Turismo

Nuquí, más cerca del paraíso

Un destino que lo sacará de las rutinas, los afanes y las hordas turísticas. Si busca naturaleza, soledad y una temporada de tranquilidad en medio del latir del mar y la naturaleza, este es uno de los mejores lugares de escape.

El Espectador
01 de febrero de 2011 - 10:48 p. m.

Fernando es casi una leyenda viva, un paisa que llegó hace 30 años a la reserva de Utría y decidió que no necesitaba salir de ahí por el resto de su vida. Tal vez este es el caso extremo, pero la sensación que los visitantes tienen cuando llegan a esta región del Pacífico colombiano en el Departamento del Chocó es que realmente si existiera el paraíso terrenal, se parecería mucho a Nuquí.

Una región inhóspita hasta hace tres o cuatro décadas, cuando se avistaron las primeras ballenas y se empezaron a hacer visitas no de carácter turístico sino científico, hoy es uno de los mejores destinos para el ecoturismo. Con el tiempo y los primeros vuelos que llegaban de Quibdó o Medellín, los habitantes de Nuquí,  Joví, Coquí, Termales y Guachalito empezaron a familiarizarse con “los paisas”, que no son más que los forasteros, turistas y visitantes que llegan en busca de aire libre, mar limpio, zonas para el careteo y el buceo, así como de poder ver a las ballenas que vienen la segunda mitad del año (entre julio y noviembre) a dar a luz a sus crías.

Visitar esta región no es para quienes dependen de la tecnología y las comodidades extremas, pues los hoteles funcionan con plantas eléctricas y no entra la señal de algunos operadores de celular. Tampoco para los turistas poco comprometidos con el entorno que esperan llegar a un hotel igual a cualquier otro frente al mar, rodeados de “cocolocos”, piscinas de todos los tamaños y meseros con camisas de palmeras. La experiencia de recorrer kilómetros de playas solitarias, de descubrir cascadas naturales como las del Turco o del Amor y nacimientos de agua dulce que mueren pocos metros después en el mar no es para quienes necesitan el ruido de la mal llamada civilización.

Para visitar Nuquí es necesario estar dispuesto a descubrir un paisaje salvaje y una cultura arraigada, amistosa, amable y servicial que convive con las comunidades embera, quienes prefieren poco contacto con los visitantes. Esta región invita a descubrir los entornos naturales, a realizar caminatas, y a disfrutar de la tranquilidad del mar y de un clima temperamental que trae lluvias en cualquier momento del año y del día. Para quienes quieran bucear, Nuquí (y sus corregimientos Joví, Coquí y Termales) es un destino perfecto para encontrar animales de talla grande. Sin embargo, no es recomendable para primeras inmersiones, pues las aguas del Pacífico son turbias y puede haber corrientes.

A esta población de Chocó llegan vuelos desde Medellín y desde Quibdó. Un plan de ocho días siete noches en el Hotel Nautilus con vuelos desde Bogotá, hospedaje, guías y las tres comidas puede costar al rededor de $1’700.000. Si bien es posible ver ballenas y delfines desde la playa y no es necesario ir a mar abierto, vale la pena conocer la ensenada, lo que podría considerarse como la sala de partos de las ballenas jorobadas, que queda en la ensenada del Parque de Utría (un viaje que puede costar $350.00 en lancha).

En tiempo de partos, los habitantes que conocen la región procuran entrar con los motores de las lanchas apagados y muy despacio con tal de no disturbar un proceso natural, que termina cuando la mamá hace saltar al ballenato para que tome su primera bocanada de aire. Un espectáculo que merece verse al menos una vez en la vida.

Otro de los lugares obligados cuando se visita esta región es la población de Termales. Aquí hay varias piscinas de aguas termales  adonde es posible darse un relajante baño y hacerse una mascarilla con barro de azufre. Muy cerca a este caserío queda Joví, desde donde se toma una canoa para navegar el río Joví. La vegetación selvática y los paisajes indómitos hacen de esta una experiencia inolvidable.

Más allá del avistamiento de ballenas, visitar este paraíso del Pacífico colombiano vale la pena todo el año. No obstante, es mejor no viajar en temporada de lluvias, pues se encontrará con cielos cenizos y altas mareas que no le permitirán disfrutar de los días de playa.

Sin embargo, parte del encanto de esta región es la combinación exuberante de mar y selva, sus tonos grises y las aguas del Pacífico, que parecieran guardar secretos y misterios.

Actividades deportivas

Buceo autónomo y a pulmón (careteo): los principales lugares para practicarlos son Piedra de Fidel, Parguera, Piedra Bonita, El Chuzado.

Surf:  las aguas de estas playas son un paraíso para los extremos surfistas. Lugares ideales: Playa Terquito, Terco, Río Termales, Pico de Loro, Pela Pela, El Chorro, Playa Brava, Juan Tornillo.

Canotaje, kayak y pesca artesanal: en el río Coquí, el río Joví y el mar.

Escalada:  se puede realizar  en las diversas cascadas del municipio.

La pesca deportiva: Se recomienda mejor realizarla en la temporada de mayo a junio.

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Hospedaje

Hay varios hoteles en Nuquí en donde es posible alojarse y tener las tres comidas: Cabañas Guachalito-Posada Nativa: 314 683 8847. Cabañas Beto&Marta: 311 775 9912. Cabañas Nautilus: 312 776 2726. Estos lugares no tienen luz eléctrica, sino plantas de energía.

Vuelos

Distintas aerolíneas llegan desde Bogotá y Medellín a Nuquí. La frecuencia de vuelos puede ser diaria. Aerolíneas de Antioquia viaja directo. Satena lo hace desde Quibdó y Medellín. También hay vuelos chárter que arriban desde Medellín y tienen frecuencia semanal. Agencia Universo Ecológico 312 776 27 26.

Vacunas y salud

En principio no se piden vacunas para entrar a Nuquí, sin embargo, vale la pena tener la de la fiebre amarilla y cuidarse de picaduras de zancudos por el riesgo obvio de dengue y malaria. Si usted toma medicamentos especiales, llévelos consigo, pues es probable que no los encuentre en la zona.

Alimentación

Los hoteles prestan el servicio de restaurante con los productos típicos de la región, además de una gran variedad de pescados y mariscos, productos de la tierra y carne de gallina y pollo. Por ser un lugar apartado, la variedad es poca, pero si ama la comida de mar, se dará grandes banquetes.

Por El Espectador

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