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Los aislados que se dejaron ver

Indígenas que han elegido no tener contacto con “hombres blancos” vienen apareciendo cerca de una aldea peruana. Expertos creen que la minería ilegal y la construcción de carreteras podrían haberlos desplazado.

Redacción Vivir
22 de agosto de 2013 - 10:00 p. m.
Estos indígenas fueron fotografiados en 2011 en el Parque Nacional del Manu, en el sureste de la Amazonia peruana.
Estos indígenas fueron fotografiados en 2011 en el Parque Nacional del Manu, en el sureste de la Amazonia peruana.
Foto: REUTERS - © Handout . / Reuters

La última vez que los mashco piros establecieron contacto con el mundo occidental fue el pasado 24 de junio. Durante tres días, más de 100 indígenas peruanos que por años han decidido mantenerse aislados llegaron a la ribera del río Las Piedras (en el estado de Madre de Dios) a pedirles a los nativos de la remota comunidad de Monte Salvado plátanos, cuerdas y machetes.

No cruzaron el río, según la Federación Nacional Nativa del Río Madre de Dios (Fenamad), ante el temor de los pobladores. Algunos de sus funcionarios los convencieron de que se abastecieran de un sembradío de plátano que les quedaba más cerca. Los mashco piros se internaron nuevamente en la selva. No han regresado.

Este contacto quedó registrado en un video que ya le dio la vuelta al mundo y que, de acuerdo con algunos expertos, como la antropóloga Beatriz Huertas, quien trabaja con la agencia de asuntos indígenas de Perú, reflejaría la molestia de esta comunidad aislada por la llegada de personas extrañas a sus territorios. “Quizá estén disgustados porque otras personas estén sacando ventaja de sus recursos y por esa razón estaban demandando objetos y alimento a la población”, le dijo Huertas a la agencia AP.

La historia de aislamiento de los mashco piro está relacionada con el boom de la extracción de caucho y caoba de las selvas amazónicas en la década de los 80. Las batallas a muerte libradas con los leñadores terminaron apartando a los indígenas del contacto con los “hombres blancos”.

Desde ese momento fueron muy pocas las apariciones registradas. En 2011, durante una de ellas, los mashco piros fueron acusados de herir a un guardabosque y del asesinato de un indígena matsiguenka que durante mucho tiempo mantuvo una relación con ellos entregándoles machetes y ollas para cocinar.

Lo que podría estar ocurriendo ahora, según explicó César Yojajé, responsable del Programa de Pueblos en Aislamiento Voluntario de Fenamad, al diario peruano El Comercio, es que la construcción de la carretera Puerto Esperanza-Iñapari, así como las actividades ilegales de la minería, la tala y el narcotráfico (que ha incluido esta zona entre sus rutas), están empujando a estos pueblos a modificar su tránsito habitual.

En 2002 el gobierno colombiano tomó por primera vez una decisión enfocada a la protección de las comunidades en aislamiento voluntario: declaró el Parque Nacional Natural Río Puré en el Amazonas, sobre 999.880 hectáreas de tierra entre los ríos Putumayo y Caquetá, donde se identificó la presencia del primer pueblo aislado de la Amazonia colombiana, los yuris.

“Sabemos que existen los yuris y que hay importantes evidencias de al menos tres pueblos más que habitan el Amazonas, pero se cree que en Colombia pueden encontrarse hasta 15 pueblos en aislamiento sobre los que se ha investigado muy poco”, explica la investigadora Alejandra Salazar Molano, responsable del componente indígena del proyecto Andes Amazonas DOI/ICAA.

Para Salazar, aunque el Gobierno no ha destinado recursos suficientes para conocer el estado en que se encuentran estas comunidades en el país, el actual Plan de Desarrollo plantea un protocolo de atención y protección de estas poblaciones, la Ley de Víctimas las incluye y el Ministerio del Interior está elaborando una política pública que las cobije.

“En comparación con otros países, como Brasil, que es el líder de la región en medidas de protección para estos indígenas, o Perú, que desde la década de los 70 les ha prestado especial atención a estas comunidades mediante planes de contingencia y de protección, e incluso ha declarado cinco reservas territoriales de pueblos en aislamiento, a Colombia aún le falta tomar decisiones”, concluye la investigadora Alejandra Salazar.

Por Redacción Vivir

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