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Ya hemos hablado de los destinos imprescindibles para visitar en 2026, pero ahora es momento de mirar el mapa desde otro ángulo: aquellos lugares a los que conviene darles una pausa. No lo decimos nosotros. Lo plantea la tradicional Lista de No Visitar de Fodor’s, una reconocida editorial de guías de viaje en inglés y plataforma de información turística.
Esta selección no señala destinos “malos” ni desaconseja viajar por falta de atractivos. Al contrario, reúne lugares tan populares que hoy reciben más visitantes de los que pueden manejar de forma sostenible, lo que pone en riesgo su entorno natural y afecta la vida cotidiana de las comunidades locales.
Se trata de una lista que, de forma paradójica, despierta tanto deseo como reflexión, y que invita a pensar el viaje desde una perspectiva más consciente y responsable. Y es que esta lista, se construye a partir de la opinión de expertos que evalúan variables como presión turística, impacto cultural, fragilidad ambiental, gastronomía y oferta recreativa.
Antártida
La Antártida no necesita presentación, es el continente más austral de la Tierra, ubicado completamente en el hemisferio sur y rodeado por el océano Antártico. Es un destino tan popular, que no necesita una promoción grande, pues se ha convertido a la región en un destino extraordinario donde los visitantes pueden presenciar glaciares y experimentar una naturaleza prístina.
Sin embargo, la Antártida es un lugar problemático para el turismo. El medio ambiente antártico es excepcionalmente frágil y no puede soportar un gran volumen de visitantes, que ya alcanzaron 120.000 entre 2023 y 2024 y se espera que se dupliquen para 2033.
Según la página, la situación empeora con el creciente número de embarcaciones que operan fuera de estas regulaciones, generando un estrés considerable sobre un ecosistema que, paradójicamente, atrae turistas precisamente por su fragilidad y carácter excepcional.
Las Islas Canarias
Otro lugar afectado por el turismo masivo son las Islas Canarias, un archipiélago español que recibió 7,8 millones de visitantes solo en el primer semestre de 2025, con más de 27 millones de pasajeros aeroportuarios, un aumento del 5% respecto al año anterior.
Este éxito turístico no es del todo bueno, pues ha transformado radicalmente la vida local, generando protestas masivas bajo el lema “Canarias tiene un límite” en islas como Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote.
Y es que durante décadas lo que fue el motor económico de las islas, hoy genera una presión constante sobre:
- Vivienda: los precios de alquiler y compra se han disparado por la proliferación de viviendas turísticas en plataformas como Airbnb, dejando a muchos jóvenes y familias sin opciones asequibles.
- Movilidad: el aumento de visitantes ha saturado carreteras y núcleos urbanos, duplicando los tiempos de desplazamiento y afectando la rutina diaria de los residentes.
- Agua: Tenerife enfrenta una emergencia hídrica mientras se vierten millones de litros de aguas residuales sin tratar al mar, poniendo en riesgo playas y ecosistemas.
Parque Nacional de los Glaciares
El Parque Nacional Glacier, en Montana, es un territorio de valles verdes, cascadas elegantes y picos escarpados que durante más de un siglo ha simbolizado la grandeza de los glaciares de las Montañas Rocosas.
Sin embargo, hoy el parque es escenario de una paradoja inquietante: los glaciares están desapareciendo. De los cerca de 150 que existían a comienzos del siglo XX, solo quedan 27, y se estima que podrían desaparecer por completo hacia 2030. Y es que el parque se calienta casi al doble del promedio mundial y el cambio climático ya altera ríos, bosques y fauna, modificando rutas migratorias, debilitando ecosistemas y multiplicando amenazas que antes parecían manejables.
Este escenario ha convertido a Glacier en un destino de “turismo de última oportunidad”: viajeros que llegan con prisa para ver lo que pronto podría no existir. Aunque existen medidas de mitigación y la idea de que más visitantes generan mayor conciencia ambiental, la realidad muestra una “paradoja de la sostenibilidad”: el aumento del turismo acelera la degradación del mismo paisaje que se desea proteger.
Isla Sacra
En Isola Sacra, un tranquilo distrito costero de Fiumicino, en Italia, se ha aprobado la construcción del puerto Fiumicino Waterfront, impulsado por Royal Caribbean y un fondo británico, el cual es capaz de recibir megacruceros de hasta 6.000 pasajeros.
Aunque las autoridades prometen empleo y desarrollo turístico, residentes y organizaciones ambientales llevan más de una década oponiéndose al plan, al considerar que amenaza un ecosistema frágil de dunas, humedales y especies marinas y terrestres, además de un paisaje con alto valor cultural.
A esto se suma la construcción de otro puerto cercano, lo que intensificaría aún más la presión sobre el litoral. Para la comunidad local, el proyecto pone en riesgo no solo la naturaleza, sino también la identidad y la vida cotidiana de una costa que aún conserva su carácter y su magia.
Otros destinos en el ranking
- La región de Jungfrau: La región de Jungfrau vive un auge turístico récord que impulsa su economía, pero también presiona sus ecosistemas, acelera el retroceso de los glaciares y transforma la vida y el bienestar de las comunidades locales.
- Ciudad de México: El auge del turismo y los nómadas digitales disparó los alquileres, transformó barrios tradicionales y provocó tensiones sociales ante la expulsión de residentes locales.
- Mombasa: El turismo masivo crece sin control ni planificación, agravando la contaminación, el desempleo juvenil y la inseguridad mientras las comunidades quedan relegadas.
- Montmartre: La presión turística ha encarecido la vivienda y desplazado a los vecinos, vaciando de vida local a un barrio que corre el riesgo de perder su identidad.
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