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“Se exige un llamado nacional por el Pacífico colombiano”: Juliana Aguilar, oficial de Unicef

Las fuertes lluvias de esta semana provocaron el desbordamiento de tres ríos chocoanos. La experta dijo que hace falta voluntad política para que la agenda del país no se piense sólo desde lo urbano.

María Paulina Baena Jaramillo
22 de octubre de 2016 - 03:34 a. m.
Los ríos más caudalosos del Chocó, como el Atrato, Baudó y San Juan se desbordaron. / Cortesía.
Los ríos más caudalosos del Chocó, como el Atrato, Baudó y San Juan se desbordaron. / Cortesía.

Las intensas lluvias del pasado lunes 17 de octubre inundaron 17 de los 30 municipios que tiene el departamento del Chocó. La situación, que el jueves fue declarada como calamidad pública, fue provocada tras el desbordamiento de los ríos más caudalosos del Chocó, que son el San Juan, el Atrato y el Baudó. A la fecha, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNRG) reporta 76.225 personas afectadas, 12.713 familias damnificadas y 4 personas muertas, entre ellas una mujer y tres niños indígenas. El Espectador habló con Juliana Aguilar, oficial del Chocó de Unicef, quién hizo un fuerte llamado para que los colombianos donen por la página web y contribuyan en esta emergencia.

¿Cómo describe esta situación?

Como bastante delicada. La emergencia se da por la segunda ola invernal que vive el país que afectó notoriamente al Chocó y por otro lado están todos los temas sociales y económicos del departamento. La emergencia no es del momento actual, sino que tiene un antes, un durante y un después. Las personas que están en zonas rurales viven aledañas a los ríos y en terrenos muy bajos. Además, la minería y la tala de árboles hacen que el desbordamiento de ríos sea aún más grave.

Es un problema estructural.

Los distintos indicadores económicos del departamento triplican las cifras del nivel nacional. La emergencia y la ausencia estatal durante décadas hacen que la situación sea crítica.

¿Qué problemas se pueden agravar por esta emergencia??

En muchos municipios del Chocó no hay sistema de agua potable. Entonces con el desbordamiento de ríos, todos los tanques han sido afectados. Lo que viene va a ser mas delicado. Se van a empezar a generar residuos sólidos flotantes y se van a propagar los casos de enfermedades transmitidas por vectores, es decir, chikunguña y malaria, que se da en el Pacífico. La seguridad alimentaria también se va a afectar, porque todos los cultivos de las comunidades están inundados. Y el tema de educación es complicado porque los niños y adolescentes se ven forzados a suspender el servicio.

¿Cómo ha sido afectado el sector educativo, por ejemplo?

Se reportaron 58 sedes educativas afectadas, de las cuales 18 presentan servicios interrumpidos. Hablamos de más de 6.000 estudiantes afectados y pérdidas en materia de infraestructura, equipos de computo y viviendas de docentes y estudiantes.

¿Qué acciones están tomando desde Unicef?

Uno de nuestros objetivos es que el servicio educativo no se vea interrumpido. Para eso estamos estudiando la posibilidad de hacer aulas temporales, dar kits escolares y proveer moviliario deportivo.

¿Cuáles son los municipios más afectados?

Istmina, Medio San Juan, Condoto, Sipí, Nóvita y Alto Baudó.

¿Cuántas emergencias más serán necesarias para que se haga un cambio estructural en el Chocó?

No es necesario que se den mil emergencias para que el Gobierno Nacional ponga los ojos sobre el Chocó, porque en los últimos años, en el marco de esta coyuntura del proceso de paz, este gobierno lo ha incluido. Creo que se necesita una voluntad política real para transformar los problemas que atacan al Chocó que no han estado en la agenda de esa Colombia urbana.

A veces uno percibe que los problemas del Chocó son cíclicos...

Esta emergencia es muy interesante y desde Unicef hacemos la valoración para apoyarla articulándonos con otros actores, específicamente con el ICBF o con la Secretaría de Educación Departamental. Este momento deja ver la importancia que tiene hacer una análisis de la situación para valorar las causas de los problemas y cuellos de botella que no permiten que el Chocó tenga cambios de indicadores en necesidades básicas insatisfechas. Hoy se exige un llamado nacional para el posicionamiento del Pacífico colombiano y que se tomen medidas para que todo el país se vuelque a entender qué ocurre allí y quién puede liderar acciones que promuevan un cambio real.

¿Cuál es la tarea de todas las instituciones para hacerle frente a esta emergencia?

Mirar las causas a los problemas, cuál es la respuesta del estado y emprender acciones con entidades locales. Ojalá esto no sea un momento por la emergencia, sino que de verdad se hagan cosas por el departamento.

Por María Paulina Baena Jaramillo

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