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“Es un día para celebrar”. Eso dijo Manuel Pulgar Vidal, ministro de Ambiente de Perú y presidente de la Cumbre de Cambio Climático que se lleva a cabo en Lima, al inaugurar la reunión en la que cinco países, entre ellos Colombia, entregaron oficialmente su “contabilidad” de bosques y su promesa de frenar la deforestación.
Junto a Ecuador, México, Indonesia, Malasia y Guyana, Colombia presentó por primera vez lo que se conoce como “nivel de referencia de emisiones forestales”. Esto no es otra cosa que un reporte que cuantifica la deforestación histórica y su proyección en el tiempo, así como una estimación de las emisiones de CO2 asociadas a dichos niveles de deforestación. Un inventario que servirá como línea base para demostrar resultados en la lucha contra la tala indiscriminada de cobertura forestal.
La deforestación es quizás la problemática ambiental más seria del país. Colombia pierde cada año cerca de 121.000 hectáreas. El 50% de las emisiones de carbono que genera el país corresponden a cambios en el uso del suelo, deforestación y tierras degradas.
Con este acuerdo, el gobierno colombiano se comprometió ante sus pares internacionales a alcanzar una tasa de cero deforestación en 2020. A cambio de ese esfuerzo, que debe poder ser verificado cada año por técnicos independientes, Noruega y Alemania prometieron desembolsar en Colombia US $65 millones durante los próximos cuatro años para apoyar los programas en las zonas de deforestación más vulnerables. Con cada uno de los otros países pioneros, se avanzó en un pacto similar.
Este era un paso necesario en el camino hacia un acuerdo climático que incluya la protección de los bosques. Dentro de las negociaciones que se adelantan para poner freno al calentamiento global, se tiene contemplada una estrategia conocida como REDD+. Se trata de un mecanismo financiero planteado desde 2007 que apunta a la reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal; además de la conservación, el manejo sostenible y el mejoramiento del stock de carbono de los bosques en los países en desarrollo.
Ante la demora en la implementación de REDD+, que sólo podrá hacerse efectivo tras la firma del acuerdo global, Alemania y Noruega decidieron adelantarse y ofrecieron a los países dispuestos a proteger sus bosques un pago si demuestran resultados verificables. Esta estrategia de pago ha sido bautizada Red Early Movers y en la medida que avancen las negociaciones climáticas tendrá que irse integrando dentro de ese acuerdo.
“Con la entrega de este nivel de referencia, reafirmamos nuestro compromiso de hacer nuestra parte en la lucha contra el cambio climático”, comentó Pablo Vieira Samper, viceministro de Ambiente de Colombia, al hacer el anuncio en Lima, al tiempo que explicó que en los últimos años el país ha hecho un gran esfuerzo para consolidar un robusto sistema de monitoreo de bosques y carbono para cumplir con la meta. Cinco años de trabajo intenso tomó la elaboración de este inventario.
El viceministro Vieira explicó que aún hay un gran trabajo por hacer. El dinero que recibirían de Alemania y Noruega apenas cubre una parte de lo que se necesita para evitar el avance de la frontera agrícola y ganadera en Amazonas. De acuerdo a los cálculos oficiales, son necesarios unos US$450 millones para llevar la tasa de deforestación a cero en la fecha propuesta.
Por esta razón, el país está buscando a través de otras estrategias atraer el interés de naciones desarrolladas que quieran contribuir a la protección de bosques. Una de esas, también presentada ayer en Perú, fue el “Desafío de Lima”. Una plataforma en la que países como Colombia prometen aumentar su ambición en protección de bosques en la medida que otros países aporten más fondos.
pcorrea@elespectador.com
@pcorrea78