El 28 de octubre de 2025 será una fecha que difícilmente olvidarán los jamaiquinos. Ese día el huracán Melissa tocó tierra en la isla con vientos que alcanzaban hasta los 297 km/h. Los países vecinos (Haití y República Dominicana) ya habían sido afectados por la tormenta que rápidamente se convirtió en huracán de categoría 5 (la máxima), mientras que Cuba, la Bahamas y otros países del norte del Caribe se preparaban para la llegada de Melissa
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En Jamaica, de manera preliminar, se estima que los daños directos a los bienes físicos ascienden a USD 7.700 millones, lo que representa aproximadamente el 37 % del PIB del país, según Enki Research, una empresa especializada en economía global, geopolítica y análisis de peligros naturales.
Otro análisis de la compañía AccuWeather ofrece una estimación preliminar de USD 22.000 millones para el total de daños y pérdidas económicas, que incluye “daños a viviendas y negocios, interrupciones en el comercio y la logística de la cadena de suministro, pérdidas turísticas, repercusiones en las operaciones de transporte marítimo, pérdidas financieras por cortes de energía prolongados, importantes retrasos en los viajes, así como daños a la infraestructura”.
El paso del huracán dejó aproximadamente 400.000 personas afectadas. Los hospitales están al borde del colapso por las inundaciones y existe una necesidad urgente de suministros básicos. “Melissa fue uno de los huracanes más potentes que jamás se hayan registrado al tocar tierra”, así lo describe un estudio elaborado por investigadores del Imperial College de Londres como parte del Climate Damage Tracker, proyecto que busca mejorar la comprensión global de los costos humanos y económicos del cambio climático.
De acuerdo con este estudio, el calentamiento provocado por la actividad humana (principalmente por la quema de petróleo, gas y carbón) incrementó tanto la probabilidad como la intensidad de Melissa y lo convirtió “en uno de los huracanes más potentes jamás registrados en el Caribe y el más fuerte que ha azotado las islas caribeñas en décadas”, dicen los investigadores.
El sábado 25 de octubre los vientos del huracán aumentaron en 112 km/h. Una intensificación “que no tiene precedentes”, destacan en el estudio. Según los análisis realizados, el cambio climático aumentó la velocidad del viento de Melissa en un 7 % (18 km/h).
En un mundo más frío, un huracán como este habría tocado tierra en Jamaica una vez cada 8.000 años. Pero en el clima actual, menciona el estudio, con un calentamiento de 1,3 °C, la probabilidad se ha cuadruplicado, es decir que, ahora se espera que ocurra un evento de este tipo una vez cada 1.700 años.
Ralf Toumi, director del Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres, dice que estas tormentas serán aún más devastadoras en el futuro “si continuamos sobrecalentando el planeta mediante la quema de combustibles fósiles”.
Por su parte, Emily Theokritoff, del Instituto Grantham, señala cómo este tipo de eventos afectan a países como Jamaica. “El huracán Melissa ilustra cómo se desarrolla la injusticia climática: los pequeños Estados insulares en desarrollo tienen muy poca responsabilidad en la crisis climática, pero sufren algunos de sus peores efectos”.
En el Atlántico, solo un ciclón había tocado tierra con una intensidad similar a la de Melissa: el huracán sin nombre del Día del Trabajo de 1935, que devastó parte de Florida.
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