Turismo
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Las Vegas: lujo, juego y misses

La "ciudad del pecado" acoge, de nuevo, el certamen de belleza más importante y controvertido del mundo por su frivolidad, pero tremendamente rentable.

El Espectador
23 de agosto de 2010 - 09:28 a. m.

El certamen de Miss Universo regresa este año a Las Vegas, el lugar donde el juego, las apuestas, la diversión e incluso la perversión van de la mano en un escenario inigualable que se erige majestuoso en pleno desierto del Mojave.

Las Vegas, donde residen unos 500.000 habitantes, es conocida por ser la capital mundial del entretenimiento. La máxima expresión del "dolce far niente". Sin embargo, tuvo que esperar hasta 1991 para albergar por primera vez este certamen, cuando la ganadora fue la mexicana "Lupita" Jones. En 1996 repitió como sede, con victoria para la venezolana Alicia Machado.

Escapadas locales

Éste es el lugar adonde los estadounidenses escapan siempre que pueden en busca de la libertad y el ocio sin límite, hastiados de las férreas leyes de otros estados donde no se puede beber en la calle y donde los clubes nocturnos cierran sus puertas antes de las 2 de la madrugada.

Los más jóvenes suelen escaparse desde ciudades próximas como Los Ángeles, San Francisco o Phoenix, para desconectar durante un fin de semana de sol, piscina, música y juego, cuyas opciones más atractivas para la clientela son el baccarat, el blackjack, la ruleta y el póker.

"Todo está disponible al instante, cualquier cosa que uno desee", dijo a Efe Patricia Ramos, periodista de la revista OK Magazine. "Fiestas, alcohol, casinos, comida, sexo... es el mayor jardín de recreo para adultos en EEUU. Y nadie te juzga, porque todos van con la misma mentalidad", añadió.

El primer casino con licencia abrió en 1931 y en la actualidad la ciudad cuenta con más de 1.700 establecimientos legales donde poder llevar a cabo apuestas. No es de extrañar que el 87 por ciento de la gente que acude aquí afirma no haberse podido resistirse a echar alguna partida, ni tampoco que el promedio presupuestario del turista medio sea de más de 500 dólares.

Un total de 125.000 habitaciones a disposición del viajero, que puede elegir entre noches de hotel en suites que pueden alcanzar los 1.700 dólares, hasta modestos moteles cercanos al centro, a unos 30 dólares.

Es también la ciudad de los neones. La iluminación es clave en Las Vegas, cuyas formas se pueden divisar a más de 30 kilómetros de distancia de noche. Y todo por los 6.000 megavatios que se emplean en un día de verano y que atraen incluso a los más desconfiados.

La ciudad invita al derroche desde que se pone un pie en ella. Si se llega en avión, las máquinas tragaperras del aeropuerto McCarran incitan al juego. Si es en coche, restaurantes de lujo y enormes outlets sirven como aperitivo antes de llegar al centro neurálgico.

Pero también hay espacio para la tranquilidad, ya que ofrece una extensa variedad de restaurantes, tiendas, espectáculos, exposiciones, museos e incluso visitas turísticas para todo tipo de bolsillos.

De lo que se respira en esta particular y casi siempre calurosa urbe llegan indicios a través de sus constantes apariciones en películas y series de televisión, pero la realidad, en este caso, supera a la ficción.

Casinos y hoteles de lujo

Bodas, cumpleaños, reuniones, pedidas de mano, despedidas de soltero, viajes en familia, aniversarios... Cualquier excusa es buena para perderse en la mayor ciudad del estado de Nevada, con la mayor concentración de casinos en EEUU, seguida por Atlantic City (Nueva Jersey).

Más de una treintena de hoteles de lujo se alzan a lo largo del llamado Strip, la principal avenida de la ciudad. El primero que se atisba desde la carretera llegando desde el sur es el Mandalay Bay, cuya fachada dorada iluminada de noche deja sin aliento a quienes llegan a la ciudad por primera vez.

La forma piramidal del Luxor, el ambiente clásico del Tropicana, el medieval Excalibur, el mastodóntico MGM, las perfectas recreaciones del New York, New York, el París y el Venetian, el lujo del Montecarlo, el encanto sofisticado del Bellagio, los suntuosos Wynn y Encore y el vertiginoso Stratosphere son sólo algunos de los principales reclamos de la zona.

Un paseo por el siempre atestado Strip se puede completar en unos 45 minutos, siempre y cuando no se hagan paradas en los puestos de ropa o no haya distracciones con quienes no cesan de ofrecer, a través de tarjetas de contacto, los servicios de bailarinas de striptease, un tipo de prostitución mínimamente encubierta.

Esa actividad está prohibida en Las Vegas, a pesar de que estos anuncios se pueden encontrar en autobuses, taxis y vehículos privados. En zonas de Nevada donde la prostitución es legal, los burdeles ingresan unos 50 millones de dólares al año y tienen un impacto económico de unos 400 millones para el estado.

Cerca de 18,5 millones de personas visitaron Las Vegas durante los últimos seis meses previos a junio, lo que representa un aumento del 1,9 por ciento respecto al año pasado, según cifras oficiales.

Sin embargo, las cantidades ingresadas por los casinos han mantenido su tendencia a la baja. En junio los ingresos fueron un 7,6 por ciento inferiores a los del año pasado, pasando desde los 414,5 millones de dólares de 2009 a los 383 millones en este año.
Al cabo de un año, Las Vegas ingresa 5.550 millones de dólares sólo en sus casinos, según la Asociación del Juego Estadounidense.

Sin duda el certamen de Miss Universo atraerá un nuevo flujo de clientes, lo que hará subir aún más las temperaturas.

Por El Espectador

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