Noruega desde las nubes

Más de 200.000 personas visitan cada año la Meseta del Púlpito. / 123rf

Tan sólo una grieta separa a la famosa Meseta del Púlpito, en Noruega, y a la montaña. Como si pendieran de un hilo, se sostienen una de la otra hasta que se cumpla la profecía. Algún día, siete hermanas desposarán a siete hermanos en la región de Lysefjord y de un solo tajo la formación rocosa romperá todo vínculo con la montaña y se hundirá en el fiordo. Una ola inmensa se levantará y cubrirá de agua la región.

Cerca de 200.000 curiosos llegan cada año para deslumbrarse con el paisaje a más de 1.804 metros de altura. La gran roca, que promete caer y cuyo verdadero nombre es Preikestolen, es sede de senderistas y ecologistas capaces de emprender el recorrido, que dura cuatro horas hasta pisar la cima. Con músculos bien tonificados, botellas de agua y carpas en sus maletas, los excursionistas atraviesan cascadas, un bosque y la nieve. En lo alto, la vista es abrumadora, el mundo parece estar bajo los pies.

Al descender, la extraordinaria Noruega sigue sorprendiendo a los turistas. Navegar en embarcaciones de vela, jugar golf, montar bicicleta, nadar en los fiordos, escalar e ir al safari del salmón, donde se ponen a prueba las destrezas para la pesca cautivan a locales y extranjeros, que también se divierten haciendo equitación, kayak o a bordo de un crucero.

Las modernas carreteras, los puentes y los servicios de barco facilitan la llegada a esta maravilla natural. La ciudad más cercana es Stavanger, que dispone de un aeropuerto y conexiones diarias con otros 36 destinos en Noruega. Un bus, que sale cada 20 minutos desde la terminal aérea, transporta a los visitantes hasta el punto de partida para subir la montaña.

También se ofrece servicio de barcos expresos en Stavanger hasta los fiordos. Desde Oslo es posible tomar un tren, de la tradicional empresa Ferrocarriles Nacionales Noruegos, que conduce hasta este paraje increíble y da la bienvenida a la majestuosa costa suroeste del país europeo.