El primer aviso con el que uno se encuentra al salir del avión en el aeropuerto internacional Julio César Ribeiro, en Belén, Brasil, deja claras cuáles son las expectativas que hay de la cumbre de cambio climático que se celebra allí, la primera en una ciudad amazónica de las treinta que se han hecho. Está dirigido a los ejecutivos de empresas de hidrocarburos y les pide que no hagan más explotación en el bioma amazónico.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Un mensaje similar llevarán miles de personas este sábado por las calles de Belén en el ‘Funeral de los combustibles fósiles’, una marcha que simbolizará el camino que deberían seguir el petróleo, el gas y el carbón si se quiere que la temperatura del planeta no supere los 1.5 °C para finales del siglo. El llamado de los pueblos indígenas y las comunidades locales coincide, en parte, con lo que se negocia en la Zona Azul, el lugar donde miles de delegados de más de 190 países del mundo se reúnen para encontrar caminos que permitan enfrentar el cambio climático.
La hoja de ruta para la salida de los combustibles fósiles es, según el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, una de las prioridades para la COP30. Al término de la primera de dos semanas de reuniones, no es claro si se logrará: países como Colombia, Dinamarca, Reino Unido, Francia y Alemania apoyan la iniciativa brasileña, que despierta la resistencia de países árabes, Rusia e incluso de África, según reportan organizaciones que le hacen veeduría a las negociaciones.
(Puede leer: Cada día se construyen cerca de 4 kilómetros de vías ilegales en la Amazonia colombiana)
“Definitivamente, necesitamos una hoja de ruta para eliminar gradualmente los combustibles fósiles“, dice el reconocido científico sueco Johan Rockström desde una pequeña sala al interior de la Zona Azul que adaptó como oficina por estos días. Para él, director del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, es clave asegurarse que la hoja de ruta sea más que una simple declaración.
¿Dónde necesitamos estar en 2030, 2035, 2040? “Tenemos esos números: la reducción (de las emisiones de gases contaminantes de los combustibles fósiles) tiene que ser del 5 % al año“, responde Rockström, que hace más de una década presentó, junto con otros colegas, el concepto de los límites planetarios, que se ha convertido en una guía para saber en qué estado se encuentra el planeta.
Desde su improvisada oficina, Rockström recibió a El Espectador para conversar sobre sus expectativas de esta cumbre climática, los límites planetarios que ya hemos cruzado, así como para advertir los impactos que podría sufrir nuestro país si la Amazonia supera su punto de inflexión.
(Le puede interesar: Mares colombianos, supuestamente protegidos, a merced de la pesca ilegal)
Aunque reconoce, como lo hizo el Secretario General de la ONU, António Guterres, antes de empezar la COP30, que es inevitable que la temperatura del planeta supere los 1.5 °C en la próxima década, pide no abandonar la meta trazada en el Acuerdo de París hace 10 años y señala el camino: hay que soltar el acelerador de los combustibles fósiles y “cruzar los dedos para que el mundo no supere ningún punto de inflexión“.
El presidente Lula dijo que una de las principales brechas que debía ayudar a cerrar en esta COP era la desconexión entre las negociaciones y la vida cotidiana de la gente. ¿Cómo conectar estos eventos con el día a día de las personas?
Para empezar, diría que lo que ocurre en la vida de las personas está, en mi opinión, mejor documentado y evaluado por la ciencia. Por lo tanto, la ciencia está aquí para transmitir exactamente la voz de la gente sobre cuáles son los impactos en las personas hoy y en el futuro. Y es absolutamente cierto, como dice el presidente Lula, que existe una enorme brecha entre lo que los líderes políticos están dispuestos a hacer hoy y lo que es necesario hacer para proteger a la gente. Con los mejores planes nacionales que hay sobre la mesa, se puede lograr una reducción de las emisiones en los próximos 10 años del 5 % desde ahora hasta 2035. Pero lo que la ciencia muestra es que tenemos que reducir las emisiones globales en un 5 % cada año. No en 10 años.
Es una brecha enorme porque nos dirigimos muy rápidamente hacia un peligro tan grande que, para millones, diría, incluso miles de millones de personas, será imposible adaptarse en solo unas décadas. El calor, las sequías, los incendios, las inundaciones, los huracanes y tifones reforzados por el ser humano se volverán tan graves que se correrá el riesgo de que las comunidades se derrumben, de que haya desplazamientos y de que se produzcan conflictos sociales.
Así que, si realmente te preocupas por las personas, más vale que le des la vuelta a esta situación muy rápidamente.
Profesor Rockström, usted es reconocido por haber desarrollado su trabajo alrededor de los límites planetarios. Muchas personas, posiblemente, todavía no los conozcan. ¿Podría contarnos de qué se tratan?
El marco de los límites planetarios, desarrollado hace más de 15 años, es una evaluación científica de todos los procesos ambientales que regulan la estabilidad y la habitabilidad de la Tierra. Básicamente, son los que determinan la salud del sistema, la estabilidad de todo el planeta. Hemos identificado nueve límites planetarios. Uno de ellos es el clima, pero cinco de ellos están relacionados con la naturaleza.
Así que tenemos la biodiversidad, que se refiere a la vida, todas las plantas vivas, los microbios del suelo, todos los grandes depredadores de los que dependemos totalmente para nuestra vida actual en términos de biomasa y alimentos. Está la transformación de la tierra: necesitamos la selva amazónica, los bosques boreales, las turberas y los humedales. También está el ciclo del agua dulce. Sin esta, no hay plantas, sin plantas no hay animales y sin animales no hay seres humanos. El ciclo hidrológico ha estado estable durante los últimos 12.000 años y ahora se está desviando debido al cambio climático y a nuestro uso insostenible. El cuarto de estos límites es el uso excesivo de nitrógeno y fósforo, sobre todo de los fertilizantes agrícolas. También está el océano.
Luego hay tres límites que pertenecen más al ámbito químico que son la contaminación química, la contaminación atmosférica y la capa de ozono estratosférico, que nos protege de la peligrosa radiación UV.
¿Qué pasa cuando se superan estos límites?
Ahora somos capaces de cuantificar los límites seguros para todos ellos. Si te sales de esos límites, lo primero que encuentras es la zona de peligro, donde las cosas empiezan a ir por mal camino. Y luego se puede profundizar aún más y llegar a la zona roja, donde la ciencia tiene la certeza, o al menos un alto grado de probabilidad, de que podemos causar un deterioro permanente de los sistemas que sustentan la vida, no necesariamente puntos de inflexión, pero sí a los ecosistemas, el agua dulce, la tierra.
¿Y cómo estamos frente a esos nueve límites planetarios?
Nuestra evaluación más reciente, que publicamos en septiembre de este año, muestra que siete de los nueve límites planetarios están fuera del espacio seguro. Esto es muy preocupante. No solo se trata del clima, sino también de la biodiversidad, que está perdiendo demasiada vida. También se trata de la deforestación, el cambio del sistema terrestre, de la sobrecarga de nitrógeno y fósforo, el consumo excesivo de agua dulce, la acidificación de los océanos y los productos químicos.
Los únicos dos que están seguros son la capa de ozono estratosférico y la contaminación atmosférica. La capa de ozono estratosférico estaba en rojo en la década de 1970, pero luego firmamos el Protocolo de Montreal y, de hecho, nos recuperamos. Así que el mundo ya ha logrado antes gestionar un límite planetario, lo cual es bueno.
Mencionó usted los puntos de inflexión. ¿Cuántos hay y cómo estamos en ese aspecto?
Hemos identificado 16 sistemas de puntos de inflexión que regulan el sistema climático. Por primera vez, han sido cuantificados en cuanto a qué temperaturas corren riesgo de cruzar un punto de inflexión. Tenemos un conjunto de sistemas de puntos de inflexión que, científicamente, se demuestra –a pesar de que hay un rango incierto– que es probable que crucen el punto de inflexión si excedemos la meta de los 1.5 °C.
Algunos de estos son la capa de hielo de Groenlandia, la capa de hielo de la Antártida y los arrecifes de corales tropicales.
En Colombia y la región se habla mucho del punto de no retorno para la Amazonía. ¿Qué tan cerca estamos de alcanzarlo?
La selva amazónica, desde una perspectiva de la ciencia climática, se ubica en un rango de incertidumbre muy grande, y científicamente está en algún lugar entre los 3 °C de calentamiento. Esto sugeriría que los riesgos no son tan altos, porque incluso en el peor de los casos (de emisiones), es muy probable que no superemos los 3 °C.
Sin embargo, la ciencia más reciente muestra que, si también se tienen en cuenta el límite planetario de pérdida de biodiversidad y la deforestación en el cambio del sistema terrestre y en los cambios hidrológicos, entonces los niveles de temperatura para que la cuenca del Amazonas cruce el punto de inflexión disminuyen. Porque si destruimos tanto el ecosistema, este se vuelve más frágil al calentamiento. Y eso es exactamente lo que está sucediendo ahora mismo en el Amazonas: estamos perdiendo tanta cobertura forestal que el sistema está empezando a perder su capacidad de amortiguar el calentamiento.
La evaluación más reciente es, por lo tanto, que incluso en algún lugar entre 1.5 y 2 °C, la cuenca del Amazonas corre el riesgo de cruzar un punto de inflexión. También si perdemos más del 20 al 25 % de la cubierta del dosel; hoy tenemos una deforestación del 17 %. Así que nos estamos acercando muy rápidamente a un punto de inflexión en la Cuenca del Amazonas, no solo por el clima, sino por la violación de múltiples límites planetarios al mismo tiempo
¿Qué repercusiones tendría para Colombia cruzar este punto de no retorno?
Debo empezar diciendo que la ciencia también reconoce que la cuenca del Amazonas es enorme y tiene una disposición geográfica muy compleja. La deforestación es particular del suroeste, del lado brasileño y, por lo tanto, Colombia está, digamos, muy probablemente en una parte más protegida de la selva tropical en comparación con el lado brasileño. Así que el Amazonas no sufrirá una inflexión en un solo golpe. Ocurrirá en segmentos.
No sabemos cuánto tiempo podrá resistir el bosque colombiano a las altas temperaturas y la deforestación. Pero si sucediera, y no podemos descartarlo, dado que las tasas de deforestación y el calentamiento continúan aumentando, los impactos para Colombia serían cambios en la precipitación, por lo que tendría impactos en el suministro de agua dulce. Sería una pérdida masiva de biodiversidad. Significaría que Colombia dejaría de secuestrar carbono, y se perdería el capital natural que tienen en la selva tropical, porque una vez que se cruza el punto de inflexión, no se puede revertir.
¿Cuál es el punto de inflexión que más cerca estaríamos de cruzar?
Los más cercanos son los sistemas de arrecifes de coral tropicales. La ciencia muestra que en algún lugar entre 1 y 1.5 °C es muy improbable que los sistemas de arrecifes de coral tropicales puedan hacer frente al calentamiento. La razón es que medimos el calentamiento global a través de la temperatura del aire. Pero el océano se está calentando aproximadamente al mismo ritmo. Y cuando el océano se calienta, se producen más eventos de blanqueamiento.
Ha habido eventos de blanqueamiento que han ocurrido en el pasado y luego los corales pueden regenerarse si se les da suficiente tiempo. Pero ahora los eventos de blanqueamiento ocurren con tanta frecuencia que no son capaces de regenerarse.
El segundo punto de inflexión más cercano es la capa de hielo de Groenlandia. Junto a los arrecifes de coral de los trópicos. Cruzar ambos puntos representarían un aumento de 10 metros en el nivel del mar. Científicamente está demostrado que también son probables el riesgo de incertidumbre es muy amplio, en algún lugar entre 1 y 4° grados, pero el promedio es 1.5°. Así que los 1.5 °C es un límite planetario y esto lo dijimos muchos antes del Acuerdo de París. Pero tenemos más evidencia de que 1.5 °C es un número muy grande, un planeta muy caliente.
Justo antes de iniciar la COP30, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que es inevitable que la temperatura del planeta aumente por encima de los 1.5 °C. Pero usted dice que todavía podríamos ubicarnos por debajo de ese umbral. ¿Qué se necesita para lograrlo?
Es una afirmación correcta: inevitablemente alcanzaremos los 1.5 °C en los próximos 5 a 10 años. Eso es muy lamentable. Significa que tenemos que aceptar que hasta ahora el mundo ha fallado. Pero eso no significa que debamos renunciar a los 1.5 °C como límite. Eso tiene que mantenerse porque la ciencia muestra muy claramente que si se excede, se entra en la zona de peligro. Piense en una carretera: tenemos un límite de velocidad. Sabemos que si se excede el límite, se entra en peligro para uno mismo y para otras personas. ¿Si excede el límite y el policía lo detiene, le diría que, entonces, aumente el límite? No, el límite está ahí y no cambiará.
Así que pensemos en los 1.5 °C como un límite de velocidad. Por lo tanto, incluso si excedemos el límite de velocidad temporalmente, solo significa que es un recordatorio de que tenemos que retornar muy rápidamente. Al menos a partir de toda la evidencia que tenemos, todavía es posible. Y la razón por la que es posible es que soltar el acelerador (de los combustibles fósiles) es la única manera de reducir tu velocidad. No será suficiente solo con la naturaleza, también se necesita la ayuda de la tecnología. Por lo tanto, la eliminación de dióxido de carbono, a través de diferentes formas de captura y almacenamiento, es necesaria.
No solo tenemos que eliminar gradualmente los combustibles fósiles, también tenemos que cruzar los dedos para no cruzar ningún punto de inflexión. Porque si los puntos de inflexión se cruzan durante el sobrepaso, entonces el planeta podría no volver.
Usted dice que hay que quitar el pie del acelerador haciendo alusión a los combustibles fósiles. Uno de los principales resultados que se espera de esta COP es la creación de una hoja de ruta para salir de estos combustibles. ¿Qué esperar?
Es una pregunta difícil. Empecemos por lo que necesitamos de esta COP. Definitivamente necesitamos una hoja de ruta para eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Y tenemos que asegurarnos de que esa hoja de ruta sea más que una simple declaración de compromiso con la transición. Debería ser: ¿dónde necesitamos estar en 2030, 2035, 2040, 2045? Tenemos esos números, como dije antes, el 5 % por año es lo que tenemos que hacer ahora. Tenemos que ponernos manos a la obra ahora.
La hoja de ruta tiene que incluir financiación, para reducir el riesgo de las inversiones en sistemas de energía verde en el Sur Global. Incluso para desmantelar centrales eléctricas de carbón. Tenemos que empezar a eliminar el carbón muy rápidamente y tenemos que ayudar a los países en desarrollo a poder hacerlo económicamente.
Eso es lo que necesitamos. ¿Lo conseguiremos? Lo dudo. Pero sí espero que obtengamos más de lo que obtuvimos en Dubai. No tengo expectativas de que podamos obtener los compromisos concretos para hacer realidad la hoja de ruta, para que la teoría se lleve a la práctica, por así decirlo.
Pero la segunda expectativa que sí tengo de esta COP es que, paralelamente a esa hoja de ruta de transición energética, haya una hoja de ruta también para proteger la naturaleza. El TFFF para los bosques, compromisos aún mayores para entender que necesitamos asegurar los límites planetarios de la naturaleza. Ya veremos, eso es lo que es necesario.
¿Es optimista frente al futuro que se avecina?
Definitivamente hay una razón para ser pesimista cuando se mira el diagnóstico actual.
Así que la única luz en el túnel que puedo ver es que, notablemente, a pesar de todo el estrés al que el planeta está sujeto hoy todavía nos está protegiendo. En conjunto, el planeta está amortiguando biológica, química y físicamente el estrés que estamos causando debido a las economías insostenibles en todo el mundo. Y eso demuestra que la ventana todavía está abierta para cambiar las cosas.
Y la segunda razón para el optimismo es que tenemos tantos análisis y tanta evidencia empírica de que este es un problema con solución. Podemos escalar tecnologías que pueden impulsar la economía global sin combustibles fósiles. Tenemos las tecnologías para alimentar a la humanidad con alimentos saludables y sostenibles. Sabemos cómo pasar de sistemas de producción lineales a sistemas de producción circulares. Así que no es una fantasía. No es una teoría. Este es un camino hacia un resultado ganador para la humanidad. Es más seguro, más saludable, más próspero, más equitativo.
Y eso me da algo de optimismo, porque las empresas han entendido esto y muchos países lo han entendido. Y todavía no se están tomando la agenda climática lo suficientemente en serio debido a los riesgos. Pero han entendido que estas son inversiones que realmente deberíamos hacer porque nos brindan algunos beneficios.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜