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Desde hace varios años, sabemos que las noticias sobre la naturaleza no son para nada buenas; la pérdida de bosques y los reportes de especies en peligro de extinción hacen constante presencia en la discusión diaria. Pero también hay datos para soportar esta percepción. El Informe Planeta Vivo 2022 de WWF concluyó que, entre 1970 y 2018, hubo un descenso del 69% en la abundancia de poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces. América Latina es el caso más crítico: la disminución fue del 94%.
La crisis de la biodiversidad, entonces, es innegable, y tendrá consecuencias cada vez más visibles. Para revertir el problema, entre el 7 y 20 de diciembre se reunirán representantes de 196 países en Montreal, Canadá, para llegar al acuerdo más importante en más de 10 años para proteger los animales, ecosistemas y recursos naturales del planeta. Pero no se trata únicamente de conservar la naturaleza; proteger la biodiversidad tiene todo que ver con nuestra propia salud y bienestar, pues de ella obtenemos, por nombrar solo algunas cosas, el aire que respiramos, el agua y gran parte de nuestros alimentos.
Esta reunión es conocida como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad (COP15) o el encuentro del Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD por sus siglas en inglés). “Ha llegado el momento de cambiar la trayectoria de nuestro planeta y, consecuentemente, el futuro de la humanidad”, indicó en una conferencia de prensa Elizabeth Maruma Mrema, secretaria ejecutiva del CDB.
Más allá de replicar los mensajes de alerta, se espera que, al finalizar la cumbre, se alcance un acuerdo sobre el Marco Global de Biodiversidad Post-2020, el conjunto de metas para contribuir a detener la pérdida de biodiversidad hasta 2030. Teniendo en cuenta la grave crisis mencionada anteriormente, expertos como Maruma esperan que este pacto sea tan importante como lo fue el Acuerdo de París para la lucha contra el cambio climático, el documento donde se establecieron los compromisos para evitar que la temperatura global sobrepase los 1,5°C en el 2100. (También puede leer: ¿Qué es la COP15, la conferencia de biodiversidad más importante de la década?)
Ya existe un borrador sobre este acuerdo, pero aún hay varios puntos que generan desacuerdos. Uno de estos está relacionado con la financiación para la biodiversidad. Se espera que los participantes logren un aumento de $200 mil millones de dólares en el dinero, público y privado, para proteger la naturaleza. Pero hay varios otros objetivos como conservar al menos el 30 % de las áreas terrestres y marinas mundiales, reducir en un 50 % la tasa de introducción de especies exóticas invasoras (como los hipopótamos en Colombia) y reducir el uso de pesticidas en un 33 %.
La participación de Colombia en la COP15
El Convenio de Diversidad Biológica, a grandes rasgos, busca asegurar tres cosas: la conservación de la biodiversidad, promover un uso sostenible de esta y que los beneficios del uso de recursos genéticos (como plantas o semillas utilizadas para la agricultura) sean compartidos justamente. En la práctica, cumplir con esas metas significa no solamente proteger áreas naturales importantes, como la Amazonia, sino también hacer cambios en el ordenamiento del territorio y de empresas, para incorporar la naturaleza en las decisiones que se tomen.
“Colombia, junto a otros países del trópico, es un jugador importante en esta discusión, por ser un país megadiverso”, indica Laura Bermúdez, del Ministerio de Ambiente, y una de las negociadoras del país que participará en la COP15.
Hay una gran expectativa sobre el rol que puede adoptar el país en las negociaciones, sobre todo por su trayectoria en otros espacios de negociación con más países y algunas de las decisiones que ha tomado el actual gobierno, dice Ximena Barrera, directora de Relaciones Gubernamentales y Asuntos Internacionales de WWF Colombia.
Barrera señala que iniciativas como el impuesto al carbono, en la Reforma Tributaria, y la propuesta del presidente Gustavo Petro de reducir la deuda externa a cambio de que Colombia adelante medidas para atender la crisis climática, son una muestra del interés actual por el tema de la biodiversidad. “En ese orden de ideas, Colombia ha logrado visibilizar de manera más amplia los riesgos que tiene al ser un país vulnerable a los efectos del cambio climático, que implica, a su vez, la pérdida de su patrimonio natural”, recalca Barrera. (Le puede interesar: Cop15: científicos piden que se dejen de talar árboles para generar energía)
¿En qué se va a enfocar, concretamente, la delegación colombiana? Sandra Vilardy, viceministra de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente, indicó que hay tres mensajes que el país resaltará durante la COP15: la necesidad de incorporar mecanismos de participación precisos para pueblos indígenas y afrodescendientes en la toma de decisiones sobre la naturaleza; que el efecto del cambio climático en la crisis de la biodiversidad quede claro; y que el acuerdo incorpore un enfoque de cómo se abordarán los “daños y pérdidas para ecosistemas”.
“En países tropicales como el nuestro, donde, por ejemplo, glaciares, páramos y arrecifes de coral van a tener efectos, tal vez incluso ya cruzamos el punto de no retorno y eso tiene unas implicaciones y eso no se está viendo con suficiente énfasis en el Convenio”, explicó sobre el último mensaje Vilardy.
Bermúdez, del Ministerio de Ambiente, señala que hay otros temas clave en la posición de negociación de Colombia. Uno de ellos, por ejemplo, es cómo integrar a otros sectores, además del ambiental, para crear compromisos específicos en el marco del nuevo acuerdo. Un buen ejemplo es la agricultura, pues hay por lo menos dos metas en específico que hablan sobre cambios para ese sector.
La meta 7, por ejemplo, busca reducir las fuentes de contaminación para la biodiversidad y eso implica disminuir el uso de químicos, como pesticidas. Bermúdez añade que el Ministerio de Minas y Energía será otro actor que se deberá integrar a la discusión y, posiblemente, llevar a cabo compromisos específicos.
Sobre el tema de la financiación, todavía hay varias dudas, pero lo que es claro es que se deben garantizar recursos para implementar las metas que se acuerden. “Se ha dicho que no podemos depender únicamente de la cooperación internacional”, dice Bermúdez, y eso implica discusiones sobre el aporte—público y privado—que asumiría cada país. El 16 de diciembre, la delegación colombiana lanzará el mecanismo del acelerador financiero, aunque no hay todavía muchos detalles sobre lo que se presentará.
Vilardy agrega que la delegación colombiana también resaltará la importancia de que el nuevo marco incluya metas e indicadores claros, para poder medir el avance a nivel mundial. La idea es evitar que el acuerdo tenga el mismo desenlace de las anteriores metas de biodiversidad: las metas Aichi.
En 2010, en la provincia de Aichi, en Japón, los países del CBD se comprometieron a cumplir 20 objetivos para detener la pérdida de biodiversidad para el 2020. Estas fueron conocidas como las metas Aichi, agrupadas en un conjunto de cinco grandes objetivos. Aunque es difícil establecer con seguridad cuál fue el avance de cumplimiento, varios expertos en biodiversidad concuerdan en que los logros fueron mínimos.
Esto es grave por varias razones. Grupos científicos especializados en la biodiversidad, como la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), han reiterado que debemos actuar ahora para frenar la pérdida de biodiversidad. No hacerlo no solo causaría grandes pérdidas de varias especies, sino que también pondría en peligro la salud humana. Además de esto, una pregunta recurrente antes de la COP15 es: si las metas Aichi ‘fallaron’, ¿qué aseguraría que este nuevo acuerdo sí prospere?
Paula Bueno, especialista en Incidencia en Política de WWF Colombia, indica que hay varias claves para el nuevo acuerdo. “Lo primero es que hay que ser muy claro en que haya metas exactas y medibles. Con las Aichi era difícil saber si se cumplieron o no porque no había metas como tal, solo objetivos”, señala. Barrera, de WWF, agrega que se debe incluir un mecanismo fuerte de implementación, así como fortalecer el seguimiento y procesos de evaluación periódica para ver cómo avanza el cumplimiento de las metas.
Para Bueno, sin embargo, hay buenas lecciones que se pueden incorporar de las metas Aichi. “Eran objetivos muy chéveres, porque eran al punto y claros”, dice. En ese sentido, ella plantea que el nuevo acuerdo deberá orientarse a ser práctico y conciso.
¿Se alcanzará un acuerdo?
La respuesta corta a esta pregunta es que sí habrá un acuerdo. La duda es qué tan ambicioso será o si se llegarán a consensos sobre los asuntos más espinosos, como el financiamiento o los cambios en el sector de la agricultura. “El convenio siempre se ha movido bajo el precepto de que nada está acordado hasta que todo esté acordado. Cada país tiene ciertas líneas rojas que no cruzará, pero el resultado del acuerdo se escapa de toda predicción”, explica Bueno.
Entre el 3 y 5 de diciembre, el grupo de negociadores de todos los países tuvo la última reunión para afinar detalles del acuerdo final antes de que inicie la COP15. Sobre las 9 de la mañana de este martes, se espera tener detalles sobre lo que se decidió en esta última charla. (Le puede interesar: Qué hacer para que las nuevas metas de biodiversidad no fracasen como las anteriores)
Bueno de WWF indica, sin embargo, que hay unos consensos generales entre los países, en objetivos como impulsar medidas de conservación y restauración, la necesidad de manejar los territorios de una forma integral y con la participación e inclusión de las comunidades. En el tema económico, por su parte, dice que “está clara la necesidad de abordar los modelos económicos que integren mejor a la naturaleza, pero no sé cómo vamos a establecer una meta específica ahí”.
Además, dice, que “hoy más que nunca está claro que el costo de no invertir recursos en la pérdida de biodiversidad es mucho mayor que invertir oportunamente, esto se está visibilizando mucho más por el sector privado, hay mucha consciencia de que esto es cierto”.
Esta historia fue producida como parte de la Beca COP15 de la CDB de 2022 organizada por Earth Journalism Network de Internews.
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