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Los resultados de un estudio publicado recientemente en la revista Science muestran un panorama inquietante para la Amazonía: las aguas de sus lagos están alcanzando temperaturas tan altas como las de las aguas termales. En algunos casos, ya superan los 40 °C.
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Ayan Fleischmann, del Instituto Mamirauá para el Desarrollo Sostenible e investigador principal del estudio, contó que en el lago Tefé, donde las aguas son poco profundas, la temperatura alcanzó los 41 °C, una cifra superior a la de un baño termal promedio.
“Ni siquiera podíamos meter los dedos en el agua. Estaba realmente caliente, no solo en la parte superior, sino hasta el fondo. Metías el dedo y lo sacabas instantáneamente, porque era insoportable”, recordó en una entrevista con The Guardian.
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Este calor extremo ya ha provocado estragos, como la muerte masiva de delfines y peces de río amazónicos, especies en peligro de extinción. De hecho, en septiembre de 2023, en una de las costas de la región aparecieron los cadáveres de cerca de 200 delfines de río, un panorama que no se había visto antes y que Fleischmann calificó de “surrealista y aterrador”.
Precisamente fue ese caso el que llevó a los investigadores a analizar otros cuerpos de agua en la región amazónica. En total, estudiaron las temperaturas del agua de los lagos del centro de la Amazonía durante la sequía de 2023. Cabe recordar que, a finales del año pasado, se presentó otra sequía, lo que hizo que los niveles del agua alcanzaran mínimos históricos y provocó un calentamiento severo en los lagos.
En los resultados, detallaron que la mitad de los diez lagos investigados experimentaron temperaturas diurnas excepcionalmente altas, superiores a los 37 °C. “Los lagos del Amazonas se han estado calentando entre 0,3 y 0,8 °C por década durante los últimos 30 años, tasas superiores al promedio mundial", añadieron en el documento.
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Otro de los resultados que más los inquietó es que los lagos no solo se están calentando, sino que también se están reduciendo. Por ejemplo, el lago Tefé, que es uno de los más preocupantes, perdió alrededor del 75 % de su superficie durante la sequía de 2024. El lago Badajós, por su parte, se redujo en un 90 %.
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