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Lugares para hacer turismo religioso en Colombia

El turismo religioso en este país ofrece un fascinante recorrido por la identidad cultural y espiritual de sus habitantes.

16 de marzo de 2024 - 02:00 p. m.
Así se vivió en Bogotá el Miércoles de Ceniza, una de fechas más relevantes en el calendario litúrgico de la iglesia católica.
Así se vivió en Bogotá el Miércoles de Ceniza, una de fechas más relevantes en el calendario litúrgico de la iglesia católica.
Foto: Óscar Pérez

En Colombia, los viajes a lugares religiosos o sagrados son un aspecto fundamental de la identidad cultural y espiritual de sus habitantes. Este fenómeno se refleja claramente en el reconocimiento de Guadalajara de Buga, una ciudad ubicada en el Valle del Cauca, como parte de la Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia desde 2013, y ahora como miembro de la Red Mundial de Destinos de Turismo Religioso desde el año 2024. Conocida también como la Ciudad Señora, Guadalajara de Buga es venerada por su rica historia y su bien conservada arquitectura colonial. Además, alberga una diversidad de tradiciones y creencias arraigadas en la historia de todos los colombianos.

Pero no es la única, de hecho el país ofrece a los visitantes una experiencia única para quienes quieren navegar este tipo de turismo, Desde las majestuosas catedrales coloniales en ciudades como Bogotá y Cartagena hasta los santuarios sagrados en las montañas de Boyacá y Santa Marta, cada rincón está impregnado de una profunda espiritualidad que atrae tanto a peregrinos como a turistas por igual.

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¿Qué es el turismo religioso?

Aunque es común visitar lugares religiosos, muchos desconocen que esta actividad constituye un tipo de turismo específico, e incluso muy popular. Pues según ONU Turismo en el 2019, el tránsito anual de estas personas movidas por su devoción o curiosidad por constatar leyendas o hechos históricos en el mundo representaba casi 20 por ciento del turismo mundial.

La definición de turismo religioso, según la ONU Turismo, abarca tanto la dimensión material del viaje como la espiritualidad asociada a la fe. Este tipo de turismo se enfoca en la visita a lugares de importancia religiosa o sagrada y en la exploración de prácticas espirituales y culturales vinculadas a las creencias. El objetivo puede ser alcanzar gracias espirituales a través de la proximidad, el contacto o la inmersión en lo sagrado, o bien obtener conocimiento sobre una religión y cultura mediante la práctica orientada u observación propia. Esta forma de turismo, también conocida como turismo de fe o turismo sacro, no puede ser plenamente comprendida desde una perspectiva exclusivamente turística, ya que implica aspectos tanto materiales como espirituales.

Miguel Ángel Julio, antropólogo con experiencia en comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes recalca: “un lugar es considerado ‘sagrado’ cuando se le atribuye un significado especial y trascendente dentro de un determinado contexto cultural. La sacralización de un lugar está ligada a los sistemas de conocimiento tradicional y ancestral de las sociedades. Estos lugares pueden ser naturales, como montañas, ríos o bosques, o construidos por el ser humano, como templos, santuarios o tumbas. Los lugares sagrados suelen ser espacios de profundo respeto y connotación espiritual que se establecen como un claro vínculo entre la naturaleza y la cultura”.

Es decir, lo religioso abarca todos los aspectos relacionados con la fe, las creencias en lo divino o entidades espirituales, y las prácticas y rituales que se derivan de estas creencias, como la oración o los ritos ceremoniales. Por otro lado, la espiritualidad se extiende más allá de lo religioso y se centra en la búsqueda de significado, propósito y conexión con algo más grande que uno mismo. No necesariamente está vinculada a una religión organizada o creencias específicas, sino que puede manifestarse a través de diversas prácticas, como la meditación, la reflexión introspectiva y la conexión con la naturaleza.

Según el Informe “Turismo y Religiones, una contribución al diálogo entre religiones, culturas y civilizaciones” de ONU Turismo, podemos distinguir 3 tipos de esta modalidad:

  • Las peregrinaciones en destinos cuya actividad se ha vuelto esencialmente turística.
  • Los encuentros religiosos y espirituales.
  • Los itinerarios y caminos que conducen a lugares de peregrinación o a emplazamientos, monumentos y santuarios religiosos o sagrados a través de territorios y espacios rurales que se consolidan o, en ocasiones, renacen.

Esto lo explica Felipe Arias Escobar, historiador vinculado a señal memoria de la RTVC. “Estos lugares también son valorados por su significado cultural y la diversidad presente en las peregrinaciones que allí ocurren. El turismo de carácter religioso está ligado a la peregrinación, pero también existe un turismo de esta linea que está enfocado en reconocer el patrimonio histórico o arquitectónico”, destaca. Además agrega que es esencial “no limitarse a relatos hegemónicos o construcciones tradicionales, y considerar otras manifestaciones espirituales y religiosas en el país. Por ejemplo, la Semana Santa en Tadó, Chocó, la cual incluye la escenificación de eventos religiosos por la comunidad local, o tradiciones espirituales no cristianas, como la tradición del pueblo Wayú en el Cabo de la Vela, que incluye el concepto del ‘gepirra’, lugar al que viajan las almas tras la muerte”.

¿Entonces hay más lugares en Colombia para hacer turismo religioso?

Sí, Colombia ofrece una amplia variedad de sitios para realizar turismo religioso. Sin embargo, la promoción de los sitios sagrados refleja una clara disparidad en nuestro contexto religioso contemporáneo. Existe una tendencia a percibir las culturas indígenas como algo místico y distante, relegándolas a un segundo plano en nuestra cultura mixta y no como otro parte de espectro de espiritualidad que tiene el humano en diferentes culturas. Esto influye en la forma en que valoramos, comprendemos y promovemos los sitios religiosos reconocidos en comparación con espacios sagrados naturales.

“Es importante señalar cómo estas tradiciones religiosas a menudo también adquieren una importancia por connotaciones políticas y no por arraigo del territorio. Por ejemplo, lugares de peregrinación como Las Lajas o la Iglesia Basílica Menor del Voto Nacional en Bogotá, son reivindicados en el contexto de la hegemonía conservadora. Otro caso destacado es el de la Virgen del Topo en Boyacá, cuyo culto fue cuestionado por la jerarquía de la Iglesia en el siglo XIX. A pesar de las órdenes de la jerarquía eclesiástica de no rendirle culto, esta imagen milagrosa sigue siendo un centro de peregrinaje importante hasta el día de hoy”, menciona Felipe Arias.

Al resaltar la diversidad espiritual y cultural del país, comenzamos a comprender más los espacios religiosos y espirituales. Como resalta el antropólogo Miguel Ángel Julio, en la religión católica, por ejemplo, el ritual de la eucaristía simboliza la entrega del hijo de Dios en cuerpo y sangre, representando un tributo a la humanidad y una oportunidad de redimir el pecado original. De manera similar, en las comunidades indígenas, encontramos una rica simbología religiosa en la danza, la música, la narración de historias y la interpretación de mitos que explican la existencia de los pueblos en nuestro planeta, dotando de significado a la vida y conectándonos con un contexto social específico.

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3 lugares que puede visitar y hacer un turismo religioso diferente en Colombia

1. Sierra Nevada de Santa Marta:

El Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta se encuentra ubicado en la majestuosa sierra del mismo nombre. Su área de influencia se extiende a lo largo de los departamentos de Magdalena, César y La Guajira. Pero este territorio no solo se distingue por su belleza natural y diversidad ecológica, sino también por su inmensa importancia cultural y ancestral. El PNN Sierra Nevada de Santa Marta coincide y se superpone con los Resguardos Indígenas Kogui-Malayo-Arhuaco, el Resguardo Arhuaco de la Sierra y el Resguardo Kankuamo. Estos territorios son el hogar de comunidades indígenas que han habitado estas tierras desde tiempos inmemoriales, conservando sus tradiciones, conocimientos ancestrales y vínculos espirituales con la naturaleza.

El Sistema de Conocimiento Ancestral de los pueblos Kogui, Wiwa, Arhuaco y Kankuamo, habitantes de la Sierra Nevada de Santa Marta, ha sido reconocido y añadido a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

2. Ciudad Perdida

La Ciudad Perdida se encuentra ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta, cerca de la ciudad que lleva su mismo nombre. Desde 1979, ha sido declarada como reserva de la biosfera por la UNESCO. Debido a su gran importancia histórica y cultural, el destino ha sido elevado a la categoría de Parque Arqueológico Nacional y es considerado como Patrimonio Arqueológico Colombiano. Por consiguiente, es vigilado y protegido por entidades del estado, y su preservación es responsabilidad de toda la nación.

En la actualidad, Teyuna - Ciudad Perdida es un lugar sagrado para las tribus indígenas que habitan la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que subraya aún más su importancia cultural y espiritual.

3. Parque San Agustín

El Parque Arqueológico de San Agustín se alza majestuoso en medio de un paisaje natural impresionante, siendo el hogar del mayor conjunto de monumentos religiosos y esculturas megalíticas de Sudamérica. Las representaciones de deidades y bestias mitológicas están magistralmente ejecutadas en diversos estilos, que van desde la abstracción hasta el realismo. Estas obras de arte reflejan la fuerza creadora e imaginativa de una cultura de la región andina que floreció entre los siglos I y VIII.

La UNESCO reconoció la importancia de este sitio al declararlo Patrimonio de la Humanidad en 1995. Este reconocimiento no es gratuito, ya que el parque arqueológico de San Agustín es sinónimo de un patrimonio invaluable que pertenece a toda la nación colombiana.

Cada uno de estos sitios sagrados ofrece una ventana hacia diferentes formas de entender la espiritualidad y la conexión con lo divino. El turismo debe ser una invitación a conocer otras culturas y entenderlas. “Yo diría que el turista no se niegue la posibilidad de conocer otras lógicas y otras representaciones del mundo. Que se den la oportunidad de aprender de estas otras narrativas, que se den la oportunidad de redescubrirse a sí mismos en otros territorios, y que a partir de su visita se engrandezca la maravillosa diversidad del territorio colombiano, que es absolutamente inédita en el mundo y que refleja una maravilla en relación con la construcción social del territorio”, finaliza Miguel Ángel.

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