La curiosa escena en la que un mono intenta tener sexo con un ciervo

Sería el segundo caso registrado entre dos especies lejanas. El primero de ellos ocurrió en 2014, entre un lobo marino y un pingüino emperador.

Redacción Medio Ambiente
11 de enero de 2017 - 03:08 p. m.
El mono intenta montar a un ciervo hembra, posiblemente, por falta de pareja.  / Alexandre Bonnefoy
El mono intenta montar a un ciervo hembra, posiblemente, por falta de pareja. / Alexandre Bonnefoy

Un macaco japonés fue sorprendido por un grupo de investigadores intentando tener sexo con un ciervo hembra en la isla de Yakushima. El mono intentó copular con al menos dos hembras, con movimientos sexuales pero sin penetración. Una de ellas se escapó y la otra no mostró resistencia, e incluso se lamió el lomo después de que el macaco eyaculara sobre ella.

"Este individuo mostró claramente un comportamiento sexual hacia varios ciervos hembra (...) No hay ninguna ambigüedad posible, es claramente un comportamiento sexual", aseguró Marie Pelé, autora principal del estudio de la Universidad de Estrasburgo, en Francia.

Este sería el segundo caso registrado en la historia en el que dos especies lejanas intentan mantener una relación sexual. El primero de ellos ocurrió en 2014, entre un lobo marino antártico y un grupo de pingüinos emperadores. La escena ya se habían repetido anteriormente en cuatro ocasiones con un patrón similar: el lobo marino persigue, captura y monta al pingüino; luego intenta la cópula varias veces, con una duración cercana a los cinco minutos. En tres de los incidentes registrados, el lobo marino deja ir al pingüino, pero en el último lo mata y luego se lo come.

Según la investigadora Pelé, el encuentro entre el pingüino y el ciervo hembra pudo darse por “una manifestación sexual de la conducta de juego conocida entre los macacos japoneses y los ciervos", más si se tiene en cuenta que la escena ocurrió en noviembre, cuando los monos experimentan un aumento hormonal y ambos animales comparten el mismo hábitat y la misma comida.

La otra posibilidad consiste en la carencia de una pareja para aparearse, posiblemente porque el macho pertenecía a una categoría inferior y no formaba parte de ningún grupo, de lo contrario, dice la experta, habría satisfecho sus necesidades sexuales con una hembra o un macho de su clan.

Al no tener acceso a un individuo de su misma especie, "lo más esperable es que intente suplir estas necesidades con lo que tiene más cerca", en este caso los ciervos hembra, dice.

Por Redacción Medio Ambiente

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