Si viaja a Nuquí para maravillarse con el avistamiento de ballenas y la riqueza natural de sus ecosistemas, encontrará que no todo el espectáculo está en el mar. En pleno corazón del municipio se vive una celebración única: un festival ambiental y pedagógico que emociona a toda la comunidad. Organizado por la corporación ecoturística Mano Cambiada, este encuentro pone en el centro a los niños y jóvenes, mientras rescata y exalta las tradiciones culturales afrodescendientes e indígenas que dan identidad al Pacífico colombiano.
¿Qué podrá ver aquí?
El Festival de la Migración del Pacífico colombiano es una de las manifestaciones de turismo comunitario más auténticas del país, ya que cada año, en Nuquí, Chocó, con la llegada de las ballenas jorobadas, el municipio celebra con color y con conciencia ambiental. Y es que del 28 al 31 de agosto de 2025, durante cuatro días de programación, visitantes nacionales e internacionales podrán vivir una experiencia que trasciende el turismo convencional y ser parte de un proceso de transformación social que la región ha venido construyendo a lo largo de décadas.
“El festival nació como una estrategia de cohesión social que busca fortalecer el sentido de pertenencia en la comunidad y, al mismo tiempo, garantizar el relevo generacional. Es una herramienta para transmitir valores, tradiciones y saberes a los más jóvenes, integrando sus intereses —a veces distintos a los de los adultos— en un mismo espacio de encuentro. Así se crea un puente entre generaciones que mantiene viva la cultura y la identidad local”, explicó Josefina Klinger, líder de la Corporación Mano Cambiada, entidad organizadora del festival.
Explica que la idea central es preparar a la nueva generación para que crezca con la conciencia de ser privilegiada por habitar en medio de ecosistemas únicos, rodeados de selva, mar y biodiversidad. Al vivir el festival, los niños y jóvenes se forman con el imaginario de que heredan un territorio biocultural que deberán cuidar y compartir con el mundo. Así, cuando llegue el momento de salir de su comunidad, lo harán con aprendizajes y experiencias que trascienden lo local y que les permiten aportar a la humanidad desde su propia identidad.
Es por ello que la programación está pensada para brindar una inmersión en el ecosistema del Pacífico chocoano. Quienes asisten pueden participar en talleres de educación emocional y ambiental, recorrer el mosaico de conservación del territorio y disfrutar de la riqueza gastronómica local. También se destacan espacios como la feria de emprendimientos y la actividad de limpieza de playa “Vive la Playa”, que refuerzan la idea de un turismo responsable donde los visitantes no solo contemplan, sino que también contribuyen activamente a la protección del entorno natural.
Pero si lo que busca es un momento lleno de color y alegría, el más esperado es el “Bunde de la Migración”, un desfile que recorre las calles del pueblo y en el que los niños del municipio, tras semanas de preparación, se transforman en tortugas marinas, guacamayas, ballenas y otras especies emblemáticas de la región gracias a sus elaborados disfraces. Este homenaje a la biodiversidad, acompañado por las notas de la chirimía, se convierte en un espectáculo cultural único y en una expresión auténtica de la identidad del Pacífico.
Además, el festival impulsa procesos de formación y participación comunitaria. A través de talleres de fotografía, conversatorios y encuentros intergeneracionales entre jóvenes y adultos mayores, se fortalece la conciencia ambiental y el sentido de pertenencia al territorio. También hay espacio para el deporte, con torneos de fútbol y surf, y para el arte, con una tarima dedicada a la danza, la música y el teatro infantil, así como concursos de cuento y pintura que celebran la creatividad de las nuevas generaciones.
“Más allá del aspecto cultural, el festival también impacta en la economía de la región. Coincide con la temporada de fenómenos migratorios y visitas turísticas, lo que dinamiza la actividad local. Sin embargo, su valor no se mide solo en dinero, sino en lo que los niños y jóvenes reciben: la oportunidad de acercarse a la cultura, la música, el arte, la naturaleza y a experiencias como observar ballenas, liberar tortugas o visitar el Parque Nacional Utría. En este sentido, el festival es tanto una celebración como una escuela de vida”, dijo.
Enfatizó que el festival no es solo un evento de agosto, sino un proceso que debe mantenerse durante todo el año. La idea es que se convierta en un centro de innovación biocultural que ponga en valor el territorio y permita que los niños conozcan sus ecosistemas, reciban educación ambiental, se acerquen a la música, la ciencia, la investigación y la tecnología. De esta manera, el festival se proyecta como un espacio que inspira creatividad, formación y amor por la naturaleza y la cultura.
Klinger finalizó mencionando que los viajeros, además de disfrutar del Pacífico, tienen la posibilidad de aportar a la felicidad y formación de la generación de relevo. Así, cada visita se convierte en un intercambio en el que todos ganan. Porque el Pacífico es un territorio de naturaleza, si no que está lleno de energía y personas con una fuerza única.
Programación
Agosto 28
- 8:00 am: Taller sobre educación emocional – Programa Construyendo un sueño
- 9:30 am: Generalidades del territorio: Mosaico de conservación
- 2:00 pm: Inmersión en el manglar con los invitados para el foro
Agosto 29
- 7:30 am: Limpieza de playa – Vive la playa
- 9:00 am a 5:00 pm: Foro Estrategia del Cuidado: “Cuidarnos para Decidir”
Agosto 30
- 8:30 am: Apertura Feria de emprendimiento
- 9:00 am: Bunde o marcha de la migración
- 2:00 pm: Taller para los artesanos a cargo de Artesanías de Colombia
- 3:00 pm: Jornada de juegos tradicionales – Construyendo sueños
Agosto 31
- 5:30 pm: Concierto teatral
Cinco planes que puede hacer en Nuquí
- Avistamiento de ballenas:
Entre julio y octubre, Nuquí es uno de los mejores lugares del mundo para observar ballenas jorobadas que llegan a la costa del Pacífico a reproducirse y dar a luz. Los recorridos en lancha permiten ver de cerca estos gigantes marinos en su entorno natural, una experiencia única que combina emoción, respeto por la vida silvestre y paisajes espectaculares.
- Parque Nacional Natural Utría:
Esta ensenada es un santuario de biodiversidad donde se encuentran selva tropical, manglares, arrecifes de coral y aguas tranquilas del océano. Además de su riqueza natural, es hogar de comunidades afrodescendientes e indígenas, lo que la convierte en un lugar único para conectar con la naturaleza y la cultura local. Su imponente paisaje puede disfrutarse en recorridos en barco, caminatas por senderos o simplemente contemplando su belleza desde la playa.
Entre las actividades que ofrece se encuentran el senderismo en rutas como Estero Grande, Valle-Utría y Cocalito; el avistamiento de ballenas de junio a octubre; caminatas por playas como La Aguada y Playa Blanca; así como observación de aves, flora y fauna silvestre. También es posible bañarse en aguas dulces, practicar careteo en Punta Diego o buceo en Punta Esperanza. El parque cuenta con servicio de alimentación en el restaurante de Playa Blanca, administrado por una familia del Consejo Comunitario Mayor de la Costa Pacífico Norte Los Delfines.
- Termales de Nuquí:
A pocos minutos de Guachalito se encuentra el pueblo de Los Termales, famoso por su manantial de aguas calientes que brota en plena selva. Los visitantes pueden sumergirse en un baño natural, relajarse con el barro volcánico y luego complementar la experiencia con una caminata hasta la cascada de Cuatro Encantos. Es un plan perfecto para descansar en medio de la naturaleza.
- Jurubidá:
Este pequeño pueblo costero ofrece una combinación de ecoturismo, cultura y gastronomía típica del Pacífico. Es un excelente lugar para avistar ballenas, probar platos locales a base de pescado y coco, y compartir con comunidades afrocolombianas que conservan sus tradiciones ancestrales. Jurubidá es una parada ideal para quienes buscan autenticidad y tranquilidad.
- Actividades de aventura:
Nuquí es también un destino para los más activos. Aquí se puede surfear en playas como Guachalito, practicar buceo o snorkel para descubrir la fauna marina, remar en kayak por aguas tranquilas o aventurarse en caminatas por la selva para observar cascadas, aves y especies endémicas. Cada actividad combina naturaleza salvaje con un entorno casi intacto, ideal para el ecoturismo.
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