El organismo vivo más pesado del mundo está muriendo, y podría ser nuestra culpa

La colonia de álamos temblorosos de Pando, en Utah (EE.UU.), es el organismo vivo más pesado de la Tierra. Debido a cambios en sus ecosistemas circundantes, acelerados por la actividad humana, la colonia está volviéndose cada vez más pequeña.

Redacción vivir con información de Agencia N+1
18 de octubre de 2018 - 01:01 p. m.
Lleva en pie desde hace miles de años, pero ahora, alrededor del 80% se encuentra en riesgo. / Western Aspen Alliance
Lleva en pie desde hace miles de años, pero ahora, alrededor del 80% se encuentra en riesgo. / Western Aspen Alliance

A la colonia de álamos temblorosos de Pando, en Utah (EE.UU.) también se la conoce como el "gigante tembloroso". Aunque parezca un bosque, es, en realidad, el organismo vivo más pesado del mundo, solo superado en tamaño por una colonia de hongos  en michigan. Cada uno deestos álamos tienen el mismo ADN y están interconectados por su raíces. Es como si fuera un gran árbol que en lugar de troco tiene raíces, y en el que cada rama es uno de los álamos. El problema es que semejante maravilla está en riesGo.

Si bien el organimos lleva miles de años en pie, ahora, alrededor del 80% de sus 47.000 individuos están siendo devorados lentamente por los ciervos, según una nueva investigación publicada en PLOS One.

El grupo de científicos, de la Universidad Estatal de Utah, midió la salud de varias partes del bosque.Para ello, contó el número de árboles vivos frente a los muertos; o el número de nuevos tallos en cada región. Rastrearon, además, las heces de los animales que cayeron para picar. Fue así como descubrieron que el mayor obstáculo para la supervivencia del Bosque Nacional Fishlake era el venado bura.

Este bosque, explica Paul Rogers, un ecologista la Universidad de utah que participó en el estudio, se reproduce de dos formas: mediante semillas o, más comúnmente, cuando una de las raíces decida crecer hacia arriba y, poco a poco, se convierte en un nuevo álamo.

El problema es que durante las últimas dos décadas, el venado bura y el ganado han devorado los nuevos tallos que brotan del álamo subterráneo: en la mayoría de las áreas, no hay árboles jóvenes o de mediana edad. Que los tallos viejos se mueran es natural, sin embargo, que no crezcan nuevas plantas es lo que preocupa a los investigadores.

Al comparar fotografías de hace 72 años con el estado actual del bosque, se observa un evidente encogimiento. En 1939, todas las copas de los árboles se tocaban, pero a partir de la década de 1970, hay huecos visibles entre ellos, lo que significa que los árboles viejos se están muriendo y los nuevos no están llegando para llenar los vacíos. 

¿Qué pasó entonces hace 20 años?

Parte del problema es que los animales como el venado bura ya no tienen depredadores naturales en el área. A principios de la década de 1900, los humanos mataron a la mayoría de los depredadores naturales, como los lobos y los osos grizzly, dijo Rogers.

Hace 20 años los humanos empezaron a llegar humanos a esta zona y ahora, la mayoría de los terrenos en Pando están reservados para usos recreativos como el camping. Al mismo tiempo, se prohibió la caza de venados y se alejó a sus únicos depredadores nativos, como los lobos. Así, la colonia de álamos se convirtió en un lugar seguro para que los venados se dieran un festín. 

"Sin una próxima generación que los respalde, creo que estamos claramente en el camino del colapso", dice Paul Rogers, un profesor de la Universidad del Estado de Utah que ha estudiado extensivamente a Pando, una organización que busca conservar el bosque. "Diría que dentro de 10 años o 20 años como máximo, quedará muy poco de la colonia", concluye.

Sin embargo, hay esperanza. A finales de los años noventa, otro grupo de investigadores llevó a cabo un estudio en el que estudiaron tres tramos del organismo: a uno lo dejaron tal y como estaba, a otro, lo rodearon con una cerca y a un tercero lo rodearon con una cerca u le hicieron mantenimiento forestales, como la remoción de las hojas muertas y caídas para permitir el nacimiento de nuevos tallos. 

Los resultados demostraron en esa ocasión que, sin lugar a dudas, mantener alejados a los venados es clave para no perder este organismo. 

Esta noticia fue redactada con información de N+1, Ciencia que suma.

Por Redacción vivir con información de Agencia N+1

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