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El Informe de Riesgos Globales 2021 es la decimosexta edición del análisis anual del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y repasa un año devastado por una pandemia mundial, recesión económica, agitación política y la crisis climática cada vez peor. El informe explora cómo los países y las empresas pueden actuar frente a estos riesgos. Estos son:
Riesgos por posibilidad
1. Clima extremo
2. Que falle la acción climática
3. Daño humano al ambiente
4. Enfermedades infecciosas
5. Pérdida de biodiversidad
6. Concentración desigual del acceso a lo digital
7. Inequidad digital
8. Fractura de relaciones diplomáticas
9. Fallas de cyberseguridad
10. Crisis de vivienda
Riesgos por impacto
1. Enfermedades infecciosas
2. Falla de las acciones frente a la crisis climáticas
3. Armas de destrucción masivas
4. Pérdida de la biodiversidad
5. Crisis de los recursos naturales
6. Daño humano al medio ambiente
7. Crisis de vivienda
8. Clima extremo
9. Crisis de endeudamiento
10. Daños en infraestructura de tecnología (internet)
Efectos generalizados
“Los costos humanos y económicos inmediatos de COVID-19 son severos”, dice el informe. “Amenazan con reducir años de progreso en la reducción de la pobreza y la desigualdad global y dañar aún más la cohesión social y la cooperación global”.
Por esas razones, la pandemia demuestra por qué las enfermedades infecciosas encabezan la lista de impactos. El COVID-19 no solo ha provocado la pérdida generalizada de vidas, sino que también está frenando el desarrollo económico en algunas de las partes más pobres del mundo, al tiempo que amplifica las desigualdades de riqueza en todo el mundo.
Al mismo tiempo, existe la preocupación de que la lucha contra la pandemia esté quitando recursos a otros problemas de salud críticos, incluida la interrupción de los programas de vacunación contra el sarampión.
Preocupaciones climáticas
Pero a pesar de las consecuencias ineludibles del COVID-19, son los asuntos relacionados con el clima los que constituyen la mayor parte de la lista de riesgos de este año, que el informe describe como “una amenaza existencial para la humanidad”. A pesar de una caída en las emisiones de carbono causada por los bloqueos y la interrupción del comercio internacional y los viajes, existe la preocupación de que a medida que las economías comiencen a recuperarse, las emisiones se dispararán.
Como era de esperar, uno de los grandes cambios entre este año y el pasado, en términos de riesgos, ha sido provocado por la pandemia del coronavirus COVID-19. El riesgo que plantean las enfermedades infecciosas ahora se ubica en el número uno, mientras que en 2020 ocupó el décimo lugar.
Una de esas comunidades es Global Shapers, la red del Foro de jóvenes que impulsan el diálogo, la acción y el cambio. Para ellos, los riesgos relacionados con el clima se consideran “los riesgos a largo plazo más probables y con mayor impacto”. También hacen una nota de precaución sobre los peligros de la “desilusión de los jóvenes” en todo el mundo.
“Ven los riesgos personales como amenazas inmediatas, riesgos macro a medio plazo y riesgos geopolíticos fundamentales a largo plazo”, dice el informe.
Entre las amenazas a corto plazo, que probablemente se materializarán en los próximos dos años, se encuentran las enfermedades infecciosas, las crisis de los medios de vida, la desigualdad digital y la desilusión de los jóvenes.
En cuanto a los riesgos a medio plazo en los próximos tres a cinco años, los Global Shapers identificaron explosiones de burbujas de activos, averías de la infraestructura de TI, inestabilidad de precios y crisis de deuda.
A largo plazo, la comunidad expresó su preocupación por las armas de destrucción masiva, el colapso del estado, la pérdida de biodiversidad y los avances tecnológicos adversos.
Contrarrestar los riesgos
Junto con los riesgos enumerados, el informe reflexiona sobre las respuestas al COVID-19 para extraer lecciones que podrían reforzar la resiliencia global. Estos incluyen la formulación de marcos analíticos, la creación de nuevas formas de asociación y el fomento de la confianza a través de una comunicación clara y coherente. También incluye recomendaciones para ayudar a los países y las empresas a actuar, en lugar de reaccionar, ante los riesgos.