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La Semana Santa, y especialmente el Domingo de Ramos, le ha pasado una fuerte factura a la palma de cera Ceroxylon quinduense. Los cogollos de esta planta han sido empleados para hacer distintas artesanías con la que se conmemora la celebración, pero también han ido dejando a la especie en estado vulnerable y con una reducción del casi 50% de su población en el país.
Ante este escenario el Jardín Botánico de Bogotá ha lanzado una campaña llamada “La naturaleza te lo pide a gritos”, con la que se busca prevenir el uso de la palma de cera durante Semana Santa. “Esta palma puede tardar hasta 57 años para empezar a producir tallo, 83 para reproducirse y los cogollos (utilizados para los ramos) solo se producen una vez al año”, explican en un comunicado.
A nivel nacional, la palma de cera sirve como fuente de alimento para aves endémicas como el periquito orejiamarillo, perico verde, tucán, loro coroniazul y cotorra montañera.
“Asimismo, se ha observado que el oso de anteojos se beneficia de los cogollos (hojas no expandidas) como fuente de alimento; y, entre otras características, contribuye a mantener activo el ciclo de nitrógeno, conservando el equilibrio ecosistémico”.
La invitación, entonces, es que durante el Domingo de Ramos las personas que sigan esta celebración reemplacen la palma de cera por otras plantas vivas, como “plántulas de especies nativas herbáceas y arbustivas que puedan ser plantadas en los jardines de las casas”.
Actualmente en Bogotá, la palma de cera cuenta con 5.471 individuos y hace parte de la lista de especies priorizadas para la arborización urbana, con el objetivo de propagarla y generar mayor sentido de pertenencia por nuestro árbol nacional.