Turismo
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Jamaica, ritmo y encanto caribeño

Pocos sitios del mundo están tan pensados en el turismo como esta isla del Caribe.

Mónica Moreno
18 de noviembre de 2010 - 04:35 p. m.

Para recorrer estos 240 km de largo por 80 km de ancho de tierra, usted perfectamente puede dividir su visita en dos: pasear y vivir la isla con el blanco de las playas y los lujosos hoteles, o vivir el sabor y la belleza de una raza negra que poco se vive y se conoce. Turismo en blanco y negro.

Es una isla con muchas ventajas; por sus montañas es una de las protegidas de los huracanes, comparada con sus vecinas. Tiene un clima tropical sin grandes excesos, que es permanentemente refrescado por los vientos alisios. Cuenta con dos estaciones que no afectan la visita del turista: la lluviosa, de mayo a octubre, y la seca, de noviembre a abril. Además, el sol se puede disfrutar en promedio unos 330 días al año, con una temperatura media de 26°C. Durante el día sopla una fresca brisa marina, llamada “Doctor Breeze” , y con agradable viento en las noches, que hace de su clima tropical un verdadero paraíso. Aunque el idioma oficial es el inglés, los jamaiquinos están preparados para recibir a cualquier visitante pues el turismo es el ingreso más grande del país.

En blanco:

Desde su independencia Jamaica se convirtió en el destino favorito de los estadounidenses y europeos que no podían dejar de rendirse al encanto de unas playas blancas y hermosas. Así empezaron a entrar las grandes cadenas de hoteles buscando que los visitantes vivieran diferentes experiencias. Hay hoteles para recién casados, para solteros, para todos. También hay planes para matrimonio, para luna de miel, para aventurarse, para separarse y hasta para volverse a casar. Cuando el turista llega lo recogen y lo llevan al hotel que ha reservado, no tendrá que salir de él porque seguramente no le faltará nada. Los hoteles cuentan con acceso al mar, piscinas, restaurantes de todo tipo de comida, bar abierto las 24 horas del día y discotecas donde sexys bailarines enseñan a mover las caderas al ritmo del reggae.

Aunque muchas de las empresas turísticas son extranjeras, la legislación local exige que el 70% de la gente que trabaje en el hotel sea jamaiquina, haciendo que usted siempre se sienta bien atendido con esas hermosas sonrisas de la gente negra de la isla.

En negro;

Pero vivir y conocer Jamaica es también adentrarse en el olor y sabor negros. Ése país está lleno de hermosos mercados colmados de ropa de color, con gorros y camisetas bañados de verde, amarillo y negro, bandera que portan con un orgullo inmenso. Desprende un particular olor a yerba que hace que los sitios de rumba tengan un sabor especial, pues se mezcla con el sudor de una raza que disfruta al máximo no sólo el reggae, que es el ritmo más famoso, internacionalizado por Bob Marley, quien lo hizo un elemento cultural, sino también por el ska, el rocksteady, el dub, el dancehall y el ragga y los ritmos autóctonos de la isla. Los rastafaris son gente amable y bella. Siempre atentos a descubrir las necesidades del turista. Una sonrisa no les falta para hacer cálida la estadía de cualquier ser sobre la tierra. Aunque hay que estar prevenido en Kingston, sobre todo, los policías y la gente de seguridad recomiendan no resistirse en caso de robo y evitar caminar o coger transporte público de noche. Las ciudades pequeñas son más fáciles a la hora de querer explorar nuevos caminos.

Por Mónica Moreno

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