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Kitesurf, el mundo en cometa

Las travesías de uno de los mejores kitesurfista de Suramérica, un colombiano que se enamoró de este deporte hace ocho años y, desde entonces, recorre extraordinarias playas del país y del planeta.

El Espectador
27 de febrero de 2013 - 12:36 p. m.
Kitesurf, el mundo en cometa

A los 27 años comencé a hacer kitesurf. Me llamó la atención poder disfrutar de la increíble sensación de estar en contacto con el agua, viajar, conocer lugares y personas y dar grandes saltos. Durante estos ocho años he viajado por Colombia, Suramérica, Europa y Estados Unidos. A pesar de haber conocido sitios sorprendentes, San Andrés sigue siendo mi preferido. Además de tener todas las condiciones para navegar, sus aguas cristalinas permiten apreciar el mundo que hay debajo de la tabla, lo que hace que la experiencia sea extraordinaria. ?

En Colombia también he tenido la oportunidad de navegar en el Cabo de la Vela, Rioacha, Punta Gallinas, Puerto Velero, Cartagena, Tolú, el Lago Calima, Villavicencio y la represa de Chivor. De Suramérica he estado en Bariloche y Buenos Aires, Argentina; Búzios y Barra do Cunhaú, Brasil; Isla Margarita y Adicora, Venezuela; y Santa Marianita, en Ecuador. La pasión de hacer kite también me llevó a Hawaii, San Francisco y Jupiter, en La Florida; y a países como Italia, Eslovenia, Holanda, Francia, Austria y Alemania. ?

Por las competencias no me quedo todo el tiempo que quisiera en cada lugar, casi siempre son viajes de 15 días. Sin embargo, terminan siendo suficientes para explorar otras culturas. En 2006 nació Colombiakite, una empresa que creamos para dar a conocer el kitesurf y otros deportes de aventura, en la que se brinda todo lo necesario (desde equipos hasta planes que incluyen transporte y estadía) para quienes deseen aprender a practicarlos y disfrutarlos en los mejores parajes del país. ?

El kite es un deporte que requiere de disciplina y entrenamiento, al igual que con el resto de actividades extremas no se está exento de correr riesgos. Recuerdo que una vez mientras navegábamos de repente se nos fue el viento y tuvimos que permanecer varias horas en alta mar. Pero justamente el tener la posibilidad de vivir algo diferente todos los días es uno de los atractivos de viajar y más si es para hacer lo que te apasiona, como me sucede con el kite. Lo que busca un espíritu viajero es precisamente superar miedos, cambiar la rutina y, de vez en cuando, liberar adrenalina. Mi consejo es que nunca dejen de viajar y de conocer, no caigan en ideas equivocadas sobre lo costoso que puede ser un lugar y recorran Colombia, jamás dejará de sorprenderlos.

Por El Espectador

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