Las gaviotas (Larus argentatus) son una de las pocas especies que prosperan en paisajes antropogénicos (humanos). Su familiaridad con las personas las convierte en un “objeto” excelente para los estudios científicos de cognición social entre especies.
Por ejemplo, las gaviotas urbanas prestan atención al comportamiento humano en contextos relacionados con la comida y, por lo tanto, un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex (Reino Unido) se propuso investigar qué tanta influencia puede ejercer el comportamiento humano en el comportamiento de ellas. La pregunta fue: ¿eligen esas aves qué comer a partir de lo que observan que comen los humanos?
Puede ver: La colombiana Silvia Restrepo es la primera presidenta del Instituto Boyce Thompson
Para descubrirlo, a las gaviotas se les dio la libre elección de dos alimentos antropogénicos de diferentes colores en presencia de un demostrador que estaba sentado quieto o comiendo alimentos de un artículo que coincidía con uno de los presentados a los animales.
Descubrieron que un demostrador que comía determinado producto influenciaba la probabilidad de que la gaviota picoteara ese artículo: el 95% de los picotazos se dirigieron hacia el alimento que coincidía con el color del alimento que comía el demostrador. Los resultados, entonces, mostraron que las gaviotas podían usar señales humanas para mejorar los estímulos y tomar decisiones de alimentación.
Puede ver: Los dinosaurios podrían haber sido más inteligentes de lo que se creía
“Hemos demostrado que las gaviotas adultas pueden prestar atención al comportamiento de los humanos y aplicarlo a sus propias elecciones de alimentación”, dijo Franziska Feist, bióloga y primera autora del estudio en la Universidad de Sussex, citada por The Guardian. “Dado que la urbanización de las gaviotas es muy reciente, esta habilidad debe provenir de la inteligencia general y la flexibilidad de comportamiento de las gaviotas”, agregó la profesora Feist. Los hallazgos son importantes para cosas prácticas como para reducir la tensión entre humanos y gaviotas urbanas.
“Es probable que simplemente disuadir al público de alimentar directamente a las gaviotas no sea suficiente”, dijo Feist, y agregó: “Es probable que simplemente disuadir al público de alimentar directamente a las gaviotas no sea suficiente”. Los hallazgos se publican en Biology Letters. Madeleine Goumas, experta en gaviotas argénteas de la Universidad de Exeter y quien no participó en el estudio, le dijo a The Guardian: “Ya sabíamos por investigaciones anteriores que las gaviotas usan información de las personas cuando buscan comida. Pero este estudio muestra que no solo estamos llamando la atención de las gaviotas sobre dónde está la comida, sino que también aprenden sobre el tipo de comida que estamos comiendo”.