“Se lo advertí” no es suficiente para evitar tragedias como la de Mocoa

Un tercio del país está en riesgo de vivir un fenómeno similar al de Putumayo. El 18,7 % del territorio nacional está bajo una amenaza alta o muy alta de presentar derrumbes. La región Andina es la más vulnerable.

Tatiana Pardo @Tatipardo2
09 de abril de 2017 - 02:30 a. m.
El desbordamiento de tres ríos borró del mapa seis barrios de Mocoa, Putumayo. / Gustavo Torrijos.
El desbordamiento de tres ríos borró del mapa seis barrios de Mocoa, Putumayo. / Gustavo Torrijos.
Foto: AFP - LUIS ROBAYO

Si algo nos enseñó lo sucedido en Putumayo, con el desbordamiento de tres ríos que borraron del mapa seis barrios de los 36 afectados en Mocoa, es que son varios los departamentos del país que están bajo algún tipo de amenaza geográfica y que podrían experimentar una tragedia similar a la del pasado fin de semana.

Sin embargo, evitarlas no es una tarea sencilla. Cada cuatro horas, durante los 365 días del año, hay una alerta nueva que cambia el foco de atención de un lugar a otro. A eso hay que sumar los efectos del cambio climático, la escasa voluntad política, la minería, la tala indiscriminada y demás actividades que transforman el uso de los suelos. Todo eso es un caldo de cultivo que hoy tiene en riesgo a un tercio de Colombia.

En mayo de 2015, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) publicó un informe muy completo sobre las zonas de Colombia más propensas a padecer derrumbes e inundaciones, un escenario que a su vez estaría relacionado con el exceso de ganadería, cultivos en zonas de alta pendiente y deforestación.

Según el mapa, el 18,7 % del país enfrenta una amenaza alta o muy alta de derrumbes o movimientos en masa, un porcentaje que abarca 21,3 millones de hectáreas distribuidas en 24 departamentos.

Los puntos más críticos están en la región Andina, lo que significa que Antioquia, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander y Tolima son los más susceptibles a un derrumbe, en gran parte porque 8,4 millones de hectáreas están sobreutilizadas y erosionadas por el exceso de ganadería y cultivos en zonas donde no hay vocación agropecuaria. No obstante, se insiste en transformar el suelo.

El departamento de la región con una situación más crítica es Caldas, que tiene el 54,4 % de su área afectada por la actividad agropecuaria no controlada, es decir, cerca de 404.000 hectáreas. Sin embargo, los que cuentan con mayor cantidad de hectáreas sobreutilizadas son Antioquia (2,1 millones), Santander (1,3 millones) y Tolima (1,07 millones).

“El llamado es para que empecemos a cuidar este recurso natural, cultivando en las zonas apropiadas, criando ganado en los terrenos aptos y de manera controlada, y conservando los terrenos con potencial ecosistémico”, dice el IGAC. “Si las tierras y suelos de Colombia estuvieran bien manejados, el grado de erosión (que afecta al 35 % del país) sería mucho menor, y por ende la amenaza alta-muy alta de los movimientos en masa sería inferior a la actual”.

En efecto, para nadie es un secreto que la erosión está estrechamente ligada a la generación de movimientos en masa y derrumbes, y a su vez es causada por la deforestación, que disminuye la protección contra el efecto de la lluvia. ¿El resultado? Un territorio mal utilizado incapaz de hacerles frente a los fenómenos climáticos extremos, que cada vez se hacen más intensos y recurrentes por el cambio climático.

Las inundaciones, otro problema

El mapa de susceptibilidad y amenaza de Colombia revela que el 2,5 % del país tiene suelos que podrían inundarse, los cuales abarcan un total de 2,9 millones de hectáreas. Los que más preocupan son los que están ubicados en las cuencas media y baja de los principales afluentes del país, especialmente en áreas localizadas en planicie, como la región Caribe y los valles interandinos de los ríos Cauca, Magdalena, Sinú, San Jorge y Bogotá, entre otros.

“La zona más vulnerable a las inundaciones es la Caribe, en especial por donde pasa el río Magdalena. De los siete departamentos que la conforman, sólo La Guajira no tiene suelos que se puedan inundar. Es decir que Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Magdalena y Sucre deben estar bajo el lente del país urgentemente”, explica el IGAC.

Si a eso sumamos otras cifras, el panorama se vuelve más desalentador. Tras lo sucedido en Mocoa, varios sectores han salido a decir que ya lo habían advertido, entre ellos la Universidad Nacional, que se sumó al debate y aseguró que hay otros 385 municipios que podrían sufrir lo mismo que Putumayo.

Villagarzón, San José del Fragua, Belén de los Andaquíes, Puerto Rico, Uribe, Lejanías, Guamal, Villavicencio, Medina, San Luis de Gaceno y Yopal serían los más críticos.

Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), entre 2006 y 2014 se reportaron 21.594 emergencias provocadas por eventos de origen natural, de las cuales 14.853 corresponden a eventos hidrometeorológicos. Las inundaciones son la primera causa de muerte: de los 12 millones de damnificados registrados en ese período, 9 millones se vieron afectados por este fenómeno.

La conclusión que deja el informe es la misma de la que viene advirtiendo el IGAC desde hace rato: la región Andina es la más amenazada. Antioquia, Cundinamarca, Caldas y Tolima tuvieron el mayor número de muertos: 1.267, de los 3.181 registrados en todo el país.

¿Y el cambio climático qué? ¿Un cuento chino?

“Desde que se llevó a cabo la primera conferencia internacional sobre cambio climático en 1995, 606.000 personas han perdido la vida y 4.100 millones de personas han resultado heridas, han perdido su hogar o han necesitado asistencia de emergencia a consecuencia de algún desastre meteorológico”, dice el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (Unisdr), que fue presentado en la COP21 de París para encender las alarmas en el tema.

El documento señala que entre 2005 y 2014 se registró un promedio de 335 desastres meteorológicos en el mundo, muchos relacionados con el cambio climático, lo que no significa que sea la única causa del aumento de inundaciones, tormentas, olas de calor y sequías.

Sin embargo, según explica la Sociedad Meteorológica de EE. UU., la ola de calor que azotó el norte y el centro de Argentina entre finales de 2013 e inicios de 2014; los inusuales tres huracanes que golpearon Hawái en 2014; las lluvias insólitas que registró Yakarta, capital de Indonesia, en enero de 2014, así como la sequía en África oriental y las asfixiantes olas de calor vividas en Australia y Asia, entre otros eventos, estarían fuertemente relacionadas con el cambio climático.

¿Colombia está preparada para esos fenómenos extremos? Al parecer no. Sobre la capacidad de adaptación al cambio climático en el país, la Procuraduría advierte que el 85 % de los municipios no tienen un sistema de alertas tempranas asociadas a amenazas naturales, el 82 % tiene población asentada en zonas de riesgo, el 63 % no ha actualizado el instrumento de ordenamiento territorial y apenas el 22 % tiene un funcionario en la Alcaldía que se dedica exclusivamente a estudiar los impactos del cambio climático.

“La adaptación a este fenómeno demanda prepararse para escenarios a corto y mediano plazo de lluvias y sequías más intensas, lo que incluye repensar el uso actual del territorio y privilegiar coberturas que amortiguan las consecuencias que estos extremos pueden tener sobre los sectores productivos y las vidas humanas. Esta es una tarea pendiente para el país”, remata la Procuraduría.

Mientras todo eso pasa, la tercera parte del país está en riesgo y los muertos en Mocoa siguen aumentando: la cifra ya está por encima de los 300. ¿Cuántas vidas piensa el país salvar? ¿Cuándo se va a empezar?

Por Tatiana Pardo @Tatipardo2

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