El 29 de septiembre se conmemora a nivel mundial el Día de la Concienciación sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos (PDA), una celebración que se realiza en medio de una crisis alimentaria desencadenada por el COVID-19, y la climática en América Latina y el Caribe.
En el mundo, se estima que el 13% de los alimentos se pierden en la cadena de suministro, desde la postcosecha antes de la venta al por menor, y un 17% se desperdicia en los hogares, servicios de alimentos y el comercio minorista. Los niveles más altos de pérdidas ocurren en alimentos ricos en nutrientes, como frutas y verduras (32%), carne y pescado (12,4%). Las cifras son alarmantes, tomando en cuenta que hay 43,2 millones de personas que sufren de subalimentación en América Latina y el Caribe y, además, es la región con el costo de una dieta saludable más alto en comparación con el resto del mundo. (Lea: Con su dieta usted también puede ayudar a cambiar el planeta)
Por ello, el Día Internacional de la Concienciación sobre PDA tiene como objetivo promover la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos, tomando conciencia sobre la magnitud e importancia de este fenómeno en materia social, ambiental y financiera, contribuyendo así a garantizar la seguridad alimentaria de todos y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Y es que puede resultar increíble y contradictorio el hecho de que se pierdan tantos alimentos, cuando cerca de 60 millones de personas en América Latina y el Caribe padecen hambre. Esto corresponde al 8% de la totalidad de personas subalimentadas en el mundo, cuando paradójicamente somos una región de vocación agrícola, productora de muchos alimentos que se consumen en el mundo. (Lea: Un pedazo de campo en las terrazas de Bogotá)
Pero ya existen soluciones, y al menos se vislumbran dos caminos para su implementación. Uno es aprovechar los procesos culturales y tecnológicos en marcha para prevenir esa pérdida y el desperdicio de alimentos mediante aplicaciones que permitan monitorear puntos críticos, alianzas público-privadas que, a partir de lo existente, generen un mejor uso, y permitan innovar. Otro camino es la resignificación del objeto descartado y obsoleto, facilitar su circularidad, transformar ese alimento, que está destinado a desecharse, en un recurso parte de una economía de lo vital y disponible.
En conclusión, para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y lograr beneficios importantes para la sociedad, será necesario realizar un análisis cuidadoso de los vínculos exactos entre la pérdida y el desperdicio de alimentos y la seguridad alimentaria, la nutrición y la sostenibilidad ambiental. (Lea: Agrobiodiversidad: una alternativa para garantizar la seguridad alimentaria)
El Dato…
En 2019, durante la 74º Asamblea General de las Naciones Unidas, se designó el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (PDA), reconociendo el papel fundamental de los sistemas agroalimentarios sostenibles en la seguridad alimentaria y nutricional. Se eligió esta fecha para rememorar el “Primer Diálogo Regional sobre Pérdidas y Desperdicios de alimentos”, realizado en 2015 en la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto a los socios de la agenda regional en la plataforma Sin Desperdicio coordinada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en colaboración con el Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) se dieron cita para dialogar sobre el estado de situación de la Pérdida y Desperdicio de Alimentos (PDA) en América Latina y el Caribe.
Este evento reuniódiversas voces en la región para impulsar un mensaje de unidad en torno a la transformación de los sistemas alimentarios, avanzando hacia un futuro más sostenible y resiliente.