La historia del “Chaceus guajiraensis”, el nuevo cangrejo que descubrieron en Colombia
En la Serranía de Perijá, un sitio que por décadas estuvo cerrado para los científicos por el conflicto armado, investigadores descubrieron -con ayuda de firmantes de paz- una nueva especie de crustáceo. Parece que es solo una de las sorpresas que esconde este inexplorado lugar.
Andrés Mauricio Díaz Páez
Colombia tiene una nueva especie de cangrejo. La encontraron en el mismo lugar en el que hace apenas unos días registraron al campanero barbado (Procnias averano), un ave que hace 82 años no se veía en ningún punto del país. Las hallaron en la Serranía de Perijá, un bosque en la frontera con Venezuela que estuvo cerrado para las expediciones científicas. Por décadas, el conflicto armado bloqueó su entrada a un sitio que ha escondido muchas sorpresas. (Le puede interesar: Incendio forestal en Cali ha consumido al menos 300 héctareas)
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Colombia tiene una nueva especie de cangrejo. La encontraron en el mismo lugar en el que hace apenas unos días registraron al campanero barbado (Procnias averano), un ave que hace 82 años no se veía en ningún punto del país. Las hallaron en la Serranía de Perijá, un bosque en la frontera con Venezuela que estuvo cerrado para las expediciones científicas. Por décadas, el conflicto armado bloqueó su entrada a un sitio que ha escondido muchas sorpresas. (Le puede interesar: Incendio forestal en Cali ha consumido al menos 300 héctareas)
Darío Puerta, ecólogo de la Universidad de Antioquia, facilitador de la Agencia para la Normalización y la Reincorporación (ARN) e investigador de Ecosoluciones Valledupar, en Cesar, cuenta que durante una caminata por la serranía en abril de 2022 se encontró con una especie particular de cangrejo. Aunque parecía inusual por sus colores, una pareja de firmantes de paz le dijo que en el punto en el que sacan el agua para sus cultivos solían verla con frecuencia.
Ellos habían llegado algunos años antes, cuando se conformó Pondores, uno de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) que son parte del Acuerdo de Paz. Allí surgieron proyectos impulsados por los firmantes de paz, como el turismo de naturaleza y pequeñas parcelas para la agricultura. Ahora viven en el corregimiento El Conejo, en Fonseca, La Guajira, cerca de Pondores y donde encontraron al cangrejo.
El animal es de color beige, con forma triangular, dorso marrón, con apéndices (o patas) café rojizo y abdomen marrón claro. Para una persona del común seguramente pasaría inadvertido, como les sucedió a los habitantes de El Conejo. Sin embargo, para la experta en crustáceos Martha Rocha Campos, bióloga de la Universidad Nacional, se trataba de un individuo sin precedentes. (Le recomendamos: Organización Meteorológica Mundial advierte que ola de calor continuará en julio)
La imagen llegó a su correo por cuenta de Ada Acevedo-Alonso, una estudiante suya que se encontró con el reporte de Puerta en iNaturalist, una plataforma de ciencia ciudadana. En los comentarios de la publicación, varios usuarios se aventuraron a clasificar al cangrejo dentro de un género y algunos apostaron por una especie, pero todos tenían dudas.
Los cangrejos de esta zona del país, explica la investigadora, suelen ser solo de color marrón. En este caso se trataba de un individuo con una pigmentación particular en su caparazón: tiene la forma de un reloj de arena. Además, el color de su dorso y la forma de su cuerpo también le llamaron la atención. Entonces, la bióloga le pidió a Puerta enviar un individuo a Bogotá para el análisis.
“Tengo una memoria fotográfica y, cuando lo vi, dije: ‘Esto es algo bien interesante’”, cuenta Campos, quien con esta suma 54 especies nuevas descritas en el país. (También puede leer: Grupo de países, entre ellos Colombia, pide una transición energética “urgente”)
Los genitales de los crustáceos
En el nodo de bosque que componen la Serranía de Perijá y la Sierra Nevada de Santa Marta, entre Magdalena, La Guajira y Cesar, en Colombia, y el estado Zulia, en Venezuela, había nueve especies de cangrejos de agua dulce del género Chaceus. El primer paso para reconocer si se trataba de una especie nueva era compararla, dentro de este género, con la que fuera más parecida.
Campos explica que para la identificación a nivel de especie se debe analizar a un macho adulto, pues estos tienen un par de gonópodos, que son los apéndices que utilizan para la reproducción -el pene, si lo asemejamos a un mamífero-. Otro rasgo particular es el tercer maxilípedo, un apéndice que crece en la zona del tórax del animal.
Con una descripción de las características morfológicas de estos, la bióloga determinó que la especie más cercana era la Chaceus turikensis, un cangrejo registrado del lado venezolano del Perijá, en las cavernas de Mesa Turik. (En imágenes: los finalistas de las fotos más graciosas de mascotas en 2023)
El siguiente paso fue hacer una caracterización detallada de la forma del gonópodo. Las diferencias entre una especie y otra pueden ser de apenas milímetros o cambios difíciles de percibir a simple vista. “El gonópodo y la abertura de la hembra funcionan como una cerradura y una llave. Tienen que encajar perfectamente para que puedan aparearse”, puntualiza la investigadora.
Tras llevar a cabo esa milimétrica tarea publicó su trabajo, en conjunto con Darío Puerta, en la revista Zootaxa. Los resultados muestran que efectivamente habían descubierto una nueva especie. La llamaron Chaceus guajiraensis.
La conservación en la Serranía de Perijá
Chaceus guajiraensis es la décima especie de su género y la séptima registrada para Colombia. Mientras que las tres especies del lado venezolano se han registrado en su mayoría en ambientes hipogeos (cuevas o cavernas), las colombianas se han encontrado en ambientes epigeos (al aire libre, en quebradas). Para Campos, quien ha estudiado a estos animales durante más de 20 años, es muy probable que al hacer exploraciones en cuevas o cavernas del lado colombiano se encuentren nuevas especies. (Le puede interesar: Unas 710 toneladas de pesticidas agrícolas se filtran a aguas del mundo al año)
Los problemas de orden público que restringieron durante años el ingreso de investigadores parecen haber disminuido en los últimos años. Darío Puerta cuenta que los firmantes de paz que viven en la serranía están trabajando para conservar su territorio y hacerlo parte de una ruta de turismo de naturaleza.
Una muestra del nivel de conservación en el lugar son estos cangrejos, que funcionan como bioindicadores de aguas no contaminadas. “Si alguien está haciendo un estudio y encuentra estos organismos, puede deducir que son aguas limpias. Lo grave es que cualquier grado de contaminación hace que desaparezcan”, explica Campos.
Aunque ahora está abierta a la investigación, la Serranía de Perijá enfrenta otros desafíos: también está rodeada de proyectos de explotación minera y algunos cultivos extensivos, algo que podría poner en riesgo las fuentes de agua. “Hemos descubierto una enorme biodiversidad entre el sur de La Guajira y el norte de Cesar, y estamos trabajando para cuidarla”, puntualiza Puerta.
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