de arte. El Instituto Allende y la Escuela de Bellas Artes son algunas de las más conocidas. Por sus aulas pasaron famosos muralistas mexicanos como David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera.

Paseo por los viñedos

Aunque cuando se habla de vino es inevitable pensar en países tradicionalmente vinícolas como Chile o Francia, México también tiene su tradición. En Guanajuato hay 17 viñedos.

Cuna de Tierra es uno de los más conocidos. Está ubicado en el municipio de Dolores Hidalgo, en el estado de Guanajuato. Las plantaciones de vid se extienden por un gran terreno, que se puede recorrer caminando, en un pequeño tractor o en bicicleta. Los visitantes tienen la oportunidad de conocer todo el proceso para obtener un buen vino, desde la plantación hasta el almacenamiento en barricas. La experiencia se complementa con una comida exquisita para degustar alguno de los vinos comerciales, que desde 2010 produce esta casa. También se prueban quesos y aceitunas locales. El día finaliza viendo el atardecer y el paisaje desde lo alto de las bodegas.

Paco Lara, administrador del viñedo, cuenta que se llama Cuna de Tierra en honor a Dolores Hidalgo, en donde se gestó de la Independencia, y rinde honor a aquella tradición vitivinícola que los españoles les arrebataron a los pobladores hace cientos de años. “Antes de la Independencia esta región era vitivinícola. El cura Hidalgo enseñaba el cultivo del gusano de seda y a cultivar la vid. Él hacía su propio vino de misa, que era famoso en la región. Pero la Corona española prohibió vinificar en México y hacer aceite de oliva, y el virrey Francisco Venegas mandó a quemar todas las vides y los olivos. Ese atropello fue uno de los detonantes de la Independencia”, cuenta Paco, quien hoy se siente orgulloso de este revivir de la tradición justamente en estas tierras.

¿Cómo llegar?

Desde Ciudad de México el recorrido a San Miguel de Allende se hace en bus o automóvil. Son cerca de tres horas y media de viaje, dependiendo del tráfico que haya para salir del D.F. Una vez en San Miguel, aproveche para conocer Dolores Hidalgo, que queda a menos de 30 minutos por carretera. También vale la pena conocer Guanajuato, la capital del estado que lleva su mismo nombre, y que se encuentra a una hora de camino. Su arquitectura y paisajes son imperdibles. Además, todos los años es anfitriona de dos concurridos eventos que atraen decenas de visitantes nacionales y extranjeros: el Encuentro Gastronómico Guanajuato Sí Sabe, que se realiza entre junio y agosto, y el Festival Internacional Cervantino, que se lleva a cabo todos los meses de octubre.

 

Por Verónica Téllez Oliveros / Invitación de Marca México *

 

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