El gobierno alemán anunció este martes un acuerdo de mínimos sobre el futuro de los viejos vehículos diésel demasiado contaminantes.
Tras una reunión nocturna en Berlín, los responsables socialdemócratas del SPD y los conservadores de la CDU y la CSU anunciaron un acuerdo de mínimos para promover "un aire limpio y la seguridad de la movilidad en nuestras ciudades". (Lea también: Los carros diésel a punto de desaparecer de la circulación en Alemania)
Políticos y fabricantes de coches llevaban meses tratando de encontrar un compromiso para organizar la costosa actualización de la flota de vehículos diésel, una tecnología inventada en Alemania.
Sin tomar decisiones definitivas sobre este asunto, el texto presentado por el gobierno abre a los propietarios de viejos diésel la posibilidad de modificar el coche a expensas del fabricante, o de cambiarlo por uno nuevo o de segunda mano, con un prima variable según las marcas.
Estas medidas se limitan sin embargo a las 14 ciudades con mayor contaminación, entre ellas Múnich, Stuttgart, Colonia, Reutlingen, Hamburgo, Limburgo, Dusseldorf, Kiel, Darmstadt o Bochum.
La factura podría resultar cara para los fabricantes, que provocaron la crisis al trucar un programa de los automóviles diésel para que parecieran menos contaminantes en los controles de emisiones de gases nocivos.
La contribución exacta de los fabricantes sigue sin determinar. Aunque todos han propuesto una prima de varios miles de euros para el cambio de vehículo, BMW rechaza asumir las reparaciones, Daimler (Mercedes-Benz) no ha tomado aún una decisión, y solamente Volkswagen ha aceptado claramente adaptarse a las nuevas normas.
"Fue la industria automovilística la que generó este problema y ella debe pagar", reiteró el lunes la ministra alemana de Medio ambiente, Svenja Schulze (SPD).
El gobierno está bajo presión, ya que varios tribunales alemanes amenazan con prohibir los vehículos diésel más nocivos en decenas de centros de las ciudades más contaminadas.
La perspectiva de estas prohibiciones, que ya entraron en vigor parcialmente en Hamburgo, aceleró la caída de las ventas de vehículos diésel. Su cuota de mercado pasó de 48% en 2015 a 39% en 2017.
Se trata de un asunto complejo en Alemania, donde la industria automovilística representa cerca de 800.000 empleos, y que ha enfrentado a los ministros socialdemócratas con los conservadores del frágil gobierno de coalición de Angela Merkel.