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Los embajadores del ambiente

La Universidad Autónoma de Occidente en Cali, el colegio Rochester de Bogotá y la asociación Asoguabas del Valle del Cauca fueron las iniciativas más innovadoras para enfrentar el cambio climático.

Redacción Medio Ambiente
01 de octubre de 2016 - 03:12 a. m.
Los embajadores del ambiente
Foto: Jhonatan Ramos

En una ceremonia en la que se resaltó la importancia de mitigar el cambio climático, se hizo entrega de los Premios al Medio Ambiente de Caracol Televisión, que en esta versión destacaron las acciones proactivas que se desarrollan para ayudar al medioambiente.

El concurso recibió cerca de 197 propuestas, pero sólo tres fueron consideradas las mejores, luego de ser evaluadas por un comité técnico de la Oficina de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. El jurado premió la mejor en las tres categorías: empresas grandes, grupos comunitarios y empresas pequeñas y medianas.

La Universidad Autónoma de Occidente de Cali obtuvo el reconocimiento de las grandes empresas por su programa Campus Sostenible, que por medio de distintas acciones hizo de su sede un lugar 100 % verde.

Por el lado de las empresas medianas y pequeñas, el reconocimiento se lo llevó el colegio Rochester, el único con certificación LEED Gold en Latinoamérica.

Y en la categoría de asociaciones comunitarias, el galardón fue entregado a Asoguabas, un grupo de ciudadanos preocupados por la contaminación del río Guabas en el Valle del Cauca.

La universidad más verde

Desde hace dos años, la Autónoma de Occidente, en Cali, viene trabajando por reducir los efectos del cambio climático en Colombia, a tal punto que es considerada la universidad privada más verde del país. Para ello creó el programa Campus Sostenible, cuyo objetivo es reducir las emisiones de CO2, mejorar la calidad del aire, tratar las aguas residuales, generar energía alternativa, promover el reciclaje y fortalecer la investigación en áreas relacionadas con el medioambiente.

Ahora el campus cuenta con un sistema solar fotovoltaico que produce el 5 % de la energía que consumen, iluminación led en el 60 % de las instalaciones, plantas de tratamiento de aguas residuales, amplias zonas verdes, semilleros de investigación y un programa de compostaje para producir abono orgánico.

Los residuos de los baños, por ejemplo, son llevados a una PTAR que separa los sólidos; luego son trasladados a una planta de lombricompostaje que los convierte en abono orgánico para usar en jardinería. El agua restante es desinfectada y utilizada para el riego del césped y canchas de fútbol.

Aunque la universidad tiene un área de apenas 90.000 metros cuadrados, el 13 % corresponde a zonas verdes y jardines con palmas, araucarias, heliconias, anturios, acacias, ceibas, guayacanes y 150 especies más que se han sembrado en las últimas dos décadas y que ahora son el hogar de varios animales, como ardillas, iguanas, mariposas, gavilanes, loros y pájaros carpinteros.

Por la defensa del río Guabas

Fue en el año 1989 cuando un grupo de ciudadanos preocupados por el estado en el que se encontraba el río Guabas, en el Valle del Cauca, conformaron la Asociación de Usuarios de Aguas del Río Guabas (Asoguabas), una organización cuyo principal objetivo ha sido la protección del medioambiente y la naturaleza y servir como espacio de integración para la concertación de recursos en torno a la gestión integral del agua y el manejo de la cuenca del río.

En sus 27 años de existencia, Asoguabas se ha destacado por detectar la verdadera problemática del río, que pasa por los municipios de Ginebra y Guacarí. En su diagnóstico, la organización encontró que los productores agrícolas de la zona alta no contaban con los suficientes recursos para mantener una calidad de vida. La ganadería extensiva en las microcuencas del río Guabas empezó a generar problemas de contaminación. Por esa razón trabajaron con las comunidades aledañas al río en herramientas para el manejo del paisaje, talleres sobre uso eficiente de los recursos naturales y temáticas agroecológicas para una producción sostenible. Sin embargo, este trabajo continúa, pues a la ganadería se sumó otro enemigo silencioso: la minería ilegal.

Un colegio ambiental

Ubicado en el municipio de Chía, el colegio Rochester es el único con certificación LEED Gold en Latinoamérica, lo que significa que todos los materiales con los que se construyeron sus bloques, así como el proceso operativo con el que funciona, son amigables con el medioambiente.

Los edificios sólo ocupan el 23 % del predio, lo que permite hacer un uso efectivo de la zona verde: tienen una huerta, un invernadero y han plantado 400 especies nativas.

Para aprovechar la energía solar, el colegio tiene tres sistemas distintos. Las duchas de los vestuarios del centro acuático se calientan con paneles térmicos de placa plana, mientras la piscina se climatiza con paneles solares de polipropileno. Además, sobre algunos de sus edificios se encuentra un sistema de energía solar fotovoltaica que produce el 12 % de la demanda eléctrica del campus.

Con el fin de reducir el consumo de agua, el colegio también cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) que trata el agua de los baños y la cafetería en cinco etapas para poder reutilizarla en la descarga de inodoros y riego.

De esta manera, el colegio ha dejado de enviar cinco toneladas de residuos al relleno sanitario, y está ahorrando 35 % de agua y 66 % de energía eléctrica.

Por Redacción Medio Ambiente

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