¿Por qué perdimos el 58% de los vertebrados del planeta?

La cifra podría aumentar un 10% en sólo cuatro años, advierte el “Informe Planeta Vivo 2016”, de WWF. Las más afectadas son las especies de agua dulce, con un declive del 81%.

María Mónica Monsalve S.
28 de octubre de 2016 - 03:00 a. m.
El informe monitoreó 14.152 poblaciones de 3.706 especies de vertebrados alrededor del mundo. / iStock
El informe monitoreó 14.152 poblaciones de 3.706 especies de vertebrados alrededor del mundo. / iStock

El mundo como lo conocemos está a punto de expirar. Los cambios que está atravesando la Tierra, que antes los científicos sólo podían medir con datos acumulados en miles y miles de años, ahora están sucediendo frente a nuestros ojos. El 2016 rompió el récord como el año más caliente de la historia y, desde el pasado lunes 8 de agosto, la humanidad está viviendo a crédito: ya consumimos la totalidad de recursos que el planeta puede renovar en un año. (Lea: En 42 años desapareció un 58% de los vertebrados del planeta)

En otras palabras, estamos superando los límites terrestres y, de paso, estamos arrasando con la existencia de cientos de especies de la Tierra.

Según el nuevo informe “Planeta Vivo 2016”, realizado por la WWF en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres, la población de vertebrados –entre los que se incluyen mamíferos, aves, anfibios y reptiles– disminuyó un 58 % en el mundo, entre 1970 y 2012. Lo que indica que la pérdida anual de estas poblaciones rodea el 2 % y podría llegar hasta el 67 % para el año 2020.

Lideran la lista de los más afectados las especies de agua dulce, con un 81 %, seguidas de los vertebrados terrestres (38 %) y los vertebrados marinos, con dos puntos porcentuales menos.

A pesar de que el agua dulce únicamente cubre aproximadamente el 0,8 % de la superficie de la Tierra, es el hábitat de aproximadamente el 10 % de las especies conocidas por la ciencia. Sin embargo, sus poblaciones están desapareciendo en un declive anual del 3,9 %, debido a la acelerada pérdida y degradación de estos ecosistemas (48 %), la sobreexplotación (24 %), las especies invasoras y enfermedades (12 %), la contaminación (12 %) y el cambio climático (4 %).

En cuanto a las principales amenazas para los vertebrados terrestres, explica el informe, vuelve a liderar la pérdida y degradación del hábitat, seguido de la sobreexplotación. Aspectos que cambian con las especies marinas, que están más afectadas por la sobrepesca; por lo que se cree que un tercio de los tiburones, rayas y peces guitarra podrán extinguirse por sobreexplotación.

Para llegar a esta conclusión, el informe monitoreó 14.152 poblaciones de 3.706 especies de vertebrados alrededor del mundo. Cifras que, más allá de ser una especie de contabilidad de cómo está la biodiversidad de la Tierra, prenden una señal de alarma para entender que estamos tocando límites de los que, tal vez, nunca podamos regresar.

Cuatro límites fueron superados, incluida la tasa de extinción

Contabilizar el cambio climático, el estado de la conservación de las especies y los impactos que las actividades humanas han tenido sobre la Tierra no es una tarea sencilla. Por esto, una de las soluciones que los científicos encontraron para poder “hablar el mismo idioma” tiene que ver con los límites planetarios: nueve alteraciones que se han producido en el sistema de la Tierra, gracias al incremento de las actividades humanas. Como un vaso o una olla, cada uno de estos límites tiene un punto en que podría rebosar, indicando que hemos llegado al punto de no retorno. De los nueve límites que existen, ya hemos rebosado cuatro.

La pérdida de biodiversidad (tasa de extinción), el cambio climático, el cambio en el uso de la tierra y la emisión de nitrógeno y fósforo son saldos para los que la humanidad ya no tiene más cupo. El problema, además, es que todos ellos implican una reacción en cadena. “Se pierde la biodiversidad y el mundo natural y los sistemas que sostienen la vida, tal como la conocemos hoy, colapsarán”, afirma en el informe Marco Lambertini, director general de WWF Internacional.

¡Un llamado de alerta!

Las cifras no son prometedoras; en general, nunca lo son. Pero, a pesar de que la humanidad lleva varios años jugando con estas líneas rojas, parece ser que cada vez son más las propuestas ambientales que se cuelan en las agendas de gobierno, tanto en el ámbito nacional como internacional.

De acuerdo con el informe, sí existe una ruta por seguir. Sobre todo si se piensa que, para el año 2020 –cuando la pérdida de vertebrados podría aumentar un 10 %–, muchos de los compromisos que los países firmaron en la COP21 podrían estar implementados. Y que sólo diez años después, en 2030, la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya debería ser una tarea cumplida.

Para llegar allá, entonces, habría que sacar adelante propuestas que están enredadas en infinitos debates desde hace mucho tiempo: reorientar los flujos financieros hacia proyectos de conservación, proponer matrices energéticas donde primen las renovables, expandir las áreas protegidas, combatir la deforestación y evitar la expansión de la frontera agrícola.

De otro modo, los límites planetarios seguirán rebosando.

Por María Mónica Monsalve S.

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