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Más apuestas climáticas de los países

La cumbre en París será determinante y pondrá a los gobiernos a actuar frente a los efectos del calentamiento de la Tierra. ¿Cuáles han mostrado interés y con qué se comprometieron?

María Paulina Baena, Carolina García*
03 de septiembre de 2015 - 02:31 a. m.

El cambio climático es un problema que no va a echar reversa. Por eso, los científicos han pronunciado, una y otra vez, una frase desconsoladora que resume lo que le sucede al planeta: “Estamos llegando a un punto de no retorno”. Lo cierto es que si dejamos que pase más tiempo y nos cruzamos de brazos, la Tierra será inviable a la vuelta de 20 años y las generaciones próximas heredarán una naturaleza transformada.

Los eventos climáticos extremos serán más frecuentes e impredecibles; los ecosistemas estratégicos, como los corales y los páramos, podrán desaparecer; el aumento en el nivel del mar por el descongelamiento del Ártico inundará territorios enteros; millones de especies no lograrán sobrevivir, y la agricultura se verá en serios aprietos, lo que amenazaría la seguridad alimentaria.

Esas razones hacen que los ojos de ambientalistas, científicos, empresarios, periodistas, académicos, miembros de la sociedad civil y representantes de 196 países estén puestos en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático, conocida como COP 21 que se realizará en París durante dos semanas de diciembre. Allí se adoptará un acuerdo climático, cuya meta es no superar los 2 grados centígrados de alza en la temperatura. De lo contrario, el planeta entrará en un colapso ambiental sin precedentes.

Entonces no se trata de un evento burocrático en el que funcionarios con credenciales laminadas toman decisiones ajenas a la ciudadanía. Ningún desafío nos amenaza tanto como el cambio climático, y por más que creamos que es un asunto encerrado en una cáscara científica, afectará nuestro desarrollo y las economías. Sin duda, este hecho hará nuestra vida más difícil, por lo menos más incierta, y nos obligará a adaptarnos a nuevas condiciones.

Desde asuntos vitales, como ver reducida nuestra oferta de peces, verduras y frutas en el supermercado, hasta bajas económicas millonarias. En el caso de Colombia, se estima que las pérdidas por el cambio climático equivalen a sufrir un fenómeno de La Niña cada cuatro años, cuyo costo asciende a $11 billones.

En el camino hacia París, los países deben anunciarle al mundo sus contribuciones. En otras palabras, qué están dispuestos a hacer para reducir sus emisiones, cuáles planes tienen para enfrentar los impactos del clima cambiante y cuánto necesitan para financiarlos. Hasta abril de este año, 38 países lo habían hecho de forma voluntaria, como contamos en un artículo de El Espectador del pasado 8 de abril.

A la fecha, 50 países ya hicieron públicas sus apuestas. Queda en deuda Colombia, que se espera que la semana entrante lo haga oficial. Los que faltan por anunciar tendrán hasta el 1° de octubre para hacerlo.

Miremos la propuesta de siete países y esperemos que no vuelvan a fracasar las negociaciones. Es ahora o la Tierra seguirá pasando su factura.

*Oficial de comunicaciones para la incidencia política de WWF

Por María Paulina Baena, Carolina García*

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