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Colombia, el país de Latinoamérica que encabeza en la Lista Verde de áreas protegidas de la UICN

Con el reconocimiento de Chingaza, Colombia completa cinco parques nacionales en la lista. En 2014 ingresaron los parques Gorgona, Tatamá y el Santuario de Flora y Fauna Galeras. En junio de 2020 la UICN también reconoció al Santuario de Flora y Fauna Malpelo.

EFE Verde
09 de noviembre de 2020 - 09:22 p. m.
El Parque Chingaza protege uno de los páramos más extensos del país.
El Parque Chingaza protege uno de los páramos más extensos del país.
Foto: Andrés Rocha-PNN

Hace pocas semanas Colombia recibió una buena noticia: el Parque Nacional Natural Chingaza ingresó a la Lista Verde de Áreas Protegidas y Conservadas de la UICN. Este es un reconocimiento que se da a aquellas áreas que demuestran una gestión efectiva para conservar su biodiversidad y brindar servicios ecosistémicos.

La decisión del organismo internacional posiciona a Colombia como el país líder en América Latina en manejo y conservación de áreas protegidas pues cinco de las once áreas que la región tiene en este listado, se encuentran en este país.

“Colombia ha tenido un compromiso total con la protección y conservación de su riqueza natural y por eso hemos venido declarando las áreas protegidas. Pero sabemos que esto no es suficiente, que es necesario manejarlas de manera efectiva para obtener los resultados esperados de conservación y de protección”, asegura Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN).

La importancia del parque Chingaza

La Lista Verde de la UICN se creó hace seis años como una forma de reconocimiento global del éxito local. Cuando un área protegida ingresa a esta lista, tiene la oportunidad de recibir asesoría de expertos y profesionales de la conservación en el mundo.

El objetivo de la UICN es mejorar la gestión de las áreas protegidas para lograr resultados efectivos en la conservación de la naturaleza y en beneficios para la gente. Para que un área protegida obtenga esta certificación debe demostrar que cumple con una serie de objetivos en cuatro áreas: gobernanza, diseño y planificación del área protegida, efectividad de manejo y resultados de conservación.

Ser parte de la Lista Verde es algo que requiere de tiempo. El parque Chingaza empezó este proceso en 2018, realizando talleres con los pobladores que habitan en el área protegida y su área de influencia, recopilando todos los indicadores que mostraban que cumplían con las cuatro grandes áreas que evalúa la UICN y recibiendo la visita de los expertos evaluadores.

Chingaza fue creado en 1977, se ubica en el centro de Colombia y abarca elevaciones que van desde los 800 metros sobre el nivel del mar (msnm) hasta los 4020 msnm. Algunas de sus principales funciones son asegurar la continuidad de ecosistemas andino-orinocenses, mejorar la conectividad ecológica de las fuentes hídricas y proteger ecosistemas de alta montaña: bosque andino, bosque alto andino, subpáramo y páramo. Es considerado un Área Importante para la Conservación de las Aves (AICA) pues en él se pueden encontrar más de 500 especies, cerca del 25 % de las aves del país. Además, desde 2008 cobija un sitio Ramsar de 4000 hectáreas.

Juan Carlos Clavijo, jefe del área, asegura que Chingaza fue aceptado por muchas razones, entre ellas, que el parque tiene una histórica vocación ecoturística; más de 66 emprendimientos locales; cuenta con ocho organizaciones comunitarias de ecoturismo; tiene 35 acuerdos con comunidades para fortalecer la conectividad ecológica y está articulado con los planes de desarrollo de 11 municipios de los departamentos de Cundinamarca y Meta, con los que trabaja en la actualización de sus sistemas de ordenamiento territorial. Además, Chingaza surte de agua al 80 % de Bogotá.

“El 98 % del área se encuentra bien conservada y hemos identificado una serie de corredores biológicos donde se pueden encontrar 1200 especies de plantas, 49 de anfibios, 32 de reptiles, 531 de aves y 164 de mamíferos”, cuenta Clavijo.

Stephanie Arellano, oficial del programa de Gestión de Biodiversidad de la la UICN para América del Sur, asegura que es importante mantener este compromiso a pesar de todos los desafíos que existen en el día a día. “Es importante garantizar la conservación porque con esta se asegura la producción y generación de servicios ecosistémicos que son clave par el bienestar humano. Y un ejemplo muy claro es que el parque Chingaza provee de agua a casi toda la población de Bogotá”, destaca.

Ser parte de la Lista Verde es un gran logro pero a la vez un gran reto, pues las áreas protegidas deben iniciar un proceso de renovación cada cinco años si es que quieren conservar este reconocimiento internacional. “Un reto al ingresar a la Lista Verde es sostenerse y ese reto empieza con el planteamiento de un plan de mejoramiento. Viene entonces un trabajo muy fuerte para cumplirlo, para que cuando se haga una nueva evaluación, los expertos puedan ver un cambio aún más positivo en el manejo del área”, dice Carolina Jarro, subdirectora de Gestión y Manejo de Áreas Protegidas de Parques Nacionales Naturales de Colombia.

En busca de más áreas efectivas en conservación

Colombia es hoy el país de América Latina que más áreas protegidas tiene dentro de la Lista Verde de la UICN. Tres de sus parques —Gorgona, Tatamá y el Santuario de Flora y Fauna Galeras— ingresaron a la lista en 2014 y hoy se encuentran en proceso de renovación de esta certificación internacional. Por su parte, el Santuario de Flora y Fauna de Malpelo ingresó en junio de 2020 y Chingaza lo hizo a finales de septiembre de este año. (Lea: Gorgona: ¿de parque natural a base naval? )

Detrás de Colombia están países como Perú y México, cada uno con dos áreas protegidas en la Lista Verde. Perú tiene a la Reserva Comunal Amarakaeri y al Parque Nacional Cordillera Azul, mientras que México tiene al Parque Marino del Archipiélago de Espíritu Santo y a la Reserva de la Biosfera Isla San Pedro Mártir. Otras áreas de la región dentro de la Lista Verde son el Parque Nacional Guadelupe, en la isla de Guadeloupe, y en Guyana Francesa, la Isles du Grand-Conétables. En el mundo hay un total de 52 áreas protegidas que cuentan con este reconocimiento internacional.

“Queremos motivar a las demás áreas, estimular e inspirar para que otros quieran pertenecer. Es un reconocimiento basado en los logros de guardaparques y comunidades y ya hay más de 600 sitios candidatos en 60 países, más de 1000 expertos de la UICN están apoyando estos procesos y hay 31 grupos de expertos acreditados para la evaluación”, dice James Hardcastle, coordinador global de la Lista Verde de la UICN.

El deseo de Julia Miranda, directora de PNN, es que todas las áreas protegidas del país, incluidas las privadas, pertenezcan a esta lista pues, como lo ha reconocido, declarar las áreas es solo una parte del objetivo de conservar la biodiversidad y los recursos naturales. “Los gobernantes y las autoridades regionales tienen que apoyar esta iniciativa y su implementación para otras áreas protegidas en nuestro país. Sin esa voluntad política, esas cosas no se logran”, afirma.

Miranda asegura que el manejo efectivo da resultados en conservación y permite saber dónde hay que hacer más esfuerzo. Precisamente ese es uno de los puntos que resalta Hardcastle, “no solo queremos reconocer lo que está funcionando bien, queremos ver compromisos para mejorar los sistemas de áreas protegidas y su conectividad, más eficiencia en el manejo de recursos financieros. Demostrar que hay calidad en la gobernanza y efectividad en la gestión, midiendo y evaluando los impactos de la conservación”.

La UICN quiere motivar a todos los países a que incluyan sus áreas protegidas en la Lista Verde, pero tiene un particular interés en la región amazónica. Durante tres años, con apoyo de otras organizaciones internacionales, se espera que 20 áreas protegidas de Ecuador, Brasil, Perú, Brasil y Colombia obtengan este certificado.

Según Julia Miranda, Colombia le apuesta al ingreso del parque Alto Fragua Indi-Wasi, en el departamento de Caquetá, Cahuinarí en el departamento de Amazonas “y una que no es parque: la estrella fluvial del Inírida, que ha sido reconocida como sitio Ramsar y tiene una extraordinaria biodiversidad”. La estrella fluvial se encuentra en el departamento de Guainía y es el sitio donde confluyen tres ríos: el Guaviare, el Atabapo y el Inírida, que al fundirse dan origen al gran río Orinoco.

Así son los otros parques colombianos de la Lista Verde

El parque nacional Gorgona fue creado en 1984 y está compuesto por un área marina y las islas de Gorgona y Gorgonilla. Tiene un área de 60 125 hectáreas y se encuentra a 30 km del continente. Según Pedro Acevedo, guardaparque del área, sus arrecifes coralinos están entre los mejor conservados del Pacífico. “Hemos detectado un aumento y mejora de los arrecifes, son altamente productivos, proveen alimentación y refugio para muchas especies. Además, Gorgona pertenece al Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical (CMAR)”, dice Acevedo.

En este parque del Pacífico se llegó a acuerdos con pescadores de la comunidad de Bazán, en los que se les permite dormir y hacer uso del área pero siempre pescar fuera de ella.

El parque nacional Tatamá fue declarado en 1987 y tiene un área de 51 000 hectáreas, distribuidas entre los departamentos de Chocó, Risaralda y Valle del Cauca. Su territorio se encuentra principalmente en el Chocó biogeográfico, “pues 88 % del parque está en la cuenca del Pacífico y el resto en la cuenca de Los Andes”, comenta Juan Carlos Troncoso, jefe del parque.

Este parque está muy enfocado en la investigación científica y cuenta con un gran número de endemismos debido a su alta biodiversidad, al encontrarse en la zona de transición andino-pacífica.

A su alrededor tiene territorios colectivos de comunidades negras y más de 14 resguardos indígenas “con los cuales compartimos una visión conjunta de manejo del territorio”, dice Troncoso y asegura que la participación con las comunidades les permitió tener una calificación alta en la Lista Verde.

El tercer parque es el Santuario de Flora y Fauna Galeras, ubicado en el suroccidente colombiano, en el departamento de Nariño, en el complejo volcánico Galeras. Fue declarado como área protegida en 1985 y tiene un área de 8229 hectáreas de gran importancia hídrica pues surte de agua a más de 500 000 personas.

Galeras es una zona AICA. Allí pasan temporadas 13 especies migratorias boreales y hay unas 20 especies bajo algún criterio de amenaza. Además, según Diana Villarreal, guardaparque de esta área, hay 11 especies de mamíferos y se analiza una especie nueva para la ciencia.

“Trabajamos de la mano con las comunidades campesinas que han contribuido en la gobernanza del área protegida. Tenemos procesos de restauración ecológica participativa con los dueños de predios al interior del área y tenemos un ejercicio fuerte en la consolidación de reservas de la sociedad civil. Alrededor de Galeras hay más de 250 de estas reservas”, indica Villarrreal.

Finalmente, el Santuario de Flora y Fauna Malpelo ingresó a la Lista Verde en junio de este año. Esta área marina protegida fue creada en 1995 y tiene un área 2 667 908 hectáreas donde está prohibida la pesca.

“Conserva las poblaciones de peces de interés comercial, contribuyendo a mantener los stocks pesqueros en las áreas de influencia”, dice Nicolás Bernal, jefe del parque. Bernal destaca que en Malpelo está la colonia reproductiva más grande de piquero de nazca (Sula granti) y hay cuatro especies endémicas que habitan en la única y pequeña formación rocosa que sobresale del mar: el cangrejo de Malpelo (Johngarthia malpilensis), la lagartija de Malpelo (Anolis agassizi), el lagarto punteado (Diploglossus millepunctatus) y el gecko de Malpelo (Phyllodactylus transversalis).

Malpelo tiene un plan de manejo con un fuerte componente de mitigación del cambio climático y es gestionado no solo por Parques Nacionales sino por la Armada, Fundación Malpelo, Fondo Acción, Conservación Internacional y Biodiversity Conservation Colombia. Con la reciente ampliación del parque “se protegieron fondos marinos que no estaban suficientemente representados y se incluyeron áreas importantes de congregación de atunes y tiburones”, dice Bernal.

Por EFE Verde

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