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Ocho consejos para que el ecoturismo ayude a prevenir la desforestación

El ecoturismo, bien gestionado y articulado con políticas de conservación, puede ser una herramienta eficaz para frenar la deforestación y proteger los ecosistemas.

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Leidy Barbosa
06 de agosto de 2025 - 06:10 p. m.
Recorrido por el Parque Chingaza en el que se observan venados, diferentes plantas y la laguna, ubicada en la cordillera Oriental de los Andes, al noreste de Bogotá.
Recorrido por el Parque Chingaza en el que se observan venados, diferentes plantas y la laguna, ubicada en la cordillera Oriental de los Andes, al noreste de Bogotá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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Cuando hablamos de turismo, solemos imaginar grandes ciudades repletas de visitantes, multitudes recorriendo los mismos destinos y una industria que muchas veces desborda su entorno. Ese es el turismo tradicional, masivo, que ha dominado por décadas. Pero ¿qué pasa cuando miramos el turismo desde la perspectiva de la naturaleza? La respuesta es clara: hay un cambio, y es urgente.

Y es que, en un mundo que atraviesa una profunda crisis ambiental provocada por el cambio climático, la contaminación por plásticos y la acelerada pérdida de biodiversidad, el turismo no puede mantenerse al margen. Muy por el contrario, debe transformarse en una herramienta activa para la regeneración del planeta. Un dato contundente lo revela el Informe Planeta Vivo 2024 de WWF: en América Latina y el Caribe, las poblaciones de vida silvestre han disminuido en un 95 %, una cifra que muestra como servicios ecosistémicos fundamentales como el acceso al agua, la fertilidad de los suelos, la polinización y la regulación del clima están en riego.

Pero ¿puede realmente el turismo ayudar a prevenir la deforestación? La respuesta es sí, cuando se trata de ecoturismo bien planificado y gestionado. En Colombia, por ejemplo, Parques Nacionales Naturales ha adoptado el ecoturismo como una estrategia clave de conservación. Al promover visitas responsables a áreas protegidas, se busca no solo acercar a más colombianos y extranjeros a la biodiversidad del país, sino también generar conciencia y recursos para proteger cada vez más territorio forestal y ecosistemas estratégicos.

Fernanda Ortiz Morales, ingeniera ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México y consultora senior en Valora Consultores, explica que el ecoturismo permite financiar el mantenimiento de estas áreas y regula las actividades humanas que podrían causar daños. Además, su implementación en zonas de alto valor ecológico ayuda a poner límites claros al uso del suelo, lo que contribuye a frenar la expansión de actividades como la minería ilegal, la ganadería extensiva o la tala indiscriminada.

Sin embargo, Ortiz advierte que, si bien entre 2022 y 2024 se logró una reducción acumulada del 40 % en la tasa de deforestación respecto a 2021 —según datos del Ministerio de Ambiente en 2025— gracias a políticas públicas y a la promoción del ecoturismo, aún persisten múltiples factores que impulsan la pérdida de bosques. Muchos de ellos, como el cambio de uso del suelo, el conflicto por la tierra o las economías ilegales, escapan a la gestión exclusiva del sector ambiental.

“Que en un país como Colombia, donde se han hecho esfuerzos importantes por reducir la deforestación, esta problemática persista es una señal de alerta. Las alarmas que hoy se encienden en la Amazonia deben interpretarse como un llamado a que otros sectores —públicos y privados— se involucren de manera decidida en esta lucha”, afirma Ortiz.

La experta asegura que, desde el enfoque del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal y el sistema de evaluación del TNFD, se reconoce que los ecosistemas no funcionan de manera aislada, sino que están profundamente interconectados. Esto significa que un destino ecoturístico puede verse afectado por actividades extractivas o destructivas que ocurren en otras regiones, e incluso en países vecinos.

Por ejemplo, si en territorios cercanos hay procesos de deforestación, minería o expansión agrícola no planificada, pueden disminuir especies clave para el turismo, como las aves, o llevar a la desaparición de fauna emblemática como el jaguar. También pueden provocar la degradación de fuentes hídricas que abastecen al área protegida, afectando directamente la calidad del entorno natural y, por tanto, la experiencia del visitante.

En este contexto, el ecoturismo no solo debe enfocarse en la conservación del lugar donde se desarrolla, sino también articularse con políticas ambientales regionales que protejan los ecosistemas en su conjunto. Solo así puede convertirse en una herramienta efectiva frente a la deforestación y otras amenazas que ponen en riesgo la biodiversidad.

“El ecoturismo debe dejar de concebirse únicamente como una actividad recreativa o económica, y pasar a ser una herramienta integral para la conservación. Esto implica vincularlo a indicadores ambientales claros, fortalecer la información al visitante sobre cómo su comportamiento puede ayudar a conservar los paisajes, y establecer sistemas de incentivos o sanciones según el impacto de las actividades turísticas”, afirmó la experta.

En esta misma línea, Jorge Alonso Cano, subdirector de Sostenibilidad de Parques Nacionales, destaca que el ecoturismo comunitario presenta una ventaja fundamental: ofrece a las comunidades adyacentes a los parques una alternativa económica viable que les proporciona sustento, diversifica sus actividades productivas y garantiza sostenibilidad a largo plazo.

Ese fortalecimiento tiene como base un principio esencial: cuando las comunidades participan activamente en las actividades ecoturísticas, se convierten en aliados clave en la protección del área protegida. Actualmente, estas iniciativas están articuladas estratégicamente con 27 áreas protegidas del sistema, mediante emprendimientos comunitarios ubicados en zonas de amortiguación. La mayoría de estos proyectos se sostienen a través de acuerdos de conservación que permiten a las comunidades organizarse en torno a procesos productivos sostenibles, mientras destinan parte de sus predios a la conservación de la cobertura vegetal.

Parques Nacionales acompaña este proceso con asesoría técnica y apoyo institucional para que las comunidades fortalezcan sus capacidades, desarrollen productos con valor agregado y avancen en una transformación productiva compatible con la conservación ambiental. Gracias a esta estrategia, se ha impulsado una diversificación económica significativa en los territorios colindantes a los parques, lo que contribuye, de forma concreta, a reducir la presión sobre los bosques y a frenar la pérdida de cobertura.

¿Cómo el turista puede ayudar a la naturaleza?

El turismo puede convertirse en una herramienta poderosa para proteger los ecosistemas, -especialmente los bosques -. Según Cuadrado, adoptar hábitos responsables durante sus viajes no solo minimiza su huella ecológica, sino que también contribuye a la conservación de zonas naturales amenazadas.

Estas son algunas claves para lograrlo:

1. Transporte con menor impacto ambiental

  • Elija vuelos directos siempre que sea posible. Reducen considerablemente las emisiones de carbono, una de las causas indirectas del cambio climático.
  • Prefiera medios de transporte con menor huella: servicio público, bicicleta o recorridos a pie, que además permiten una experiencia más cercana con el territorio.
  • Planifique con antelación: viajar en temporada baja, evitar rutas congestionadas y elegir operadores turísticos responsables ayuda a distribuir el turismo y disminuir la presión sobre ecosistemas frágiles, incluidos los bosques.

2. Equipaje con propósito y menos plásticos

  • Lleve consigo una bolsa reutilizable, termo de agua, cubiertos personales y un pitillo metálico o de bambú. Evitar plásticos de un solo uso reduce la contaminación en ecosistemas naturales y previene daños a especies clave para la regeneración de los bosques.

3. Apoyo a economías que protegen los bosques

  • Priorice operadores turísticos y alojamientos que estén certificados o comprometidos con prácticas sostenibles, como el uso eficiente del agua y la energía, y la gestión responsable de residuos.
  • Al consumir productos locales y sostenibles, usted apoya a comunidades que dependen del turismo de naturaleza como alternativa a actividades que generan deforestación, como la tala ilegal o la ganadería extensiva.

“Al dirigir nuestro poder adquisitivo hacia estos proveedores responsables, no solo reducimos nuestra propia huella ecológica, sino que también incentivamos financieramente prácticas empresariales sostenibles”, explica Cuadrado, de WWF Colombia.

4. Estadías con menor consumo de recursos

  • Aunque no pague los servicios de agua o energía en hoteles, actúe con conciencia: reduzca el uso del aire acondicionado, duchese de forma breve, cierre los grifos y reuse toallas y sábanas.
  • En regiones donde el agua potable es limitada, su ahorro ayuda a proteger nacimientos y fuentes hídricas, esenciales para mantener los ecosistemas.

5. Compras responsables que eviten la presión sobre especies

  • No compre souvenirs elaborados con flora o fauna silvestre, ni productos de origen natural que estén en peligro o cuya comercialización esté prohibida (como huevos de tortuga, palma de cera o animales silvestres).
  • Cada especie —incluso después de muerta— cumple un rol clave en el equilibrio ecológico. Su extracción puede afectar procesos como la polinización, regeneración de suelos o dispersión de semillas.

6. Reduzca, reutilice, recicle

  • Lleve siempre una botella reutilizable y evite botellas plásticas. La contaminación por residuos plásticos también impacta ecosistemas forestales y marinos, obstruyendo fuentes de agua o afectando animales que habitan en estos.
  • Separe y deposite correctamente sus residuos. Los ecosistemas que se mantienen limpios y libres de basura tienen más probabilidades de conservar su biodiversidad y resistir por ejemplo, la deforestación.

7. Respeto por el entorno natural y cultural

  • Conozca y valore las costumbres de las comunidades locales. En muchos territorios, su sabiduría ancestral ha sido clave para conservar los bosques durante siglos.
  • Permanezca en senderos marcados y respete las señales. Salirse de las rutas puede afectar especies nativas o facilitar la erosión del suelo.

8. Turismo regenerativo: pasar de “no dañar” a “restaurar”

  • Participe en actividades de restauración ambiental, como siembra de árboles nativos, limpiezas de playas y ríos o recuperación de senderos.
  • El turismo regenerativo va más allá de reducir impactos: busca mejorar el estado de los lugares naturales visitados y apoyar procesos de recuperación ecosistemica.

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Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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